Se habían reunido aquellas
personas en una de las salas del gran complejo. Presididos por la Fundadora del
Imperio, Gertrudis María de la Encarnación, una resoluta mujer de carácter, la
cual dirigía aquella agrupación con mano de hierro y enfoque equivocado. Tanto
era así, que asustaba a los componentes de la susodicha cofradía por las
salidas de tono y por las contrariedades que sufría a lo largo de su
trayectoria. Los celos, la envidia, la falsedad y la invención.
Una de las personas de
aquella reunión era la primera vez que asistía a esos encuentros con la nada y
se le tenía que hacer el honor de presentación de ella misma y de los demás componentes,
por lo que Gertrudis María, dio la palabra a la primera persona que permanecía
acomodada a su derecha y comenzó la
tanda de exposiciones personales.
_ Me llamo Yasmina de Ricky,
soy de Panamá y estoy haciendo las veces de secretaria de este club, aporto lo
que puedo con la ilusión que algún día pueda gozar de las mismas realidades que
los demás, puesto que aún no estoy reglada en este país, en el cual resido
desde hace mas de cinco años. La Señora, me prometió que conseguiríamos la
documentación necesaria para este objeto y poder ofrecerme un empleo digno, de
lo cual estoy necesitada y esperándolo para abrazarlo en cuanto llegue. Solo
espero, ese instante, mientras trabajo en los actos de esclavitud a los que me
someten.
La mujer un poco
afectada y mirando sobre la gran base de la mesa, le dio la venia al señor que
tenia justo a la diestra. Este miró a un lado y a otro y con voz controlada y
conteniendo la sonrisa comenzó a declarar.
_ Yo soy Jacinto Esteve,
me encargo de los mercados turbios y emergentes, de los viajes sin destino y de las transacciones
ejecutivas de la sociedad, vengo de una empresa esotérica similar y desde hace
un tiempo presto mis servicios a esta entidad.
Sin más ofreció una
ojeada al caballero que debía proseguir en la presentación y miró a la institutora,
con cara de guasa y elocuencia, esperando en ese breve espacio de tiempo, respiraran
todos los allí presentes y nadie hiciera preguntas aclarativas, ni quisiesen saber
la verdad, de todo lo que le pasaba por su mente.
Tomando las riendas del
comentario el siguiente ponente, hinchó sus pulmones del aire semi contaminado
de la sala y apuntó.
_ Buenas tardes, me
llaman Francisco de los Godos y Girón, soy el encargado de lo urgente, de lo más
candente, de hacer las fotos y acomodador de la sala de actos.
Lo hago por dedicación y
como ofrecimiento a todos los efectos derivados de mi aportación a una causa
decente, buena y sin parangón.
No miraba a nadie cuando
expresaba su comentario, como si estuviera poseído, como si estuviera pasando
cuentas con un ser superior, a la vez que, dada la cacofonía de su voz, los allí
presentes escuchaban con el más completo gusto. Acabó su alocución dando el
testigo de la palabra a Miguel Brotón de las Muelas, un caballero que parecía
venia de otra época, que ocupaba su enjundia perimetral con una gracia
subliminal, que solo lo demostraba y lo recibían aquellos que sabían ver y leer
entre líneas y límites fronterizos. Este personaje, no iba a descubrir nada, en
aquella misteriosa reunión se limitó a decir.
_ Me llaman Miguel y hago lo que me mandan_. Enmudeció.
Se auto quitó el habla y miró con su vista cansada y graciosa, al que le precedía
que estaba a la otra punta del armazón de la mesa.
Estupefacto, sin saber
que decir, el orador que debía presentarse, impreciso y coartado, balbuceó
cuatro frases mal descritas, con una sensación de frescor poco acostumbrado,
viendo que todo era una veleidad, una chanza de la imprecisa realidad de aquel
encuentro, un juego entre adultos descentrados y una tertulia poco reveladora
dada las alturas de la circunstancia.
Aún y así, conteniendo
el respeto por los presentes y el terror por lo que podía disolverse de
aquellas presencias, se limitó a decir lo que le imponían.
_ Soy Eleuterio Morante
Deslizado, generador de entuertos, desvolvedor de misticismos y ejecutor de
piedades y arrebatos de la empresa. Hechicero de soluciones frívolas y
consejero de todo lo intocable e invisible.
Muy serio, sin gratitud,
con una lealtad firme, pasó la palabra a la persona que sentada y serena, con
ganas de entender algo, no comprendía absolutamente nada y que además era la
nueva.
La dama que por primera
vez asistía a un encuentro en la fase cuatro de los terribles del encanto. Por
el efecto de continuidad, habló aquella persona, no sin antes dudar y aclararse
la voz para que le surgiera más dura y más pujante.
_ Hola a todos, me
llaman María de los Ángeles Custodios del Consorcio Celestial, pero podéis
llamarme Maruja, así es como me llaman todos los que me conocen.
Soy agregada profesional
de una empresa de resoluciones infranqueables y conozco a la fundadora de este
invento, desde hace muchos años, le he dado algunos consejos y bueno_, parpadeó
las pestañas, al ver que a la señora Gertrudis María, no le hacía gracia el
comentario, se excusó con un lenguaje corporal, que ambas usaban a la perfección_.
Los consejos y cautelas nos las hemos intercambiado de vez en cuando, por la
amistad que atesoramos y conservamos desde quien sabe los tiempos. O sea un
peloteo descarado y un enchufismo fuera de la ley.
Estoy aquí puesto que
tanto ha insistido Gertrudis, que me he dicho, ya es hora de hacerles una
visita y si me gusta, saco partido, puedo presumir de mis detalles ¡me quedo!_.
Aquella mujer siguió moralizando de una forma pertinaz y con poco brillo,
sabiendo que a la presidenta de la mesa, no le agradaba, es más, le
desconcertaba su aptitud y finalizó su cháchara diciendo_. Así es como pienso.
Tú lo sabes, si me gusta, ¡me aprovecho!
Gracias por escucharme a
todos, sois encantadores pero a la vez incomprensibles y medio maniáticos, pero
así sois ¡qué le vamos a hacer! Le pasó
la terna con mucha delicadeza a la señorita tan atenta que está a mi derecha.
Las dos señoras que precedían
a la nueva fueron tan rápidas en su presentación como las áureas celestes en su
paso por el Cosmos, dijeron sus nombres, y sin más dejaron la plática del verbo
para que la gran matrona, la gran fundadora hiciera de su capa un sayo y les
regalara a todos los presentes con una de sus eficaces charlas, de sus engreídas
jaculatorias y de sus perseverantes y consecuentes súplicas.
Estoy aquí, por suerte
pero a la vez agradecida a los poderes mágicos. Sé que mi misión es la de casi reconciliar
el mundo agrario, en la faceta de reconstrucción de aéreas para simientes y
plantas aromáticas, tengo una orden venida desde donde ni imagináis que debo
cumplir antes de marchar a otra fase y es mi sino.
Es difícil de explicar
por ello, no os voy a decir nada, primero porque como siempre os mentiría. No sé
hacerlo y segundo porque no me da la gana de aclararos todos los puntos hasta
que el guión de la película que vamos a rodar esté más definido.
Vosotros seréis los
actores y actrices y ya veis el papel que más o menos os ha tocado interpretar.
Pronto conoceréis la fecha de los ensayos y pruebas, los exteriores serán realizados
en esta ciudad. El caché es el de siempre. ¡Suerte y mucha mierda!
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