Viene del Capitulo Anterior
Eudaldo
Manrique, el figura que ponía en solfa esa nueva gestión informática, es un
joven ingeniero de Ciudad Real, hijo de gentes sencillas dedicadas a la
elaboración de quesos manchegos, poseía una especie de don, un coeficiente
mental superior a lo que nos tienen acostumbrados los más sobresalientes, muy
por encima de la media. No llegaba al 228 de Marilyn Vos Savant, pero quedaba
bastante cercano a la record guiness de los coeficientes. Realizó sus estudios
en un tiempo record, dada las aptitudes y la facilidad que se le daban los
condicionantes del aprendizaje donde fuera o llegase. Le venía esa gracia desde
los días de sus inicios. Inteligencia, intuición y persuasión se juntaban en
aquel muchacho, que ganaba día a día ingenios inverosímiles que ponía en
práctica siempre al servicio de los semejantes, fuera de luchas internas ni
mandangas.
To
be continued.... Continuará
Comienza el Capítulo 2
En su ciudad de nacimiento, fue
descubierto por don Blas el farmacéutico del barrio, que le vio aptitudes sobresalientes
desde muy jovencito, y lo puso en contacto con su hermano, dedicado este, en la
capital a la caza y al descubrimiento de los talentos emergentes, para una
empresa americana, que los reclutaba con muchas ventajas. Con estudios pagados
y becas importantes para más tarde poder engrosarlos en sus filas internacionales.
Situando a su vez a la familia del talento, de forma que no necesitasen
absolutamente nada y pudieran vivir sin más problemas que el despertar
tranquilos cada mañana. Todo a cuenta de lo que le pudieran sacar a Eudaldo,
que habiendo sido enrolado por la Makinword Electric, amortizaría con creces
todos esos dispendios entregados a su familia a cambio de utilizar al genio en
cualquiera de las virtudes y sobresalías. A cuenta de lo que pensaban compensar
en cuanto acabase sus estudios.
Le habían proporcionado
instalarse en las dependencias exclusivas de esa importantísima firma americana
que apostaba por sus cerebros en Silicon Valley, donde hay una ciencia infusa
por metro cuadrado superior a otro lugar en el mundo.
Eudaldo además de ser un instruido,
era un joven bastante inadaptado por y precisamente sus dotes intrínsecas, por
su código intelectual. Se mostraba a menudo a disgusto por ver que las diversas
situaciones podían resolverse de otro modo, menos circunstanciales, y tan poco
prácticas, por ello gastaba unas formas bastante agrias y a menudo mostraba su
falta de tacto y de paciencia. Había vivido prácticamente toda su infancia y
juventud alejado de sus padres y familia, en colegios Mayores en Institutos, Universidades,
siempre con estudios de nivel y con una responsabilidad excesiva para la edad
que tenía. Era lo que su propia estima le pedía, cuantos más conocimientos adquiría
mas compromiso adeudaba para sí mismo.
De su vida sentimental
tampoco podía presumir. Desconocía la dicha, la ilusión y alegrías, ya que en
amores fue poco afortunado. Nadie se le había acercado, ni preocupado por darle
ese apego que necesitan los niños en su edad temprana. Sus mentores le habían
llevado siempre entre algodones, sin embargo, para el desarrollo de la
aplicación que estaba programando, necesitaba algo más que logaritmos, matemáticas
y física, se veía obligado a tener algo de mundología y la forma más práctica
que la incubara, sería abrirlo al mundo de las realidades. Contando siempre,
con que las aptitudes del muchacho eran tan superlativas y tan adaptadas, a
sacar partido y aprender de todo, que no debería ser problema, ni merma en
retrasos ni en puestas a punto dificultosas del proyecto.
En un momento conveniente y
con los plácemes de la jungla de psicólogos de la empresa Makinword, fueron a presentarle
a Ingrid.
Una joven doctorada como
Eudaldo, pero con unos matices y valores de los cuales él carecía y tenía que
adaptar cuanto antes a su programa de definición y mejora. Para ensamblaje del
software entre los sentimientos humanos y los condicionantes binarios de las recetas
de los diversos lenguajes de codificación usados.
Ingrid; un bellezón nicaragüense,
hija de un alemán y una nativa de Managua, que había cursado en los Estados
Unidos, estudios superiores. Una hermosura extraordinaria, de una delicadeza natural,
que sin fingir en sus modos, hacía convincentes todos cuantos dilemas pudiesen
presentársele, todo ello añadido a los valores propios, de una joven que espera
de la vida todo aquello que de bueno le deparase y pudiera aprovechar.
Licenciada en Ciencias
Exactas, y Filología, había descubierto que su verdadera pasión era la
hostelería y había montado un restaurante muy chic y de postín en Palo Alto. De
modo que compaginaba su trabajo como jefe departamental en una empresa de semi
conductores, para procesos tecnológicos. Con esa debilidad de las sartenes y
las cacerolas.
Alta, morena, simpática y
sensual, atraía al prójimo entre muchas cosas, por su voz, tonos provenientes
de su propia naturaleza, hacían fueren sonidos y modulaciones preciosas, no
superfluas. Sin parecer tonillos inadecuados que seducían al escuchante.
Sumados a su presencia personal ejercían ese poder atrayente y poderoso de la
caña y el anzuelo: atracción total.
Eudaldo la conoció en principio,
presentada por los servicios de “Bienestar Social” de Makinword Electric, para
entrevistarla él mismo y saber si de entrada eran afines en los gustos más
primordiales, si se atraían a primera vista. Pudiera dar su opinión para mejora
de ese aplicativo a punto de entrar en función, afinando posibles situaciones
derivadas de las reacciones humanas, tan comunes como pueden ser el gusto, el
entusiasmo, los diversos colores de la vida, los matices de las relaciones
intimistas, las colisiones en escenarios de excitación cumbre, la atracción
sexual inmediata, la sensibilidad de las caricias ópticas, la seducción visual
de sus cuerpos, el propio análisis de un beso de conciencia, la afinidad entre
paridades, el encanto de una turbación y la propia sugestión provocada por el
encanto de una mujer.
Incluyendo algunas salidas a
cenar para que pudiera deleitarse de ese perfume tan irrefutable y sensual que
se rociaba para gustar aún más y ser más encantadora. Su lápiz de labios
irradiaba y conquistaba, sus pestañas en su aleteo de polilla amarraban los
deseos dejándolos a la intemperie. Su piel entre clara e indoeuropea, amarillaban
los colores primarios. Cabello largo, negro, limpio caían por sus espaldas,
como aquella manga de lujuria que excita a las fieras, haciéndose
vertiginosamente deseada. Parecía hecha por encargo a una deidad cósmica
precisamente en aquel valle llamado del silicio.
El día que se conocieron
Ingrid y Eudaldo, todo estaba exactamente preparado, estudiado y analizado, por
la Jefa de la Fundación del Bienestar. Lo diseñaron como si fuese uno de esos propósitos,
en los que se ha pensado hasta en los
mínimos imponderables, estudiando y analizando el cálculo de posibilidades que
tendrían en su mutua atracción. Teniendo en cuenta y tabulando los perfiles
naturales y personales de ambos, gustos, criterios y necesidades fisiológicas
aparentes. Aún y así el encuentro fue tan especial y bonito para ambos, que
pronto equidistaron sus desunes y aficiones, saboreando de sus gustos y coincidencias.
Eran afines y diseñados para atraerse. De hecho nació una devoción nada
espiritual. Estaba ese ardor muy cercano a una alerta física controlada. Sin
preámbulos ni ambages, entrando muy a prisa en asuntos personales, los cuales
iban a facilitar mucho el sentido de esa aplicación informática para relaciones
intimistas que por mediación de los teléfonos móviles, sería explotada en el
mundo entero.
Silicon Valley, referido al
Valle de Santa Clara a ambos lados de la bahía de San Francisco, en la costa
oeste de Estados Unidos. en el Norte de California. Zona relacionada con la
industria especializada, afectada íntimamente con empresas reconocidas y de
mucho prestigio, donde se incentiva a los estudiantes egresados a quedarse e instalarse
allí. Con grandes ventajas y proveyéndoles de capital para que desarrollen sus
estudios, ingenios y proyectos punteros
de tecnología de vanguardia. Cinturón donde las ideas son dinero y valores en
alza. El lugar con más gente creativa por centímetro cuadrado, con sus cabezas
amuebladas para generar esmeros, proyectos, estudios, negocios, inventos y
rarezas del globo.
En Silicon Valley, a la
juventud y al conocimiento, se les premia con que esas ansias, salgan provistas
de un protocolo y se puedan aprovechar para generar empleo, industria y avance
tecnológico.
Sin dejar que esas ideas o
intuiciones agonicen o queden sin satisfacer por debilidad, miedo o vagancia.
Efectos que tienen todo el apoyo necesario para que culminen en éxito, mientras
en otros lugares mueren sobre los mostradores de las cantinas, mojadas con el
olor de la cerveza, explicadas por sus mentores en sus clásicas borracheras
sabatinas.
_ Puedo llamarte Eu,
¿Verdad? dijo con gracia Ingrid, repasando el dibujo de sus facciones_. ¿Qué
esperas de mí? Volvió a interrogar haciendo un alto rapidísimo en su pregunta y
tras analizar su gesto no verbal, se apresuró_. Tan importante es ese proyecto
que todo Silicon Valley ¿habla?
_ De ti, que podría esperar,
que no llegue con la normalidad y la evidencia_. Pronunció Eudaldo, mirándole
los ojos_, y sin detenerse contestó a la pregunta completa_. Es una aplicación
muy importante, para la empresa que me patrocina y por supuesto, para este que
habla. Para mí_, siguió diciendo_. El éxito y la comodidad, el dinero, el lujo,
el lanzamiento de mi aportación al mundo.
_ Y yo que pinto en ¿todo
este meneo? _. Preguntó la joven, preocupada al ver la cara de jerarquía que le
dejó la respuesta a Eudaldo, posicionándose más cómoda en su butaca,
entreabriendo un algo sus piernas para provocar que Eudaldo se perdiera por
entre aquellos vericuetos perfectos.
_ Dicen que las emociones
terrenales, han de llegar de los satélites y en ello estamos, recogiendo el sentido
a lo que no se nos puede escapar_. Matizó el joven acariciándole la mano a
Ingrid y mirando nervioso e impreciso aquella estampa tan concreta.
_ Entonces la mercenaria de todo
esto, soy yo ¿Verdad?_. Dijo Ingrid, malhumorada_. Solo hemos sido presentados para que tú
apliques en tu labor, esas reacciones y conocimiento que os faltan, que son de
vital importancia en el desarrollo del fin. Lo que no veo claro es porque
habéis pensado en mí, ¿Algún motivo habrá? _. Volvió a interrogar Ingrid
_ En principio, porque tú
eres la persona con las cualidades más cercanas a lo que buscamos, belleza,
talento, impronta y sobre todo ese sentido común que tanta falta hace a nuestra
tarea, que le hemos puesto por nombre YSYP_. Confesó Eudaldo
_ Dime de qué trata YSYP,
porque si he de ayudar al ensamblaje de los comandos y el proyecto en sí, estoy
en el derecho de conocer cuáles son las contraindicaciones que pueden
provocarme a mí como persona. No quisiera salir dañada de todo esto, tan solo
por el capricho de una empresa, que me pone a su abasto por unos cientos de
miles de dólares_. Argumentó con gracia Ingrid.
_ Verás, no te voy a engañar
ni a confundir, es más, quisiera pudieras ayudarme de verdad, por mi parte he
de reconocer que no tengo mundología, no he tenido trato con las gentes, ni
siquiera con las personas de mi familia y me falta mucho de social, de saber
entender los deseos humanos, de conocer las estrategias del alma, de razonar
conmigo mismo en dilemas existenciales, de inspirarme en el amor, si es que
existiera, disfrutar de la vida y llegar al final proponiendo una utilidad al
abasto de las gentes. Con todas esas ventajas que se han diseñado y que las
puedan disfrutar las masas, si conectan con YSYP_. Concluyó el razonamiento
Eudaldo.
_ No me has contestado a la
pregunta, has divagado por ende los entresijos del enigmático YSYP, haciendo
una declaración de voluntades, pero no me has aclarado nada, de lo que quiero
saber. Por tanto ruego seas más explícito y me satisfagas_. Dejando una sonrisa
y mostrando su blanca dentadura, nacarada, quedo a la espera de la aclaración
solicitada.
_ Bien, te pondré al
corriente a grandes rasgos, para que lo conozcas, de los detallitos y de las pequeñeces,
las irás comprendiendo a medida que se vayan sucediendo los hechos, algunos son
tan corrientes y conocidos que no tendrás ni siquiera necesidad de preguntarlo,
tú misma podrás comprender por lo fácil que es_. Sonrió Eudaldo, para proseguir
sin el más mínimo retraso, ya que Ingrid, se encontraba, sentada cómodamente,
frente al joven ingeniero, regalándole esas vistas preciosas, del acantilado redondeado
y fértil de sus muslos y de sus intrigas_. YSYP, es un proceso, el cual facilita a las personas, se
encuentren, se conozcan, contacten entre ellos, sin mediar más que la
tecnología de los sentimientos por intervención de los satélites y su propio
teléfono. Granjeando la seguridad y el éxito entre sus relaciones y la
aceptación de los deseos inmediatos sin terciar palabra. O sea, para ponerte un
ejemplo; valga este instante, tú y yo. Que estoy mirando tu postura y a la vez
que explico, miro tus piernas y aunque te hayas percatado, no sabes cuál es el
deseo que acompaña a mi propósito, ni el que circula por mi cerebro. Esa
pregunta o deseo implícito en mí, es el que te revelaría el móvil, ya que es una
opción de esta aplicación.
Así como a mí, me hubiesen
llegado a mi terminal, todas las emociones que estás sintiendo y sufriendo
mientras me escuchas y me miras. Como por ejemplo, tus críticas, si te parezco
encantador, si me encuentras vanidoso, si tu postura sentada enseñándome gran
parte de tus piernas, lo haces con alguna causa, o por el mero hecho de que te
encuentre bella y sexy. Qué clase de paciencia tienes, como disimulas ante las
dificultades, si trataras de hacer creer una cosa por otra. En fin, esos son
los grandes rasgos que te decía para que lo pudieras aceptar desde un buen
principio_. Acabó la larga respuesta a la incógnita de Ingrid.
_ Entonces, para ser
sincera, me estáis usando como conejillo de indias, como lazarillo de botica,
como ratoncillo de laboratorio. Lo cual me hace imaginar, que me habéis tratado
o confundido por una fresca de la zona, por una ramera vulgar y desabrida, que por
unos dólares asquerosos, vais a repasar todas mis neuronas y vais a saber de
mí, más que yo misma.
_ No es eso Ingrid, tu eres
una mujer preparada, culta y con un pasado, que la vida además de tenerla
solucionada, te sonríe, te aplaude, que puedes darte como privilegiada ante
otras muchas mujeres de tu edad, que no han conseguido lo que tú, en tan poco
tiempo. Puedes elegir, lo que desees porque tu estatus te lo permite, puedes
expresar con palabras y con lenguaje no verbal, aquello que quieras, sin el más
mínimo inciso. Posees un cuerpo que enseñoreas con elegancia, tienes grandes
dotes de persona comprensiva, exigente, femenina, extravagante a veces, sincera
y además empresaria influyente en la ciudad de los semi conductores. ¿Dónde
podemos dirigirnos a buscar otra candidata que cumpla con todos los requisitos?
Es verdad, que el departamento de Bienestar Social, tiene una docena de
elegidas, pero a mí personalmente me encantaría comenzar contigo.
_ Habré de fiarme de ti, ya
que no llevo conectado encima el YSYP, en mi móvil y no sabré de momento a
ciencia cierta, si me estás engañando o es la pura verdad lo que expresan tus
labios_. Dijo la señorita, más calmada y dando señales de que iba a aceptar el
reto desde ese mismo instante.
_ No lo llevarás conectado en
tu Smartphone Androide hasta que todo esté a punto, por el momento, hemos de
tratarnos
To
be continued....
Continuará.......
en breve será publicado el Capítulo 3
1 comentarios:
COMO SIEMPRE FANTÁSTICO....NOS DEJAS CON LA INTRIGA HASTA EL PRÓXIMO CAPÍTULO. NIKITTA.
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