martes, 12 de junio de 2012

¡Solo cinco minutos!


Juan Jose y Juan Manuel
Juan José, aparte de ser una gran persona, es un hombre que le encanta la Heráldica y la investigación cronológica sobre el origen de los apellidos. Tanto es así; que lleva bastantes años y muchos esfuerzos en averiguar su pasado y lo retrospectivo de los más allegados. Un buen día y tirando del hilo, enrollando aquel ovillo que suele hacerse al buscar lo lejano, tropezó con un primo cercano de Encarna, la cual ni sabía que existía ese pariente, no tenía datos ni siquiera había oído hablar de él jamás.

Coincidimos todos en una conmemoración de un Festival de las Casas de Andalucía, donde fueron presentados por el ínclito Juan José. Los parientes se miraron y se abrazaron. Muchas cosas por contarse y por detallar. Para el resto del grupo; nuevos amigos.

Josep; era una persona amable y atenta, sabía escuchar y respondía con un equilibrio contrastado. Después cenamos todas las amistades juntas y la alegría se elevó en varios tonos, cada cual explicaba efusivamente su día a día, la cotidianeidad. Nada que estuviera fuera de lo común. Toda la alegría y las ilusiones envasadas en aquel minuto de expresión, en aquel encuentro preciso que solo sucede una vez. Aquella ocasión sería la primera y la última, no habría otra oportunidad. El único que maniobraba ese detalle era el destino.

De cuantos amigos estábamos sentados, en aquella mesa de restaurante, fue elegido precisamente Josep por el destino, para realizar con puntualidad en catorce semanas y un día, que son exactamente noventa y nueve días:  el viaje sin retorno.  

Ir indefectiblemente a ocupar el terreno de los callados (Occupy the land of the silent). Donde hemos de ir en algún momento ¡todos nosotros!



Fue de buena mañana cuando el teléfono sonó intempestivo, urgente y turbado, al otro lado del hilo Juan José, con voz ronca. Más que ronca: rota, acongojada.

_ ¡Buenos días chavalote!  Retorné a su saludo queriendo disipar esa tensión que emergía y que a la vez, temía.

_ ¿Te has enterado? _ Balbució Juan José, dejándose en su propia voz la pena contenida.

_ ¿Ha ocurrido algo grave? _ pregunté tenso sobre una baldosa del piso, inmóvil, esperando ni yo mismo lo que me iba a decir.

_ ¡Josep ha muerto!

_ ¡Qué me dices!

_ Ayer tarde de forma súbita le sobrevino un infarto mortal.

Quedamos enmudecidos por unos instantes, cada cual especulando dentro del circuito personal de las propias emociones, buscando el recuerdo más cercano, edificando su imagen en la coyuntura de la percepción mental. Deseando rememorar cuantas veces habíamos coincidido y cuántas de ellas habían sido disfrutadas y compartidas. ¡Cinco minutos nada más!



Por mucho que lo piense, se suelen extraditar estos pensamientos, no queremos entrar en la verdad, en la conciencia. Estamos de paso, gastamos mucha energía en lo absurdo. No se precisa, en que este momento o; aquel son irrepetibles. Nos machacamos a menudo con padecimientos, con el que será mañana, con la situación que nos depare, con ese privilegio que tan pronto podemos, aparcamos.

Si pudiésemos saber qué es lo que nos depara el futuro con un mes de antelación. Estoy muy seguro, casi convencido; seríamos más humildes.

Por ello, vamos a disfrutar de esos cinco minutos que aún nos queda.

_ ¿Estás ahí Juan José?

_ ¡Sí! Perdona, pero aún no me he repuesto de todo esto. Ya nos veremos.

_ ¡Un abrazo y cuídate!

_ ¡Te llamo en cinco minutos!





2 comentarios:

José Añez Sánchez dijo...

Tu escrito pone de relieve la magnitud de lo efímero.

Necesitamos creer en algo divino, además de en Dios. Algo que podríamos llamar amor o bondad. Como dice el salmo: "¿Adónde iré yo lejos de tu espíritu? ¿Adónde de tu rostro podré huir? Si hasta los cielos subo, allí estás tú. Si en el infierno me acuesto, allí te encuentras. Si tomo las olas de la aurora, si voy a parar a lo último del mar, también allí tu mano me guía, tu diestra me sujeta. "

Recibe mi apoyo emocional, José.

SHE dijo...

Que efímero es todo..hay una inmensa verdad en tu hermoso escrito...perdemos mucho tiempo en tonterías...es importante valorar el tiempo que podemos aprovechar aquí, es lo que me queda de tu importante narración.

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