jueves, 9 de febrero de 2017

Viento batiente

























Cual viento huracanado desgarra,
me quiebra el alma, sin hacerla añicos.

Tropieza conmigo, como individuo
Acobarda, confunde, incendia,
aparte de mi cabello escaso,
que ¡Sí!  arrebata, lo alborota y
como le da la gana, desgreña

Aire juncoso que a mis entrañas confiesa
tan falso como mis bravatas. Tan necias.
Las deja claras, sin penitencia.
Ventea mi cara sufrida cual banderín
enarbolado y firme mantiene.

Aferrado a mi peldaño, dando la frente,
resisto quizás a mi muerte vencida,
con un desaire rabioso, preñado de
dolencia irreal.


Topando mis ojos con un viento nuevo
cierra mis parpados y mis miedos

Dureza del huracán, hurtando mi alma,
cuando fui que la solté apática,
sin pretender mecerla ni acunarla.
Ahora muy grave el presagio aparece,
mezclado con la borrasca mortecina de pecado.

El tifón me expulsa y daña
sus rachas no me apetecen.
Soporto sus bocanadas atrevidas
sorteando sus ráfagas de pecado hirientes.
Son las que ofrezco irritando, impertinente.

Mi camisa desabrocha,
como lo hace el reflejo,
mostrando mi pecho
con dos gargantas míseras,
tan secas como el afluente
del infierno.

















1 comentarios:

Unknown dijo...

Esto es como leer a Espronceda o algo así. Vi un verso de sintaxis errática con un que. Saludos.

Publicar un comentario