lunes, 25 de junio de 2012

Verbena de San Juan




Los preparativos habían comenzado días atrás sin embargo, a última hora salen imponderables. Tras los nervios y la activación del plan de distribución de funciones, lo primero era resolver el orden de las mesas y la colocación de los refrescos, para que cuando comenzara el “jaleo” estuvieran fresquitas las cervezas y las limonadas.


 
El punto de arranque se marca para las seis de la tarde, un poco antes van llegando los protagonistas de la infraestructura mencionada, los auténticos maestros de ceremonia, los conectores de los actos de complacencia.

En total hay 192 plazas reservadas para la fiesta, localidades, que previamente cada usuario fue reservando para celebrar esa noche en compañía de sus amistades y familiares.



Los dispositivos de la organización funcionan a la perfección desde hace muchos años, la experiencia de los promotores es un dato fiel y eficaz, y todos o casi todos los de la junta de representación iniciaron los trabajos más duros que se puedan imaginar.

El transporte de los refrigeradores, montaje de las mesas de la cena, colocación de los manteles y numeración de las mismas. Traslado de todas las botellas de refrescos, utensilios de dispensación de bebidas, colocación de banderitas y guirnaldas, decoraciones entre farola y fanal de la magnífica plaza Catalunya, limpieza de las sillas, adecuación de los pasillos para dar ese toque de alegría en los callejones y filas del perímetro utilizado para la cena.


Las normas de seguridad establecidas, los servicios de sanidad alertados, las ententes con las autoridades del Protección Civil de fiestas, los músicos y orquesta, los servicios del Transformador de energía, las iluminaciones especiales, el arrojo, el brío y el apoyo de nuestra gente . No quedó a la suerte nada de lo que pudiese ser de relevancia en cuanto a la higiene y la custodia y seguridad del acto.

Aquel hombre se sumó al movimiento y traslado de utensilios y observaba a todos los que con más años en la entidad, gozaban de mayor experiencia. El esfuerzo físico no era demasiado grave, sin embargo, si es verdad que el calor y la decepción por lo que se pudiera escapar hacia más exigente el empeño de poner mayor esfuerzo.

 
El gasto energético finalizó con la última de las acciones repartidas entre aquellos hombres y mujeres que se empañaron en dar aquel toque de gracia a la verbena. Todos volvieron a sus casas para tomar un respiro, tras ese trasvase tramoyista. Bañarse, acicalarse para volver a la fiesta, además de mantener la organización y el servicio de atención al completo. (Estas personas, trabajan para las demás, a cambio de absolutamente nada. En todo caso el premio que se llevan es, el bienestar y la sonrisa de todas ellas).


Fueron llegando a ocupar sus espacios, muy alegres, desbordados otros, algunos con sus cenas, sus refrescos, y sus ganas de disfrutar de una verbena especial con baile y petardos. Con la seguridad, de perderse entre aquella posibilidad de ser feliz por un rato.
  
Cuantas historias impensables, que se podrían plasmar en esta narración, una por comensal, cada persona lleva consigo un bagaje de sentimientos difíciles de airear, ya que a cada cual nos han ocurrido cosas y vivencias, que transportamos siempre. Aunque esta noche 23 de junio, la primera del verano del año 2012, queda reflejada en estas letras, dentro de nuestro circulo de vivencia y compartiéndola con todos estos amigos que han querido sumarse a esta Gran Fiesta, patrocinada por la Asociación de Vecinos Vinyets i Molí Vell.
Uno de los amigos que asistieron a la cena, contaba en la barrita de la esquina, muy animado y alegre, después de haber consumido unas cuantas copas de cava y haber bailoteado con la Orquesta Adagio, que él, mucho antes de que la crisis nos afeitara, ya llevaba el dinero arrugado al banco para ingresar, ni se preocupaba de alisarlo. Tal como lo recogía del talego se lo entregaba al empleado de banca y vigilaba sus movimientos, que no se fiaba de nadie.

 A la pregunta del empelado de la caja de ahorros, de: ¿Lo tenía en el colchón? y tras mirarlo con admiración su respuesta fue dubitativa: ¡Como lo sabe, me ha visto! y reía a carcajada sonora, haciendo el espacio más divertido. Otro conocido, para no ser menos y dejar también su impronta adujo tener, refiriéndose a tiempos pasados, su dinero olor a garrofas, lo guardaba junto con los sacos de fertilizantes del campo, para que no sospecharan los demás y no se lo quitaran.

Ocultando todo su capital junto al grano para llevar a moler, mezclado con los costales de garrofas, de esa forma, nadie podía sospechar que su erario estaba al aire libre. Un día su hijo, que del tema no sabía ni media, recogió los sacos para llevarlos precisamente al Molino Viejo del barrio de Vinyets y  poco antes de que el “Hereu” produjese una debacle en el ahorro familiar, el padre detuvo la “moledora”  y pudo sacar y rescatar aquellas talegas cargadas de billetes de curso legal, que dentro del mismo saco del grano, había guardado por desconfianza al mundo entero. 


Otros narraban secuencias de sus  escarmientos con una gracia fenomenal. El del lado izquierdo de la mesa trece, un Alcañizano muy gracioso, refirió como un día 5 de abril del año 2010, casi en la espadaña de la torre de la iglesia se declaró a su tercera mujer, las dos anteriores habían sufrido sendos perjudiques domésticos muy desagradables.


La primera lo abandonó por un capitán de barco de Puerto Rico, que bailaba muy bien el mambo número cinco de: Pérez Prado. La segunda, se escapó con un recaudador de Hacienda al país de los placeres sensuales y nunca supo nada más de ella, que a la hora de perderse escondió una cartilla de ahorros del Penedés, con más números rojos que el de los amigos de la sangre.



Gracias a su llamado por él mismo, “motor de sangre”, refiriéndose a su corazón, asumía aquel tópico de: no estoy entre los que están, pero soy de los que son.

Qué bien se disfruta de lo mejor que nos regala la amistad y el compañerismo si lo sabemos administrar. Como gozamos de las buenas gentes, al acercarnos a ellas y escucharles. Todas tienen algo que decir, un mensaje que entregarnos y alguna complicidad inexplicable.

Entre todos unidos, asistentes, organizadores, músicos, personas actuantes, brindaron una noche agradable. La primera del Solsticio de verano del año 2012, que a la postre nos arrancó la risa y el deseo de seguir pasándolo bien.
Quiero nombrar a los responsables de esa Junta de Vinyets, además de algunos voluntarios, que siguen logrando esos momentos mágicos, que difícilmente podremos olvidar. Sin ellos sería menos posible comprender el paralelismo que existe entre la cordialidad y la servidumbre. A todos ellos, dar las gracias sinceras, en nombre de muchos de los que pudimos disfrutar de todo.
 Consol y Jesús, Raimundo Omella, Paco Moya, Paco Sánchez, Rafael Miro, Jorge Latorre, Gerardo y Miguel Cobo. Un recuerdo a Antonio Gómez que se pasó la noche en el hospital, asistiendo a un familiar.

Sin olvidar que después, se ha de recoger todo lo que se ha dispuesto en la plaza. Vallas, mesas, sillas, posters, banderitas, desechos y detritos a sus contenedores, desconexión de la parafernalia eléctrica, transporte hacia las dependencias y almacenaje de cuanto se ha usado.

Cuando la fiesta finaliza, comienza la tarea siempre para los mismos. ¡Seguro! lo hacen de mil amores sin una mala palabra y sin más que el recuerdo de haberte hecho pasar un rato inolvidable.

¡El lunes por la mañana a fregar todos los cachivaches!











1 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bien lo pasais....Wally

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