Jamás en carnaval, yo me disfrazo,
no es necesario en mí, el antifaz.
Tengo la suerte, del ser contumaz
al no disimular, con otro trazo.
Voy disfrazado siempre, y bajo el brazo,
llevo careta de hombre pertinaz.
Así, llegado el día del disfraz
voy servido al no ser, el del puntazo.
Los difíciles, vamos siempre dados,
no es forzoso ser más feo que nadie,
ni disimular a los afectados.
En esas, no pretendo que alguien medie,
con mi espanto y grotescos revelados.
A fin de cuentas, el guapo, que envidie.
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