Aprovecho
esta servilleta,
tan
limpia higienizada,
que
admite expresión firmada,
escribo
y declaro, ¡lo intento!
Una
ausencia suspirada
Blanca,
impoluta, lechosa,
inerte
y floja espera.
Del
dispensador habilitado,
que
sobre la mesa de la fonda,
aguarda.
¡Frotar el mentón y la boca!
Demora
y espera a contener,
versos de amargura inocua.
Provocando
a mancillar
su
tela áspera y escribir en ella,
estrofas
que la violan.
Quizás
no refleje mi gesto,
aquello
que siempre pretendo.
Aunque
no sea su momento,
y
no es más que bagaje dentro,
o
ganas de poder agradar.
Con
el carácter que dicen tengo,
difícil
de gobernar.
Con
tanto principio necio,
que
no puedo controlar.
Van
a poder conmigo,
las
ganas de pronunciar.
Ahora
voy a emborronar
una
servilleta de tela,
que
sirve para limpiar
mis
dedos y mis labios
en
caso de necesitar.
Presento
una cara al viento
que
fácil pueden abofetear,
más
no tengo temple ¡Siento!
y
por sentir, estremecimiento.
Ese
apreciar ¡Es real!
Que
poca lucha pretendo,
solo
en conciencia quedar yerto.
Dejándome
por ti llevar,
sin
levantar más polémica
quisiera
quedar en paz.
No
me juzguéis tan deprisa
antes,
intenta mirar hacia atrás.
Toma
más tiempo a las prisas,
a
lo mejor, puedes entenderme
¡Igual
te queda olvidar!
Más
sencillo es que la culpa
se
reparta entre los demás
igual
quien otorga es el que habla
tu
que escuchas, pensarás
¡Calla! Pronto. ¡Miedo me das!
Lloraría
muchas veces,
junto
a ti, en soledad.
Prefiero
hacerlo, a escondidas,
no
se enteren los demás.
Los
errores, no se arreglan
ya
no se pueden cambiar.
No
te atormentes, no debes
déjalo
todo como está.
Prefiero
me tachen de infame
aunque
no se ajuste a verdad,
seguiré
escribiendo en servilletas
y
luego aprenderé a recitar.
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