martes, 19 de marzo de 2013

Caducidad del cuerpo



Miras y veo en tus ojos
incredulidad en lo que adviertes
¡Como caduca el cuerpo!
El paso del tiempo ¡poco divierte!

 

Un día amanece igual,
con las mismas ilusiones.
Las carencias ya comienzan,
¿Son solo aprensiones?

 

Tengo tanto que decir,
expresarlo llano pretendo.
Lo mismo,  me falta tiempo,
¡Eso es!  Lo que a veces, ¡pienso!

 

Recuerdos todos.
Siguen vigentes los de antaño.
Prudente los mostraré.
No sea;  me haga daño.

 

¡Ay de la memoria tardía!
La que procuras precisa.
Juega con lagunas yertas,
cuando reverdecer podría.

 

Aunque la retentiva mía,
a veces fracase y falle.
Las angustias no se olvidan.
Forjan que la boca calle.

 

Observo, tu fijeza y piensas…
Aun me falta, todavía queda.
Cuando menos imagines,
estarás en la veterana acera.

 

Cuando era primavera,
años verdes florecían.
La cosecha no suspende.
En mi espejo lo veía.

 

Ya no valen medias tintas
ni sordas palabras finas
al reloj no le detienen
las prisas, ni la calma finita.

 

Un día amanece igual,
existe algo diferente.
Las carencias ya se cobran,
¿Será factura pendiente?

 

Leo y percibo en tus ojos,
la realidad sola sugiere.
¡Como se arrugó el pleno!
Sin divertirme ¡Inclemente!

 

 

 

 

 

 

 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

COMO SIEMPRE PERFECTO!!!. NIKITTA.

Gloria Fandos dijo...

Que precioso poema, en quimérica lucha, contra el tiempo...

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