Aquel vaticinio lo había
despertado violento en la madrugada, no quiso dar crédito a la fantasía que
durante toda la noche le inquietó el sueño, era un presentimiento; sería un día
complicado y bastante intenso, agitado por la agria
pesadilla imaginó que el destino le tendía una trampa.
_ ¿Puedes subir al despacho? _ Le llamaba desde el exterior
su capataz, con una prisa no acostumbrada.
_ ¡Que pasa ahora! _ Respondió con energía y dejó una pregunta en el
aire_ ¿Otra devolución? … Subo en cuanto pueda, ten paciencia.
El jefe no hace más que apretar, cuanto más dinero gana, más exige,
o es que derrochan más de lo que pueden y aprovechan para enjuagar conflictos y
crisis inexistentes a costa de los que arrimamos el hombro. _ Pensaba mientras
ultimaba aquella postrera gestión.
Ascendió aquellas escaleras
metálicas y abrió la puerta de la garita dónde estaba su patrón. No le permitió sentarse, ni siquiera le miró a
los ojos, un escrito y una discusión de cinco minutos le pusieron de patitas en
la calle, aduciendo bajo rendimiento, ventas en descenso y falta de entusiasmo
por el trabajo.
Bajó por los empinados peldaños y al final de la rampa se
encontraba de bruces con lo real, secó
sus lágrimas con desdén y sintió la brutalidad del comienzo de su declive. Un zumbido
le retumbaba, le abrasaba, …estaba desempleado.
Tesitura nueva, algo imprevisto que jamás sospechara. A pesar de conocer la situación de la
economía en general, que las empresas no
van boyantes, jamás pensó en formar
parte de esa legión de personas faltas de ocupación que en ocasiones sin rumbo,
por exceso de edad, por falta de esa pizca de suerte que a veces te ignora, recalan
en puertos aún más dolorosos y comienzan a sumar infortunios de tipo diverso.
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Tampoco había pasado
demasiado tiempo desde que lo despidieron, pero la subvención y el subsidio se
había acabado, el caudal monetario que entraba en su entorno familiar era
mínimo. Aquella hipoteca que se hizo cuando
todo era abundancia con tanta ilusión y con excelentes facilidades para la
compra del piso y ampliada sin medida y sin control para la adquisición de un mejor coche, era un
estilete fino, un veneno frío y lento que acabó con las mejores ilusiones y
dejaba rencores manifiestos. La posibilidad de encontrar nueva ocupación, ¡La que fuese! Para volver a mantener siquiera los gastos
mínimos inevitables, se hacía urgente.
La relación en el seno familiar se disparó
desabrochando un cúmulo de despropósitos, despilfarrando insultos y sin
razones, desquebrajándose la convivencia por completo, fricciones llegadas por
la escasez, las deudas y los imponderables que vinieran de antaño y esa crisis
adelantó la velocidad del fin de la armonía. El desamor por falta de sosiego, por
la carencia de complicidad y por los despechos entre la pareja había hecho acto
de presencia, tras haber estado adormecido esperando una excusa que justificase
el disparo de salida.
Todos aquellos hechos
incidían en las criaturas que son las que peor parte llevan dentro de un
desconcierto por la insolvencia de la cordura, de un trato escaso y
despreciable, moneda de cambio, para las diferencias de la pareja, mercancía inestimable
para reproches y agravios, con un único fin: hacerse daño.
_ ¡Papá! …Me ha dicho
mamá que ya no te quiere, que no la tratas con cariño. _ Le decía su hijo mayor
con lágrimas en los ojos.
Una tarde soleada la policía
lo trasladaba detenido, vinieron a buscarlo a su propia casa, pendía sobre él una acusación de malos tratos y un parte de
lesiones presentado por la esposa al juez de guardia. El mero hecho de una acusación semejante hace
que el encausado quede confinado siendo, verídico o fingido.
Tras cuarenta y tantas horas de reserva de la libertad,
la jueza lo liberó sin encausamiento, por falsedad en los cargos de la imputación.
Sobreseído, por falta de pruebas, falsedad en parte de lesiones y ausencia de maltratos
físicos.
Al regresar a casa, su
familia le había abandonado. Como antes lo hizo su propio trabajo y su estrella
para sobreponerse de una situación crítica.
Circunspecto, infeliz y sin querer entender la conspiración que
había tejido su destino, se encontró con el aislamiento más desgarrador, la soledad,
el miedo, el olvido tras una realidad que comenzó en una crisis mundana.
2 comentarios:
Muy bueno este link que me mandas hoy. Y por desgracia muy real y de actualidad. Es positivo que quienes escribimos ahora dejemos narradas estas narracines que serán los datos históricos de una época y de unas políticas injustas y equivocadas que han metido a la humanidad en este callejón sin salida en elque estamos. Un saludo. José.
No cabe dudas, que este relato LLEGA en todas sus formas y formulismo a la CONCIENCIA del lector.
Cosa dificil de conseguir, recibe mi felicitación
José María Martinez "El bala"
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