jueves, 14 de marzo de 2013

La servilleta del bar



 

Aprovecho esta servilleta,
tan limpia higienizada,
que admite expresión firmada,
escribo y declaro, ¡lo intento!
Una ausencia suspirada
 

Blanca, impoluta, lechosa,
inerte y floja espera.
Del dispensador habilitado,
que sobre la mesa de la fonda,
aguarda. ¡Frotar el mentón y la boca!
 

Demora y espera a contener,
 versos de amargura inocua.
Provocando a mancillar
su tela áspera y escribir en ella,
estrofas que la violan.
 

Quizás no refleje mi gesto,
aquello que siempre pretendo.
Aunque no sea su momento,
y no es más que bagaje dentro,
o ganas de poder agradar.
 

Con el carácter que dicen tengo,
difícil de gobernar.
Con tanto principio necio,
que no puedo controlar.
Van a poder conmigo,
las ganas de pronunciar. 
 

Ahora voy a emborronar
una servilleta de tela,
que sirve para limpiar
mis dedos y mis labios
en caso de necesitar.
 

Presento una cara al viento
que fácil pueden abofetear,
más no tengo temple  ¡Siento!
y por sentir, estremecimiento.
Ese apreciar ¡Es real!
 

Que poca lucha pretendo,
solo en conciencia quedar yerto.
Dejándome por ti llevar,
sin levantar más polémica
quisiera quedar en paz.
 

No me juzguéis tan deprisa
antes, intenta mirar hacia atrás.
Toma más tiempo a las prisas,
a lo mejor, puedes entenderme
¡Igual te queda olvidar!
 

Más sencillo es que la culpa
se reparta entre los demás
igual quien otorga es el que habla
tu que escuchas, pensarás
¡Calla!  Pronto. ¡Miedo me das!
 

Lloraría muchas veces,
junto a ti, en soledad.
Prefiero hacerlo, a escondidas,
no se enteren los demás.
Los errores, no se arreglan
ya no se pueden cambiar.
 

No te atormentes, no debes
déjalo todo como está.
Prefiero me tachen de infame
aunque no se ajuste a verdad,
seguiré escribiendo en servilletas
y luego aprenderé a recitar.

 

 

 

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