Se viene celebrando desde tiempos, este día de abril en
el calendario español. Sobretodo en los almanaques catalanes. Día 23 de
abril; el veinte y tres del cuatro, como el dia de la:
"Rosa y del Libro"
También coincide con la fecha de la muerte y desaparición de
Cervantes. Se cree fue el 22 de abril de 1616 en la ciudad de Madrid.
La tradición de esta fecha; es que el caballero, regale una rosa a
la señora y ésta a su vez un libro al caballero.
Así que es normal, que un jefe o encargado de la oficina, regale
rosas para todas sus empleadas y que el banquero de la caja de ahorros, de la
esquina, ese dia ofrezca una flor a todas las clientas que se acercan a
ingresar dinero. Aunque ese dispendio nos lo cargue en impuestos a todos los
clientes.
Todo se ha comercializado y a todo se le ha dado un cariz
crematístico. Esta entradilla, con datos y reflejos de los recuerdos propios;
viene a cuento para poder explicar a lo que me he dedicado yo, en este día tan
feriado. A parte de los obsequios de rosas y libros que uno suele hacer a
aquellos que estimas, ya sean de un género u otro.
Pues como decía desde el inicio de la jornada he estado firmando
mis propios libros en la Rambla de la Ciudad de la Cultura, por excelencia que
no es otra que: Cornellá.
La Asociación de Poetas nos invitó desde hace bastantes meses a
participar desde la orilla de la rambla, a ofrecer a cuantos transeúntes
pasasen todos los libros, que nuestra sociedad cultural tiene en el mercado,
así como aquellas novelas, ensayos, poemas y odas personales de todos los
asociados de la asamblea cultural a la que pertenecemos.
Fue un día de cultura, donde lees "in situ" letras de tus
compañeros, que las muestran al gran público y que dejan sobre los tableros y
mesillas, con ese cuidado, como el que deposita algo tan estimado, como puede
ser un derivado de tu esencia, de tu mismísima médula. Comentas con ellos de
asuntos baladíes pero que en verdad, no lo son.
No tienen nada de trivialidad,
son perfumes y esencias de cada cual que evaporados, tropiezan con nuestro
intelecto; pensamientos con su enjundia, que se regalan con el hecho de la
pronunciación.
El día, la mañana fue maravillosa. Sol caliente que albergaba pura
fuerza sensitiva, y los paseantes, salvaban a hurtadillas las miradas de los
escritores, recorriendo con una prisa simulada frente a los expositores, con
miedo a mirar sobre los estantes por si tropezaran con algo que les gustaría
leer, pero que el poco atrevimiento, o quizás el excesivo precio de adquisición_,
algunos trabajos, publicados por las grandes editoriales, es verdad que se
pasan un poco y no todo el mundo puede comprarlos_, no les dejara ser ellos
mismos.
Un placer añorado; el contacto con los asiduos, ese cariño de trato
literario, esas explicaciones previas a la decisión de la compra, esa duda
existencial, de ver que otros títulos también te los llevarías a casa para
devorarlos con la lectura, hacen dubitativo el que sea, aquel trabajo que ya
sostienen en las manos, el elegido.
A los componentes de Poetas de Cornellá, mi abrazo, mi
reconocimiento y mi cariño, primero por compañeros, después por colegas y para
rematar por ese calor que desprenden tan acogedor, que hace vibrar a menudo.
El presidente, como norma guardando y dando esplendor a lo que se realiza
desde el seno de la sociedad poética literaria y aportando aquello que a nadie
se le ocurre, la idea llevada a la práctica y hecha realidad. La ilusión
plasmada en un recinto mínimo, el amparo de una persona dada a los demás. Un
lujo nuestro prócer .
No podía faltar, y allí llegó con su impronta de buen lector, con
su ilusión escondida detrás de los quehaceres diarios. Al "descuido con
cuidado", para visitar a cada uno de los que había solicitado un punto
de referencia en aquella rambla tan carismática. El Alcalde de la Ciudad de Cornellá,
el señor Balmón, con su presencia y su afecto, nos deseó suerte y felicidad.
Fotos y texto: Emilio Moreno
Asociación Poetas de Cornellá
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