De nuevo cierran sin más, el circuito,
y no es broma. Rebrota la avalancha.
El miedo es tan real, qué impera en la cancha,
y si buscamos culpa, no es fortuito.
La gente, olvida pronto el manuscrito,
y deja de cumplir como revancha.
Ignora consecuencias, con manga ancha.
Creyendo que este virus a proscrito.
Ahí van las consecuencias y las prisas.
Nadie intentó cumplir, con advertencias.
El peligro pasó, cortando risas.
No cambiaremos nunca, son inercias,
nos contagiamos con las propias brisas
y meándonos sin pis, ¡Vamos a Urgencias!
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