miércoles, 11 de agosto de 2010

El corazón se guarda en un cofre, dibujado en Valderrobres



La vida de vacaciones parece que va más lenta, dejamos de darle gas a lo que creemos necesario y vital, reducimos la prisa inmediata por el despacio para saborear el dulzor de un tiempo ralentizado y sofocante. Aflojamos los corchetes de la personalidad y damos cabida al humor fácil de paseos bajo el sol, escondiendo tras las gafas graduadas esa silente preocupación que posponemos indefectiblemente. Truncamos la seriedad por el sosiego, la cara dibuja una incipiente sonrisa que induce a la duda sobre si lo disfrutamos o lo padecemos, en la respuesta del lenguaje corporal está el designio de lo veraz y auténtico, la mirada busca la senda del brillo reluciente de una felicidad manifiesta que con trazos solemnes nos regale la calma y nos reboce de una dicha infinita. Volvemos una y otra vez sobre nuestros propios pasos, y saboreamos ese detalle que reparamos y que nos sorprende como si fuese desconocido, ajeno a nuestra memoria. La plaza está ahí, anónima esperando certifiques su belleza con ese tributo enmudecido que rompa los silencios más inarmónicos de tu propio estruendo. Cuantas vivencias, sucesos, penas del alma, alegrías del cuerpo, inundaciones felices que estremecen de pleno, nostalgias pretéritas que no las agita el viento, se quedaron grabadas dentro de mis recuerdos . Si las piedras hablaran con lenguaje manifiesto, desnudarían verdades dejandolas al soplo de un aire fresco. Desentrañando mentiras para otorgarles un crédito.
La vida sigue y más parece sentirse en verano, cuando relajados y amplios paseamos disfrutando de la clemencia del buen tiempo, que nada nos distraiga que nadie nos abrume, que este mes es corto y que no se nos esfume.
Precioso lugar donde me encuentro, feliz y contento por sus gentes y por mi aposento, disfruto del paisaje de sus platos, sus calles y sus festejos, que como buen degustante saboreo.
Declaro y manifiesto que a este pueblo quiero y como hombre sincero, a las cosas por su nombre y como nombre llevo, forjado en mi deseo tu nombre fiero, que cualquier pueblo es precioso como este el primero y para más detalle publico y refiero que: el corazón en un cofre al pueblo de Valderrobres

1 comentarios:

Sonia Ferras dijo...

Valderrobres es como una musa,a la que no tan solo se quiere sino que se ama. Al igual que al agua del Matarranya, que es para la gente de la comarca y para nuestra tierra como la sangre que nos alimenta, sin la cual no podriamos vivir. Auqnue, si yo pudiera hablar de amor, hablaria de los puertos, de sus arboles y sus rocas, las que nos intrigan al atardecer con su color rojizo, al querer embatusarnos con pasion.
Si yo pudiera hablar... si tan solo pudiera encontrar las palabras para explicar el gozo que me embriaga al recordar el sonido de las jotas y las gaitas, al oler el aroma del tomillo y romero, al tocar con la punta del pie el agua fresca del parrisal, al tocar con mis manos la tierra del mas, y al saborear un melocoton recien recogido... si tan solo pudiera explicar... y es no son tan solo los puertos y Valderrobres mis raices, sino el lugar que nunca deje, porque es alli donde mi corazon todavia sigue...

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