domingo, 25 de marzo de 2018

Marilyn sigue siendo una Estrella

Allá por el año 2016, hice unos comentarios sobre Marilyn diciendo que era una estrella que brillaba con su propio foco y hoy tras haber pasado unos años y haber salido nuevas y estupendas actrices, he de convenir que la ""Marilyn"" fue la precursora de muchos y buenos momentos del celuloide.

Me encanta el cine, de todo tipo, las historias contadas, los dilemas que surgen, las controversias que se suscitan y sobre todo lo que me apasiona es valorar el trabajo de los actores y actrices. Han de ser creíbles, sinceros, actores.

Profesionales los hay de campeonato, ¡de verdad buenos y logrados!, como si les estuviera pasado a ellos mismos en su propia vida real.
Podría enumerar a cientos, de ellos, ¡muchísimos!, pero salvarse y llegar a la altura de figura. No llegan todos.
Con ello no estoy diciendo que sean pocos los que son Actorazos, o artistazas.
Sin embargo, no todos, cumplen con esa nombradía, con ese "Don".

Es parecido a los escritores—sin ser igual—, ¿A ellos no se les ve ningún plumero? ¡ Claro que se les ve y se les nota! 

A los buenos autores de la pluma se les admira por esas novelas fáciles de leer y auténticas, que dejan huella y hacen que de una manera virtual, vivas toda la historia desde el inicio de su lectura.

Esa clase de auténticos protagonistas ejemplares, que dejan el sentimiento en el papel, para que lo recojan los demás. 
Los que sabemos apreciar estas virtudes. Esas que nos hacen la vida más estupenda por habernos transportado a vivir, mientras leíamos; una vida, que no teníamos pensamiento vivir de ningún modo.

Imbuirnos con tal astucia, y hacernos creer, que nosotros somos los protagonistas, al haber tomado partido por alguno de los personajes que ellos nos describen, o porque la realidad que están leyendo, se parece demasiado a sus propias vivencias, que parece estén explicando nuestra propia vida.

Si éste autor o autora—que las hay fenomenales—. No nos hubieran robado el éxtasis y nos hubieran hacho pasar esos momentos de felicidad mientras leíamos su historia.
Hubiésemos dicho algo así como—: Es flojo, no es creíble.
A pesar incluso de todo ello; lo leemos, lo devoramos y nos da pena, cuando compras un libro de un autor renombrado, con fama mundial, que le promocionan la novela por activa y por pasiva, en televisión, o en prensa —con un rebombo que te cagas— y al final de su lectura, se te queda la cara de pasmo, porque no te ha acabado de agradar lo que ellos pretendían llegara hasta tus tuétanos.

Porque carece de la calidad que esperabas al adquirirlo, porque te das cuenta que no tiene aquella fuerza motora, que te rompe los esquemas y a la vez te hace disfrutar.

Porque incluso hay que pensar que no lo han escrito ellos.






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