sábado, 21 de agosto de 2021

Fonda Angeleta, en recuerdo.


Buen provecho amigos, desde la Fonda Angeleta, ahora gobernada por Georgina, una amable y delicada gobernanta y persona generosa, que además de seguir con la calidad de los platos presentados de siempre. Nos regala con una cordialidad y esmero, sobresaliente. Decía el caminante, en los albores del comienzo de la Antigua Fonda de Albesa, corramos que al llegar al cruce de Valderrobres y Fuentespalda y Monroyo, pararemos nuestra obligación para comer y poder continuar adelante con los carruajes y el transporte. Hay muchas historias vertidas sobre la famosa Fonda y todas ellas simpáticas. Yo la conocí allá por el año 1992, cuando al gobierno del restaurante estaba el amigo Salvador y un par de ayudantes y en la cocina su esposa, después la llevó con rigor nuestra amiga Carmen, que la mantuvo varios años más. Hasta que un buen día la administró a las mil maravillas la amiga Lola, con un estupendo cocinero y la ayuda de Asún Monfort, que fueron la delicia de los hambrientos comensales que solíamos visitarla con la frecuencia que nos permitían los espacios de tiempo y espacio. A parte de la gran popularidad que goza, y de los tantos y tantos servicios como dispone al público a diario, dedicados a la gran afluencia de clientes y comensales. Retomando la historia de mi recuerdo en cuanto a la Fonda descrita diré, que en el año de las Olimpiadas de 1992, pasé como tantas veces hicía por Valderrobres, por ese gusto que me daba estar entre sus lindes y porque, me atraía con una fuerza innata hacia sus calles, como si yo mismo en otra vida hubiese vivido entre los locales. Con el efecto del sentido de conocer parte de sus recovecos, sin que nadie me dijera, o informara de lo que hubo en otro tiempo muy pasado. Sin embargo dentro de mi persona se daba como si yo conociera aquel sector, algunas de las personas que existían o en alguno de sus casos de sus descendientes. Era cosa de magia o de parapsicología, que se daba cada vez que iniciaba un paso ya bien, por el río, como por la carretera dirección a la Portellada, o Alcañiz. Personas con las que hablaba, y me preguntaban de donde venía, daba la impresión que de un momento a otro le iba a preguntar. ¿No me conoces?, No sabes quien soy, de dónde vengo. Te has olvidado de mi. Porque yo tenía la impresión que el tono de aquella voz, la conocía, sabía de que familia era, del Mas de dónde procedía. La alegría que me albergaba era de las que se pueden calificar de - < pronóstico reservado> - Fueron pasando los años desde aquel año 1992, dónde en la Barcelona industrial y creciente, se celebraban las Olimpiadas, y el desarrollo de la vida nos había de llevar por distantes y distintos derroteros, que también ayudaron a cruzar por la vida, que a cada uno de nosotros nos ha tocado vivir.  He llegado a necesitar esta tierra para respirar y envejecer, a respetar a sus gentes, algunos como en todos los lugares del mundo, especiales, como ellos solos. Otros que de entrada con su sonrisa pagaban y te ofrecían nada y a la vez todo. El mundo, y sus consecuencias iban cumpliendo años y todos nosotros de la mano, gastando todas nuestras experiencias, tan expectantes, tan allegadas, y tan nuestras. Homenaje quiero ofrecer a los Valderrobrenses, y amigos que con su concurso me ayudaron a comprender algo mejor  mi cometido dentro de esta sociedad, a la que pertenezco.








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