Viene del capítulo Anterior…….
Solo pudieron aguantar sin pasar por la vicaría dos años,
de viajes de licencias, de festejos varios, de excentricidades todas, de
encuentros en la quinta dimensión, de noches largas unidas con días de lujuria,
hartos de disfrutar, regocijo a la carta y de abundancias múltiples.
Jorge comenzó a viajar de nuevo, a pilotar desde su
profesión sin la presencia de Lupe, detalle que a ella no convencía por el gran
peligro que se cernía en torno a Jorge, pero pronto ella convenció a sus padres
en transitar con él, no fuera que intimara con alguna de las azafatas, que le
fueran a arrebatar aquella perla salida de una casualidad y que ella no estaba dispuesta
a perder sin nada a cambio. No le costó demasiado con la ayuda de la señora “Toya”
madre de Guadalupe, que sabía de todos esos capítulos, ya que ella era
especialista en artificios.
Metió en razón a los padres y a los suegros con sus
maquinaciones y en lugar de preparar boda, como los tiempos eran otros, pudo conseguir
el permiso que deseaba y no fue más que el de llevársela como pasajera adjunta,
en los trayectos largos, en los
transoceánicos, los que duraban más de una semana, por lo que ella aún y sin
pasar por el contrato del casorio, disfrutó como supo y pudo de todas las
diversiones sexuales que le brindaba su posición de señorita distinguida.
Jorge, poseía un departamento completamente amueblado en
la parte alta del distrito federal, donde la jet set del momento se ubicaba,
con un completo servicio incorporado, cocinera y ayudantes para todo, un
confort a prueba de ricos, y un status no fácil de conseguir en personas del
montón. Su vida se había complicado, de forma comprensible, la ligereza que
poseía antes de comprometerse con Guadalupe, ya no era la misma. Ahora debía
pasar retreta y dar explicaciones a cada momento de lo que hacía, de los que
tenía previsto e incluso a veces de lo que pensaba.
Guadalupe era una muchacha absorbente, miedosa e indecisa,
que le gustaba el control de la situación, especialmente con su novio, ya que
ella veía que podía peligrar su relación, dadas las cualidades de Jorge y de lo
que son capaces ciertas féminas, con tal de hacerse con el amor prohibido,
venido de alguna compañera, amiga o conocida, siempre que interesase por
cartera, lujo, apariencias y posición.
Tanto es así que el piloto, comenzó a echar de menos su
libertad y a sus amigos de siempre. A pesar de tener que llevar una vida
decorosa por la responsabilidad de la profesión ejercida, por la navegación aérea y los rigurosos controles
a los que se veían sometidos. Poniendo freno a la diversión exagerada.
Aquellas fiestas celebradas en el departamento de Avenida
Miguel Hidalgo, con la esquina de calle
del Rosario, se acababan por necesidad de protocolo y cuando las cosas comenzaban
a complicarse, se tomaron medidas ajustando a modo las posiciones de aquella
pareja, que ya necesitaban estar haciendo una vida en completa conjunción. Se organizaron
desde la celebración del matrimonio, siendo el domicilio usado por ellos tras
el casorio.
Se enlazaron y aquello fue un potorro de boda, llegados de
todas las partes del mundo, más de quinientos comensales, un atropello para la
normalidad de las costumbres establecidas, dos obispos celebraron la misa, un
sinfín de alegría un gasto desmesurado una bacanal abierta desde el Distrito
Federal al resto de los pueblos. Las revistas del corazón dieron buena cuenta
de la fecha y aprovecharon esa noticia para divulgarla a medio planeta
Aquel Mercedes Cabrio del año 1973, recién estrenado por
Jorge, regalo de sus padres, que le daba ese empuje por las avenidas del centro
federal, que era la envidia de todo aquel que le veía manejar. Dejó de circular
del mismo modo, ahora, acompañado de la señora esposa Guadalupe, ya no parecía
tan extraordinario para las niñas solteras.
Un estado de bienestar boyante florecía en la ciudad y
daba como factores el producto del resultado del amor entre Lupe y Jorge.
Hacía unos meses que cuando viajaban a las ciudades
europeas, él como piloto y comandante de una de las líneas aéreas Lufthansa, y
ella como acompañante, ya cónyuge del navegante, cada uno tenía su propia vida.
En uno de los viajes a Londres, mientras Jorge atendía
asuntos profesionales y otros emocionales que le ocupaban bastante tiempo,
Guadalupe encontró a Elías un antiguo compañero del grupeto de amigos de
juventud. Aquellos que se lo pasaban en grande en aquellas memorables tardeadas
cerca del Bosque de Chapultepec.
Elías residía en la capital del Reino Unido, por haber
sido fichado por un equipo puntero de la Premier League. El Tottenham, de los
equipos londinenses el más sereno y austero. Su novia lo esperaba en México con
resignación, desde hacía dos temporadas, esperando volviera a por ella para
casarse, con lo que no vivía con él en la ciudad del Támesis.
Sin saber cómo ni el modo, Elías metió a Lupe en su cama,
comenzando una historia de amor. Dejando embarazada a Guadalupe, siendo un
secreto que ninguno de los dos, aclararon ni siquiera dijeron a sus más íntimos.
Al mismo tiempo, Jorge departía con Giselle una negrita francesa
muy guapa que conocía y se apasionaba en la cama con ella desde el comienzo de
sus vuelos regulares entre México y Londres, ya hacía más de cinco años.
Relación que no estaba dispuesto a abandonar. Ni tampoco a divulgar con nadie,
era una aventura nueva cada vez, era un amor en la ciudad, apasionado pero
silencioso y disimulado.
Al llegar a la capital de España, en otra de las rutas de los
viajes usuales estipulados por la empresa, disfrutaban cada uno a su modo.
Trayectos que parecían de diseño para ellos, por la mentira y por el engaño
entre ambos.
Llegaron a Madrid donde ni siquiera se miraban a los ojos,
ni se dirigían palabra, pasando cada cual a disfrutar del modo que tenían
previsto a sus conveniencias. Desplegando sus vidas no declaradas. Inspirando
coca y consumiendo todo lo que se podían meter en su cuerpo.
Jorge de una relación venida de tiempo atrás iba al Paseo
de la Castellana a ver a su hijo, y a la madre de este, a los que mantenía
desde siempre. Javier de tres años adoraba a su papá, que veía de Pascuas a
Ramos y que jamás olvidaba, ya que el cariño era mutuo y cada vez que recalaba
en Madrid le traía su regalo y asumía los gastos que le pasaba a Paloma su
madre, con la que se acostaba cada vez que le apetecía.
Guadalupe en Madrid, lo tenía más fácil se entendía con
Didac, un tipo nacido en Barcelona que conoció en el Museo del Prado y que le
daba caña brava. Este restaurador de Bellas Artes, cuando se enteraba que Lupe
llegaba a Madrid, viajaba desde la Ciudad Condal al Hotel Chamartín en la
capital de España y pasaban unos días de amor y sexo.
Pasaron cinco años más sin sentir. Cuando el amor
verdadero no existe, cuando la atracción deja de ser potente, de tener tirada,
las relaciones se entristecen y mutan. Los sentimientos se aflojan, los deseos
quedan inactivos. En el último quinquenio les había sucedido todo lo
desagradable. Ella había parido tres veces, dos niños y una hembra.
El mayor hijo del futbolista y Guadalupe. Garrett, jamás supo
de su padre verdadero, de sus triunfos en el futbol europeo, y dentro de la
selección mexicana. Ella siempre ocultó
esos detalles haciéndolo pasar como hijo legítimo entre ella y Jorge. Garret
Von Riegel constaba en sus documentos.
El segundo hijo fue de Jorge su marido, y la niña, ni lo
sabía a ciencia cierta, de tantos amores y camas diferentes que había
disfrutado la señora de Von Riegel.
Sin saber
desempeñar el papel de madre y de esposa, ahora se hacía pasar por abogada de
un prestigioso gabinete mexicano, para atraer a algún desorientado y ser
captado por sus redes amatorias.
Jorge, había participado en más juergas y había recalado
en la calle del vicio, saliendo y entrado de ella, tantas veces como le
parecía, dejando en el olvido sus obligaciones y trabajo. No supo ser un buen
padre, ni buen profesional y mucho menos buen compañero para Lupe.
Divorciados y con vidas separadas, sin contacto vivan. Se
llamaban de tanto en vez por teléfono, para aclarar alguno de los detalles de
los hijos, siendo cada vez más distanciada esta necesidad.
Guadalupe estaba en una nube virtual, con un nuevo amor
cibernético, al que le hizo creer que defendía a los desafortunados sin amparo
en casos de ley, asesinatos, malos tratos, todo relacionado con la
jurisprudencia. Ocultándole la verdad, de sus hijos y la suya propia.
Jorge sin cognición, despedido de la empresa Lufthansa,
dado de baja del sindicato de pilotos comerciales, en plena crisis depresiva y
recogido por sus hermanos y familiares en San
Sebastián de Bernal, junto a la famosa peña Bernal, el
tercer monolito más aparatoso y grande del mundo, cosiendo ropas en una
tricotosa.
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