Aire del mar
trae buenas nuevas,
sudores y brisa,
que extasía y revela.
Luna marina,
como resurges,
de entre las nubes
renaces, sincera.
Subes del suelo,
¡Trepa con ella!
el cielo magenta,
dará cuenta. ¡Espera!
Aires de envidia
anhelos, rencores,
yo asiento y acepto
tantas aversiones.
Perezoso viento del sur
siempre en sorpresa,
hoy sopla flojo
mañana acrecienta.
Parte la vida
en dos cenefas,
humedad la primera.
la segunda espesa
Sopla sin rumbo
silba minerva,
tú dando tumbos,
suelta reservas.
Ventolera de los miedos
vendaval de las ansias,
tifón de mis angustias,
genios y templanzas.
Voz en la alborada,
aurora bella y clara
primeras luces
de la madrugada.
Venda que no cubre,
la herida morada.
Faja no sostiene,
la
frente alargada,
velo disimula,
cicatriz de mi estampa.
Engaña si cabe,
corriente violenta.
Ordinario panorama,
donde se guarda clemencia.
Llegó de los frutos
de rachas de ausencia.
Aire profundo
del mar que envenena,
venas de sangre azulada,
licor de reserva.
Guárdalos con vestigios
de negra tormenta.
Viento huracán
mueve las velas,
lléveme pronto
frente a Mariela.
Viento mohíno
truca la senda,
no me desvíes
de mi conciencia.
Viento insondable,
hazme llegar
tus duermevelas,
que yo las tenga
por Nochebuena.
Viento que arrastras
mi pena negra,
soy marinero
soy bocanegra,
soy un truhan,
casi un poeta.
Viento soñado
acércame a ella,
no dejes nunca
que se duerma y muera.
Sería un suplicio
mientras viviera.
Mañana volverá mi vieja noche,
hoy estamos en tu noche buena
deja que ruja esbelta,
esa incansable tremenda.
Escúchalo si puedes
entre el viento que ondea,
mi gemido sordo
mudo gimotea.
Bébete las palabras,
procura estar dispuesta.
Óyelo marina,
inmerso en arena espesa.
Remólcame a la orilla,
mitiga mis penas.
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