La economía no daba
para más y tuvo que buscarse los garbanzos en un tiempo donde la crisis también
azotaba, aquel tipo tenía un sueldecito que no llegaba para afrontar el gasto
de su familia y poder llegar a final de mes sin penurias y sacrificios. Por lo
que en vez de quejarse de su suerte, buscaba la forma de poder paliar ese déficit
que le impedía, tener un nivel de vida un poco más amplio, donde sus hijos pudiesen
tomar clases de inglés y de vez en cuando, llevar a su mujer al cine, regalarle
una flor sin quitarlo de la economía doméstica.
Aquel día, recortó
los anuncios que le podían interesar, que conectando con su perfil y en sus
gustos le llamaron más la atención y envió los requisitos y solicitudes, además
de hacer las llamadas telefónicas pertinentes, a las direcciones que ofertaban
esas vacantes de empleo, dejando su currículum vitae a expensas de que alguno
de aquellos empresarios, o especialistas en la gestión de la ocupación,
descubriera en él, una posibilidad de encaje dentro de cualquiera de aquellas
empresas.
Habían pasado tres semanas,
desde que Germán, había gestionado aquella tramitación en busca de una
ocupación extra, cuando regresando a su casa se detuvo en el buzón y recogió el
correo recién llegado, dónde reconoció que una de las cartas, era de una de las
empresas a las que él, había escrito solicitando función. La carta escueta,
indicaba que había sido seleccionado para en principio una entrevista, y si
pasaba los imperativos que la empresa requería, podría participar en los cursos
de la propia firma, donde se capacitaría por medio de unas técnicas de
especialidad súper modernas en ventas. Fecha y hora de la entrevista y la
denominación y nombre de la sociedad.
Aquella tarde, el autobús
le dejó frente a la Sede Social de la: Solidaria de Seguros A la Bartola. P.T, organización
federal de seguros para la vida y la muerte, donde le esperaban en veinte
minutos un empleado de recursos humanos, para pasar la entrevista. Puntualidad
extrema, cuando se abrió la puerta de aquel despacho de la planta novena, donde
una docena y media de candidatos esperaban ser entrevistados por el equipo de
la firma. Una señorita muy segura, alta, sobre unos zapatos de aguja de unos
cuantos centímetros, y una blusa diáfana, que en la espalda llevaba bordado un slogan
muy llameante que decía: soy La Bartola, puedes tumbarte, les saludó dándoles la
bienvenida y haciendo gala de su profesionalidad, les indicó a los aspirantes, por
la puerta de oficina que serían atendidos cada cual y acto seguido, llamó a los
seis primeros, dándoles vía libre al reservado, en los que Germán, estaba
nominado.
_ Pase, por favor; y
tome acomodo. ¿Usted es Germán Patiño? __, pronunció el entrevistador, haciéndole
gesto para que se acomodara en una de las dos butacas que tenía frente a su
mesa. Mientras le observaba, desde los pies a la cabeza, con la seguridad de no
perderse ningún detalle y de forma descarada y brutal.
_ ¡Sí! Ese es mi
nombre. Gracias por atenderme__. Contestó Germán, sin ningún tipo de cortapisas
ni timideces, sentándose en la butaca y mirando al gestor a los ojos.
_ Me llamo Wilfredo,
soy uno más del equipo de contratación de la casa y lo voy a someter a un
pequeño interrogatorio, si me lo permite. El cuestionario consta de diez
preguntas, pero cada manager, tiene su forma de trabajar, yo prefiero que usted
hable y yo iré entresacando conclusiones. Así también veo, si usted tiene don
de palabra, personalidad, modos, timbre de voz, dedicación y empatía, agrado
por el trabajo, pulcritud en su forma de vida, sensación de esfuerzo, cariño
por sus ideales, poco absentismo, credibilidad personal, salud y energía, control de crisis, sabiduría e intelecto, éxito en sus convicciones, amor al prójimo,
control del dolor, valor y arrojo. Ya sabe… esas cosas que son tan necesarias
para la venta__, y prosiguió sin detenerse con la iniciación ¿Tiene usted ocupación actual?
_ Así es, tengo trabajo
fijo. Soy contable en una empresa de electrodomésticos. El motivo por el que
vengo, es para ganar en calidad de vida__, comenzó con su relato Germán, sin
dejar de mirar a los ojos al Coach, a la vez que éste, estaba totalmente
concentrado en lo que manifestaba__. Explico: necesito tener un sueldo extra,
para no ir tan apretados en la economía familiar. Ya sabe, los sueldos ahora no
son boyantes y para los ascensos es época inviable, dado como está la economía
en general. Tengo tiempo libre por las tardes y creo que en lugar de quejarme
de la situación y pasando al movimiento, pues igual encuentro ocupación parcial
y a la vez que soluciono el cometido principal de mi necesidad, que es contar
con otros ingresos; pues amplío conocimientos, que nunca vienen mal. En esto pensaba, y vi su anuncio en la prensa
local, solicitando personal para ventas, pensé en que igual, si llegábamos a un
acuerdo, podría trabajar con ustedes.
_ No le voy a hacer
perder más tiempo, Germán, creo que encaja dentro de la silueta de los
vendedores que buscamos y le llamaremos, para que haga los cursos pertinentes,
antes de comenzar dentro de La Bartola P.T. Como usted conoce, somos una
empresa de seguros y reaseguros, nuestro principal producto el seguro de la vida humana, y nos dedicamos a
asegurar a las personas, con toda la gama de productos al uso, haciendo Planes
de Jubilación, Compromisos a plazo fijo, seguros de accidente, y el clásico
seguro de Vida, en previsión de la muerte. ¿Tiene alguna pregunta qué hacer?
_ ¡Sí! Necesito alguna
explicación sobre la empresa__, incorporándose algo, de la butaca, donde se
hallaba cómodamente sentado, preguntó Germán__, en principio que significan las
siglas P.T, dentro de la denominación de la razón social.
_ Las siglas de P.T,
significan Puedes Tumbarte, el nombre de la empresa al completo es: A la
Bartola Puedes Tumbarte, lo que significa, que todo queda en nuestras manos, el
cliente asegurado, no se ha de preocupar por nada. Despreocúpate, es el segundo
lema. Pueden nuestros clientes, confiar en la profesionalidad de la sociedad,
sin desasosiegos, ni menoscabos. Por motivos comerciales y ya desde los
principios se registró como: La Bartola, P.T, por ser un nombre muy popular y
mercantilista, que adjetiva nuestro papel en la sociedad__. Contestó Wilfredo
convencido y ensimismado.
_ Entonces que clase
de ¿remuneraciones tiene el agente empleado a tiempo parcial?, ¿Qué es lo que
gana, a cuánto ascienden las comisiones de venta? He leído mientras esperaba
entrar en este reservado que: los cursos de capacitación van a cargo del
alumno, que los pertrechos y gastos de material, asimismo han de incluirse a
cargo del aspirante al puesto, que los permisos para colegiarse dentro del Gremio
de Seguros, son a cargo del interesado y que si la venta de la póliza es
retornada por el motivo que sea, la comisión es restada al agente de sus haberes
y por último para poder representar a la empresa, todos los seguros particulares,
de hogar, de defunción, del automóvil, en una palabra, cualquier convenio del
agente con aseguradoras, han de estar fijados en la Bartola.
¿Qué clase de jornal, le queda al vendedor y conque
comisión puede contar al final del mes, para llevar a su casa?
_ El agente una vez
preparado con nuestros cursos__, anunció Wilfredo, con una risita en su cara__,
si convence, se motiva y trabaja, si vende, si mete en cintura y cierra pólizas,
en las visitas domiciliarias, si firma contratos, si hace clientes, si les fuerza
a crear necesidad, Si cierra negocio y subyuga, sometiendo, avasallando,
dominando al cliente en la importancia del seguro. Si vende Bartola, en previsión
a sus accidentes laborales. Si persuade en que compren y se despreocupen, si
inclina la balanza a su interés y vende nuestros valores de la empresa líder Bartola
y lo hace perdurable por lo menos en dos años.
¡Gana el dos por
ciento de lo que venda! Además del
reconocimiento de la propia empresa, y los beneficios del sector.
_ Pues muchas gracias
por su atención y ofrecimiento__, contravino, levantándose de la butaca, y
alargando la mano para estrecharla con la de Wilfredo, despidiéndose enérgicamente__.
Esta noche hablaré con mi esposa, a ver si todos los gastos, los esfuerzos, los
pagos, las deudas, la hipoteca, los colegios, la cesta de la compra y los seguros, deja de
preocuparnos ¡Los echamos a la bartola! Y,
nos tumbamos con ella.
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