domingo, 4 de mayo de 2014

Personajes ficticios



Se habían reunido aquellas personas en una de las salas del gran complejo. Presididos por la Fundadora del Imperio, Gertrudis María de la Encarnación, una resoluta mujer de carácter, la cual dirigía aquella agrupación con mano de hierro y enfoque equivocado. Tanto era así, que asustaba a los componentes de la susodicha cofradía por las salidas de tono y por las contrariedades que sufría a lo largo de su trayectoria. Los celos, la envidia, la falsedad y la invención.

Una de las personas de aquella reunión era la primera vez que asistía a esos encuentros con la nada y se le tenía que hacer el honor de presentación de ella misma y de los demás componentes, por lo que Gertrudis María, dio la palabra a la primera persona que permanecía acomodada  a su derecha y comenzó la tanda de exposiciones personales.


_ Me llamo Yasmina de Ricky, soy de Panamá y estoy haciendo las veces de secretaria de este club, aporto lo que puedo con la ilusión que algún día pueda gozar de las mismas realidades que los demás, puesto que aún no estoy reglada en este país, en el cual resido desde hace mas de cinco años. La Señora, me prometió que conseguiríamos la documentación necesaria para este objeto y poder ofrecerme un empleo digno, de lo cual estoy necesitada y esperándolo para abrazarlo en cuanto llegue. Solo espero, ese instante, mientras trabajo en los actos de esclavitud a los que me someten.

La mujer un poco afectada y mirando sobre la gran base de la mesa, le dio la venia al señor que tenia justo a la diestra. Este miró a un lado y a otro y con voz controlada y conteniendo la sonrisa comenzó a declarar.

_ Yo soy Jacinto Esteve, me encargo de los mercados turbios y emergentes,  de los viajes sin destino y de las transacciones ejecutivas de la sociedad, vengo de una empresa esotérica similar y desde hace un tiempo presto mis servicios a esta entidad.

Sin más ofreció una ojeada al caballero que debía proseguir en la presentación y miró a la institutora, con cara de guasa y elocuencia, esperando en ese breve espacio de tiempo, respiraran todos los allí presentes y nadie hiciera preguntas aclarativas, ni quisiesen saber la verdad, de todo lo que le pasaba por su mente.
Tomando las riendas del comentario el siguiente ponente, hinchó sus pulmones del aire semi contaminado de la sala y apuntó.

_ Buenas tardes, me llaman Francisco de los Godos y Girón, soy el encargado de lo urgente, de lo más candente, de hacer las fotos y acomodador de la sala de actos.
Lo hago por dedicación y como ofrecimiento a todos los efectos derivados de mi aportación a una causa decente, buena y sin parangón.

No miraba a nadie cuando expresaba su comentario, como si estuviera poseído, como si estuviera pasando cuentas con un ser superior, a la vez que, dada la cacofonía de su voz, los allí presentes escuchaban con el más completo gusto. Acabó su alocución dando el testigo de la palabra a Miguel Brotón de las Muelas, un caballero que parecía venia de otra época, que ocupaba su enjundia perimetral con una gracia subliminal, que solo lo demostraba y lo recibían aquellos que sabían ver y leer entre líneas y límites fronterizos. Este personaje, no iba a descubrir nada, en aquella misteriosa reunión se limitó a decir.


_  Me llaman Miguel y hago lo que me mandan_. Enmudeció. Se auto quitó el habla y miró con su vista cansada y graciosa, al que le precedía que estaba a la otra punta del armazón de la mesa.

Estupefacto, sin saber que decir, el orador que debía presentarse, impreciso y coartado, balbuceó cuatro frases mal descritas, con una sensación de frescor poco acostumbrado, viendo que todo era una veleidad, una chanza de la imprecisa realidad de aquel encuentro, un juego entre adultos descentrados y una tertulia poco reveladora dada las alturas de la circunstancia.
Aún y así, conteniendo el respeto por los presentes y el terror por lo que podía disolverse de aquellas presencias, se limitó a decir lo que le imponían.


_ Soy Eleuterio Morante Deslizado, generador de entuertos, desvolvedor de misticismos y ejecutor de piedades y arrebatos de la empresa. Hechicero de soluciones frívolas y consejero de todo lo intocable e invisible.

Muy serio, sin gratitud, con una lealtad firme, pasó la palabra a la persona que sentada y serena, con ganas de entender algo, no comprendía absolutamente nada y que además era la nueva.

La dama que por primera vez asistía a un encuentro en la fase cuatro de los terribles del encanto. Por el efecto de continuidad, habló aquella persona, no sin antes dudar y aclararse la voz para que le surgiera más dura y más pujante.

_ Hola a todos, me llaman María de los Ángeles Custodios del Consorcio Celestial, pero podéis llamarme Maruja, así es como me llaman todos los que me conocen.

Soy agregada profesional de una empresa de resoluciones infranqueables y conozco a la fundadora de este invento, desde hace muchos años, le he dado algunos consejos y bueno_, parpadeó las pestañas, al ver que a la señora Gertrudis María, no le hacía gracia el comentario, se excusó con un lenguaje corporal, que ambas usaban a la perfección_. Los consejos y cautelas nos las hemos intercambiado de vez en cuando, por la amistad que atesoramos y conservamos desde quien sabe los tiempos. O sea un peloteo descarado y un enchufismo fuera de la ley.
Estoy aquí puesto que tanto ha insistido Gertrudis, que me he dicho, ya es hora de hacerles una visita y si me gusta, saco partido, puedo presumir de mis detalles ¡me quedo!_. Aquella mujer siguió moralizando de una forma pertinaz y con poco brillo, sabiendo que a la presidenta de la mesa, no le agradaba, es más, le desconcertaba su aptitud y finalizó su cháchara diciendo_. Así es como pienso. Tú lo sabes, si me gusta, ¡me aprovecho!
Gracias por escucharme a todos, sois encantadores pero a la vez incomprensibles y medio maniáticos, pero así sois ¡qué le vamos a hacer!  Le pasó la terna con mucha delicadeza a la señorita tan atenta que está a mi derecha.

Las dos señoras que precedían a la nueva fueron tan rápidas en su presentación como las áureas celestes en su paso por el Cosmos, dijeron sus nombres, y sin más dejaron la plática del verbo para que la gran matrona, la gran fundadora hiciera de su capa un sayo y les regalara a todos los presentes con una de sus eficaces charlas, de sus engreídas jaculatorias y de sus perseverantes y consecuentes súplicas.

Estoy aquí, por suerte pero a la vez agradecida a los poderes mágicos. Sé que mi misión es la de casi reconciliar el mundo agrario, en la faceta de reconstrucción de aéreas para simientes y plantas aromáticas, tengo una orden venida desde donde ni imagináis que debo cumplir antes de marchar a otra fase y es mi sino.

Es difícil de explicar por ello, no os voy a decir nada, primero porque como siempre os mentiría. No sé hacerlo y segundo porque no me da la gana de aclararos todos los puntos hasta que el guión de la película que vamos a rodar esté más definido.

Vosotros seréis los actores y actrices y ya veis el papel que más o menos os ha tocado interpretar. Pronto conoceréis la fecha de los ensayos y pruebas, los exteriores serán realizados en esta ciudad. El caché es el de siempre. ¡Suerte y mucha mierda!



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