domingo, 15 de febrero de 2015

El Sanmartin de Martí


Dice la Canción de Alberto Cortez... "Cuando un amigo se va... Algo se muere en el alma". 
En este caso a mi amigo Martí Cors, se le reconoce por sus compañeros de oficina su labor durante estos últimos veintocinco años en la empresa.
No se va para nada, de ningún sitio, ¡Viva por muchos años! y todos nosotros que lo veamos, o por lo menos; ustedes que están tan lejos. Los que me leen a distancia y aquellos que me siguen de cerca, puedan leerlo en mis crónicas.






Permanece en su puesto como los robles en el campo y las encinas en los prados, sin envejecer nada, sin que el tiempo decore con sus surcos blondos y amables la piel de su cara. 
Está joven y además visto lo del viernes pasado con ganas de guerrear. Se le entregan una serie de presentes, que él emocionado, admite y agradece a todos los que se presentaron en la sala dispuesta por la empresa.

Encuentro a faltar algunos compañeros que su ausencia se hace notar por el ruido y la impronta ellos mismos acarean. No estaban. ¡Lo siento! Pregunté por ellos, unos de viaje, otros de comercio, otros no se acordaron y otros no fueron convocados.


Imagino que aquella máxima que siempre comento y que yo procuro llevar a cabo siempre que las condiciones lo permiten, se cumple por activa y por pasiva. 
No es otra que: Las amistades si se riegan siempre permanecen coleando, aunque las cambies de posición en tu agenda, aunque te veas de ciento a viento, si hay un recuerdo amable, honrado y respetuoso. Si te acuerdas aunque sea de vez en cuando y llamas por telefono, escribes unas letras, das un toque de atención. La amistad permanece viva.

Por ello, me dió mucha ilusión, que Marti, después de tanto tiempo, de no compartir espacio en la oficina, no ir de tanto en vez a comer juntos, no tomarnos esas cañas a la salida de la oficina, los viernes, con una frecuencia, no alocada. Se haya acordado de mi para que pudiera presenciar su vigesimo quinto aniversario en la empresa. Reconozco me agradó y como no podía ser menos, le compuse una poesía que le entregué con todo el respeto y el cariño que le tengo.

Reconociendo a Martí Cors,
ahora que en la empresa cumple tantos lustros como cinco.

Martí; han pasado los años

tantos que ya no retengo

alegrías en la oficina, ¡muchas!

Momentos buenos, inolvidables.

Por eso aquí los expreso, y recuerdo.





instantes que te agradezco,
 
por mucho tiempo que pase,

con frecuencia saboreo.

La amistad, ¡La nuestra queda!

Quedará intacta en el tiempo.




                          







Por eso hoy yo celebro

en este instante en directo,

la síntesis de tanto tiempo

cumplimentada en recuerdos,

de esas vivencias que nunca

morirán, porque siempre 

estuvieron 





                                 





Al finalizar el acto, un poco antes, quizás cuando finalizaba mi tiempo y quise recordar, me costó porque sin darme cuenta los ojos se entretelabn con cierto líquido procedente de alguna lágrima suelta que quería salir a pasear por mi mejilla y fue el momento de pensar para mis adentros en decir hasta luego y que Dios ponga fecha al proximo encuentro



 







¡Sí! Al marchar de esa celebración, cuando ya eran pasadas las tres de la tarde del viernes trece de febrero, he recordado una anecdota que vivi con él, con Martí, precisamente por estas fechas de un febrero cercano al dia de los enamorados de hace unos quince años. En la que le llevaba una rosa a su esposa y me dijo: Emilio, la he mantenido con agua todo el día. No quiero que se seque, es para mi Rosa.








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