martes, 5 de agosto de 2025

La sonrisa del aire.

 

Soñó con ella durante toda la noche. No podía quitársela de su memoria. Se había impregnado de ella, y la necesitaba para sosegar su necesidad varonil.

Cuando tuvo que decirle lo que sentía, asumió unos reparos absurdos, con sus dudas y se asustó. No lo hizo. Después vinieron los pesares y la rabia de no ser más directo.

La voz de su propia censura que no le permitía pensar cómo debía, le frenó el declararle o por lo menos darle señales de interés. Ahora era una batalla, una quimera o simplemente una irremediable alucinación y el desvelo que le producía en aquel instante.

Se encorajinaba de su falta de valentía. La que ha de tener un hombre.

Aunque esa bravura y ese arrojo, en ocasiones no dieran fruto. Ahora era una víctima de su propia soledad, por aquella vacilación habida. La que le impedía con seguridad, estar en la compañía de aquella mujer.

En la aureola de su propio limbo, distinguía y vivía dormido.

Acongojado con aquellas dudas propias del más ingenuo y espantadizo ser. Auspiciadas sin dudar, por la carga emocional que portaba. Su falta de genio, el dejarse convencer fácil por allegados, que jamás dan un amparo cuando más se necesita. El miedo de repetir con el desencanto de otra relación fallida, ya experimentada y que sufrió alguna vez.

La poca decisión, evitó que no le dijera.

—Me gustas. Siguió absorbiendo de su recuerdo. Pensando en lo que le diría de tenerla delante. Lo feliz que se encontraba a su lado. A pesar de no conocerla. Que se embelesó por ella, en cuanto la conoció. Que su figura le atraía, y que el hecho de mirarla, le aportaba una dicha inmediata.

Pensó frase a frase, aquello que debió declararle. 

Las horas de aquella noche iban atravesando sus antojos, entre sus fantasías, ensoñaciones y añoranzas. Todas ellas en secuencia una tras otra, hasta que sumido en aquella quimera, volvió a disfrutar del instante al recordar de nuevo, el pasaje de bienestar vivido, que notó al conocerla.

Es una mujer sencilla y llamativa. Quizás por el rasgo asiático de sus ojos, y el color cetrino de su larga cabellera.

Sus dimensiones no eran demasiado prominentes, pero en ella había algo intangible, que le hacía ser un punto certero de atracción. Aunque procuraba con reserva no levantar señales con su presencia e intentar pasar desapercibida.

Venía a participar de la reunión junto a la presidenta de aquel patronato, la que en cuanto podía la exhibía, presumiendo de sus logros humanitarios con todos y cada uno de los vocales de la mesa de juntas. Sin olvidarse de hacer lo propio con los amigos, compañeros y conocidos con que se cruzaba. Y entre ellos estuvo Gregory.

Que lo rememoró en su dormitar, volviendo a propósito en perpetuar paso a paso, aquellos instantes desde el quicio de su cama, completamente invadido por la desdicha.

Viendo aquellas imágenes como si se estuvieran dando entonces….

 

Aquella joven iba acompañando a la lideresa del grupo, la señora Santurce. Mostrando a bote pronto hasta donde llegaba su grado de reserva, y de prudencia.

Mas que eso inducía a creer que estaba acomplejada y se mostraba deslucida. Proponiéndose sin dudar pasar aquel trance, sin llamar la atención de nadie.

Sus ojos redondos y cerúleos relucían por lo magnos y relucientes. Vislumbrando bajo la luz de aquellos focos macilentos, su tez ambarina, permitiendo disimular en cierto modo la edad que ostentaba.

Algo escrupulosa en presencia de cuantos desconocidos la rodeaban, trataba de disimular y conseguía aquella agitación que podía llegar a tener por lo que le interesaba y que resguardaba sin airearlo.

Mostraba con sus ademanes, ser una fémina apasionada en las distancias cortas, una vez había adquirido la confianza que necesitaba.

Una amante de espléndida envergadura y deseo incontrito. Pudiendo hacer feliz a quien se propusiera. No era un pibón de hembra, pero sí tenía una enjundia apreciable, cuando se movía, cuando danzaba impoluta levitando sobre un espacio inimaginable, simulando bailar sobre las baldosas de aquel salón.

Se dejaba mirar y necesitaba calor, apego y cariño. 

Gregory seguía soñando sobre las sábanas de su camastro…

Gustándose él mismo, de lo que su psiquis le enviaba. Sin pretender despertar por la bonhomía de aquella imaginación, que estaba saboreando aquella madrugada.

Volvió a especular, notando que aquella noche se gustaba ella misma por la impresión que había calado en el ambiente con su estatus. Nada fingido y falso. Era nívea como el algodón.

Presumía de unos atisbos escondidos, los cuales pudieran suponerse, por las medidas que arrojaba de entre aquel ceñido vestido azul y rosa. De donde emergían dos senos no demasiado inmensos ni excesivos, pero sí; situados en un cuerpo estilizado para poder ser admirados.

Tampoco era alta en exceso, ni vulgarmente arrogante, que resurgiera como una “Rara Avis”, de entre sus acólitas compañeras femeninas. Sin embargo, la cercaba una corona imaginaria de sensualidad que no pasaba desapercibida. Influencia que los varones presentes denotaban.

Venía huyendo de la miseria, por mantener a la hija de corta edad que había parido años antes. Fruto de una relación no deseada, con el dueño de su cuerpo hasta entonces.

El padrino de su tribu. El llamado Yakitory, el que había llegado a la américa central, en su momento, como señor y dueño de todo lo palpable, procedente de Nagasaki.

Por ello, migró con la niña y con su miedo terrorífico. Aquella noche cerrada del mes de febrero, bajo una tiniebla opaca, desde su Nicoya natal.

Evitando así ser detectada por el llamado patrón de aquella familia, ni tener que enfrentarse a cualesquiera de los impedimentos casuales que pudieran surgir.

Gregory la había conocido en aquel mismo Foro de Extranjería, celebrado aquella tarde, por aquella Fundación que protegía a recién llegados de otros países. Donde pretendía refugiarse con su hija Noniko.

Recaló en la tierra del “porvenir” sin papeles y con las manos vacías, sin apoyos, sin cariño y sin futuro. Intentando permanecer en el país y hacerse de un trabajo y una educación que darle a su hijita de ocho años.

Aquella institución amparaba y procuraba resolver los problemas que se suscitan entre los inmigrados al llegar donde ellos pretenden establecerse.

Por ello doña Milagros Santurce la directora de aquella asociación, se hizo acompañar de Kozue, primero para darse pisto, y para demostrar que, desde la directiva, se instaba al amparo de personas desorientadas recién aterrizadas.

Sin olvidar que la buena de Doña Milagros necesitaba votos para salir reelegida en las elecciones que se celebrarían de inmediato. Encontrándole si podía, una solución rápida y efectiva a las que desde hacía unas semanas constaba y eran sus protegidas.

La diferencia de edad entre Kozue Niyoyne y Gregory Lasarte era notable.

Sin embargo, desde el primer momento en que se miraron tuvieron un latigazo electrizante de seducción que fue imposible detenerlo mientras duró aquella reunión de expatriados.

Gregory sin poder evitarlo desde un buen principio le entró aquella figura de mujer, por los sentidos y el interés que mostró por ella, fue notorio. Hasta el punto que Kozue, llegó a inquietarse por las miradas furtivas de Gregory. Que callado y sin hacer ruido se la comía con los ojos.

La presidenta de la asociación. Milagros, los había presentado en aquella ocasión y se saludaron efusivamente, quedando en verse si se daban las circunstancias de encontrarle una ocupación que la pusiera de inmediato en marcha. 

Despertó de aquel bendito sueño, y una vez comenzó su día natural seguía intentando montar aquel puzle para poder ver a Kozue.

Sin falta aquella misma semana y poder exponerle sus intenciones.

No tuvo tiempo de montar una mínima estrategia. Estaba inmerso en sus ocupaciones y le sonó el teléfono con una numeración desconocida y que no tenía reflejada en sus contactos.

—Hable, quien es. Preguntó Gregory al descolgar la llamada.

—Es usted, el señor Lasarte, don Gregory.

—Quien me habla, que no conozco. Alterado habló queriendo cortar de inmediato aquella comunicación.

—Soy Kozue Niyoyne, igual no me recuerda.

Nos conocimos la otra tarde. En el Foro del Inmigrante. Nos presentó doña Milagros. ¿recuerdas ahora? Lo tuteó al seguir fraseando, para tantear en que se metía.

—¡Holaaa…! Claro que te recuerdo. Como no te iba a recordar. Faltaría más.

¡Ahora no sabía quién eras, al no tenerte agendada en mi teléfono! Le aclaró Gregory sin menoscabo, y sin detenerse siguió argumentando.

—Te iba a llamar. Precisamente hoy para quedar en vernos. He de decirte algo importante, que no te dije cuando nos conocimos. Si te va bien. Adujo Gregory.

Aquella mujer se detuvo en responder dos largos segundos, y antes de hablar pensó en lo que iba a decirle. Ya con el tuteo de persona a persona.

—Vaya hemos coincidido. —Replicó Kozue, y siguió hablando con un tono agradable y romántico.

—Fíjate Gregory, —le anunció Kozue con desenvoltura y muy directa.

—En mí es raro, pero anoche soñé contigo, un sueño anormal.

Cómo si nos conociéramos de toda la vida, y según mis creencias, estas situaciones tan solo se dan si la otra parte, también está presente en los mismos sueños. Con unos deseos irrefrenables, por lo que quería comentarte y preguntar, si tú, anoche me tuviste en tus pensamientos más íntimos.

Gregory quedó perplejo y de una manera impensable, ella le estaba facilitando las cosas.

—De eso quería hablarte, porque es verdad. Anoche soñé contigo y no quisiera decírtelo por teléfono, pero… quiero que…

Fue interrumpido por Kozue, que le dijo sin añagazas.

—Gregory. No digas nada más, todo lo que he de saber, me lo contaste ayer noche, con tu poder mental. Llegándome tu deseo claro. Iremos hablando.

¡Te espero! No tardes. Pásanos a recoger, aquí estamos Noniko y yo.

Creo que con lo que vivimos los dos en nuestros sueños. Poco hay que decir. No perdamos el tiempo.


domingo, 3 de agosto de 2025

Festival de los Castillos, año 2025. Valderrobres-

 



1 y 2 de Agosto de 2025

   FIESTAS

RELACIÓN DE VIDEOS DEL FESTIVAL DE LOS CASTILLOS.

VER A CONTINUACION.

Espectáculo en el patio de armas
Canta Beatriz Bernad y Nacho del Río.
LA JOTA FUE LO PRIMERO.

      

Canta Beatriz y Nacho
TE LEVANTEN....te levanten.

     

canta Nacho del Río
CHARRAN.


 Actuación MUSICADA
a cargo de la orquesta.


                                                          COPLAS DE OTROS LARES
                                                             El cantar de otras regiones


LAS BARANDILLAS
canción peruana
canta Beatriz


FADO canta NACHO del RÍO y 
después BEATRIZ BERNAD


QUE SE MUERE 
jota a dúo


NO LEVANTES TANTO EL VUELO
Palomita


Fue una noche mágica, llena de emoción y de arte, una experiencia escuchada a la luz de la luna.

En una noche  inolvidable de Valderrobrense.


 


                                                         






miércoles, 30 de julio de 2025

Si no fuera por esto, o por lo demás.

 





Aquella vivienda molona, había quedado maqueada, después de las profundas reformas que le hicieron aquellos abuelitos, en su tiempo. Lola y Chus.  Fueron transformándola a medida que iban acopiando recursos de lo sobrante de sus mensualidades.

Ya estaban a punto de disfrutarla al cien por ciento. Se habían jubilado hacía tan solo tres meses y esperaban por parte del Ayuntamiento, los permisos de residencia para ocupar aquel esfuerzo trasformado en vivienda, que ya iban a inaugurar, ocupándola como residencia habitual.

 

La pareja se había conocido hacía más de veinte años. En uno de los viajes que hacían con el Imserso, siendo además casi vecinos del barrio. Por ser Chus el tendero de la tienda de ultramarinos donde Lola compraba a diario.

En aquel tiempo, ambos separados en trámite de divorcio, y los niños habidos eran de Lola, todos ellos jovencitos.

Chus había estado en pareja con una americana no hacía demasiado. No cuajando la cosa y sin el menor de los compromisos, dejó de asistirla por motivos que se buscó ella misma.

Libres como el aire, Lola y Chus, se entendieron en principio y se unieron en pareja. Esperando ver cómo les iba, hasta que el tiempo el cariño y la razón les puso en marcha.

Se enamoraron y se unieron.

No sin el compromiso de la crianza por parte de Lola de sus dos niñas, que llegaron a querer a Chus, como si hubiese sido su padre fisiológico.

Vivían sus vidas de la forma más agradable que les permitía su naturaleza.

Lo que significaba que estaban jóvenes y podían soportar aquellos altibajos que el destino propina.

Entre los dos compraron aquella casa en el pueblo de sus sueños. A pesar de rechazos y contratiempos naturales, que sufrieron por parte de la familia.

En principio por unirse en la compra y escriturarla a nombre de los dos y después por aquello de y si…

 

—<<Y si os separáis. Se preguntaban en secreto los amigos>>. 

—<<Qué pasará con la casa, quien se la quedará. Aducían los más egoístas>>. 

—<<Alguien exigirá, para acaparar y disfrutar de la misma… Invocaban los envidiosos. 

 —<<Seguro que tendréis peleas. Decían la familia y amigos de Lola y los sobrinos de Chus, que jamás habían visto bien que el soltero del tío, se uniera con Lola>>. 

Como siempre opinaban todos. De forma gratuita, los conocidos, y no digamos los allegados, que siempre están para un apuro.

Aquello era una odisea. Una especie de chiste.

Alguno de los opinantes gratuitos, ya pensaba en el futuro. Haciendo sus quinielas y apuestas. En quien estaría en mejor posición, quien sería el más beneficiado. Todas las cábalas imaginadas.

Excepto, pensar en la felicidad de aquellos tortolitos, que parecía disfrutaban, viendo cómo familia, conocidos, amigos trataban de solucionarles la vida mientras la tuvieran y después la muerte cuando llegara.

 

Comentado por todos, la decisión de ir a vivir al pueblo, estaba en boca de sus conocidos, como si hubiesen de pedir permiso para disfrutar la disposición que tomaron. Tan solo por el placer de hurgar en los sentimientos ajenos. Sin que además viniera a cuento.

 

—<<Mira que tú; Lola. Tienes hijos de otro matrimonio>>. Opinaban los íntimos. 

—<<Lo habéis considerado. Porque será un lío en el momento que faltéis>>. Juzgaban los enterados. 

—<<Y más si no está escriturado en el testamento. No me veas>>. Atribuían los poco informados muy escandalizados. 

—<<Las cosas han de estar muy claras… Aún y así, siempre hay líos>>. Discutían los hermanos y sobrinos de Chus a espaldas de cuantos beneficiarios hubiera>>.

 

Consejos vendo, que para mí no tengo. Que la gente suele dar sin más, aunque no a menester ni los pidas.

 

Aquella compra fue una oportunidad que se les dio años atrás. Que se presentó sin más, después de un paseo por la parte más antigua de la villa, donde había nacido Lola Zarasmendi. Una mujer que vivió prácticamente su vida entera en la ciudad. Alejada de la villa que la vio nacer.

Trabajando como enfermera en el Hospital de Infecciosos, y que el destino, la casualidad, la frecuencia en visitar aquella tiendecita del distrito, la fue a llevar a los brazos de Chus Iturbe. Tendero del establecimiento de coloniales de su vecindad.

El que en su momento la ayudó, fiándole las compras hasta que la buena mujer podía abonarlas. Tanto fue la complicidad entre ellos, que acabaron siendo pareja.

Criando aquellas dos niñas de Lola, que llamaban a Chus, papá, y que él las quería como propias.

A los dos veteranos, le llegó la edad del “Si no fuera por esto.” y “si no fuera por lo demás”. Ambos disfrutaron con mesura lo que la vida y las circunstancias le deparaban. Lolita y Cecilia, las hijas de Lola y de Chus hicieron sus vidas y visitaban a sus viejos cuando se acordaban.

Ellos, la pareja que habían reformado la casita, fueron felices y se lo trasmitieron a sus nenas. Disfrutaron la vida juntos mucho mejor que pudieron hacerlo en sus matrimonios iniciales.

Lola se había divorciado después de una vida de penas y apuros dinerarios. De malos tratos y de desprecios. Hasta que llegó la democracia, que envió a su agresor donde no pudiera molestarla.

Chus fue objeto de un engaño matrimonial. Había sido un soltero empedernido hasta los cuarenta años, y se fue a casar en primeras nupcias con una señorita cubana, muy atractiva, muy bailadora, muy de cubatas, de traguitos y de caricias. Tanto mimo daba, que se olvidó de dárselas a quien era su esposo.

Hasta que éste tropezó una noche, sin esperarlo, con una situación de adulterio. La esposa ya tenía los documentos de residencia y no le dolió dejar al minorista en su tiendecita. Desapareció y punto.

 

Pasaron los años y nadie esperaba que el llamado cambio climático fuera tan irreversible, que se llevara además de viviendas, calles enteras y jardines completos. Las vidas de cuantos esperaban tener una vejez feliz en compañía de Lolita y Cecilia.

Un veintinueve de octubre de un año infeliz, llegó a la zona una tormenta grandiosa, tan grande era que por no saber como llamarla la denominaron DANA.

La que sesgó de cuajo las vidas de tantas y tantas personas, llenas de ilusión y de futuro. De entre las que se encontraban Lola y Chus, que fueron arrastrados por la fuerza de las aguas turbulentas, arrasando la casa, que no pudieron estrenar.










autor: E. Moreno
fin de julio 2025

lunes, 28 de julio de 2025

Curso de Canto Elvira de Hidalgo.

 

En el

Se publicaba la noticia que adjunto en este bloguer.

Publicada por Miguel Ángel Artigas
el día 14 de julio de 2025

El Castillo de Valderrobres se prepara para acoger al novena edición del Curso de Canto Elvira de Hidalgo dirigido por la soprano catalana Anna Feu que tendrá lugar entre el 18 y el 27 de julio. La propia Feu, junto con el director de escena Jesús Fernández y las pianistas Akiko Nomoto y Viviana Salisi serán los encargados de dirigir unas clases diseñadas tanto para jóvenes cantantes profesionales como para veteranos en el mundo de la lírica o aficionados autodidactas que desean aprender a sacar el mejor provecho a sus instrumentos.

Como cada año el Curso de Canto de Valderrobres se convertirá en un pequeño ciclo de música vocal, gracias al concierto inaugural que ofrecerán los profesores, el 18 de julio (20.30 horas), y al espectáculo de clausura que protagonizarán los alumnos. 

Este último se desarrollará en dos días, 25 y 27 de julio (20.30 horas). En los tres casos la entrada será gratuita, aunque es necesario reservar plaza en la Oficina de Turismo de Valderrobres para controlar aforos. Los tres espectáculos se desarrollarán en el Salón de las Chimeneas del castillo.

Alba Martínez Nieto abrirá el Curso de Canto Elvira de Hidalgo en Valderrobres 


Anna Feu volverá a dirigir la cita que se celebra anualmente en el castillo. Pulsar para ver el video de Alba Martinez     
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(1) Actuación de Alba Martinez en el Castillo Valderrobres 20250718 - YouTube
PULSAR  enlace.


Pulsar para ver video de Cierre, donde cantan los alumnos y participa el respetable



(1) Clausura de la Novena edición, Evento de Canto Elvira de Hidalgo, 20250727 224535 - YouTube                                                                                                                                                                 Pulsar para ver   







                                                           
Divulgador del Evento, sin ánimo de lucro
Concurso de Canto Elvira de Hidalgo.
novena edición en el Castillo de Valderrobres











viernes, 25 de julio de 2025

La estrella y la suerte.

 









La necesidad obliga. Dice el refrán.

¿Y cómo se remedia?

—Se preguntaba Tino, y le respondía su ilusión sin que él; pudiera percatarse. O sea que se rebatía así mismo. Sin hacerle caso a su delirio.

Emprendió la marcha hacia su destino inmediato. Encaminándose a validar los boletos de aquella semana y a la vez comprobar si la deidad Fortuna, le había acariciado por mera casualidad, en lo jugado con fecha de la semana pasada.

Bajaba la Avenida, y seguía en su mundo, a la vez que se saludaba con los que se tropezaba sin percatarse tan siquiera de ello. El hola y adiós que no falte. Cumplía con la cortesía y su educación miméticamente y seguía elucubrando refranes.

El que juega por necesidad, pierde por obligación. Y por ser una máxima siempre se cumple. Aquí sí que no hay “tú tía”.

Sin embargo, el propio Tino no hacía caso a las pocas posibilidades de conseguir un premio extraordinario, y cada lunes desde hacía años, iba a cambiar aquellos boletos con los números exactos por si sonaba la flauta.

Pretendiendo acertar, con la misma combinación. Que jamás cambiaba, con guarismos que conocía de memoria, y que la suerte nunca los disponía como él los situaba en su pronóstico de juego, ni aparecían en el mismo orden.

Juntos y unidos por la gracia de Dios. Hermanados como confidentes y vecinos, en buena compaña.

En el caso que alguno de los dígitos escogidos apareciera, siempre faltaba el resto. Y pensaba, para no desanimarse. A la próxima va la vencida. 

Imaginando en su alveolo mental. “Qué haría” … ¡Sí de verdad tuviera en su papeleta, el pleno de aciertos!  

Si por aquellas casualidades… Algún día “Se despertaba con la tonadilla de las Mañanitas” y pudiera disfrutar de una de las situaciones más improbables de la existencia de los humanos.

—Se contestaba solo y nervioso, y sin hallarse se decía repantingándose burlón.

—Para mí no quiero nada.

¡Mentira! …lo decía con la boca pequeña.

 ¡Bien lo sabe Dios!! Pero …se lamía los labios con fruición y volvía a soñar con los ojos abiertos. Fantaseando en nada y con todo.

Imposible no era. Difícil sin dudarlo. Darse en el cálculo de probabilidades se presentaba arduo. Aunque y si el milagro proveyera, sería bienvenido.

De repente quedó inerte. Sin el alucino necesario y el encandilo que imaginaba.

Ya estaba frente a la tiendecita de Matilde, la que regentaba aquel almacén de víveres.

El negocio de ultramarinos heredado de sus abuelos, y ahora con la modernidad transformado. Además del negocio de toda la vida, Matilde era la que suministraba la felicidad en el barrio. Regentaba en el mismo local, la nueva administración de Loterías.

En el colmado había otros clientes antes que él, con lo que tuvo que pedir tanda y esperar, como es natural.

<Pensaba en la situación, en el tiempo, en el dolor de piernas y en su caminata diaria. Para nada en temas políticos, ni en algo que tuviera que ver con ellos.

Porque de verdad, esos personajes sí que no han de jugar en ningún tipo de tómbola, ya que por lo que sea. Están bendecidos.

Alguno de los denominados vulgarmente como “¡Redentores del pueblo!” No necesitan de rifa alguna, ni de esa puñetera suerte.

Esa bicoca de vivir medrando, la encontraron en las urnas de su camino y ninguno la suelta.> 

Volvió al mundo real, para hacerse comprobar aquellos boletos pertenecientes a la semana anterior. Esperando como siempre todo lo más, alguna terminación con una mínima devolución de lo gastado y punto.

Tenía asumida que con los sorteos no levantaría cabeza, ni podía afrontar la vejez, que se le iba acercando inexorablemente y sin demoras.

Le llegó el turno, y Matías que iba delante de él, salía jurando en hebreo.

Ni siquiera el reintegro. ¡Mala leche! Decía el amigo, mientras desaparecía por la esquina.

Ya frente al despacho blindado por aquellos cristales antibalas y anti todo, le saludaba Matilde.

—Hola Tino, que tal. Preguntó la dependienta con el agrado y simpatía acostumbrado.

—Ya ves Mati. De nuevo por aquí. A repetir la combinación y esperar a ser tocado por la varita de la dama de la suerte.

—Vamos a ver que nos dice el lector de premios. Los voy pasando uno a uno y lo vemos. Los tres primeros tickets pasaron y aquella información repetía incansable NO PREMIADO.

Siguió leyendo los resguardos por el lector, y en la cuarta papeleta de apuestas del señor Constantino la guapa Mati. Sonreía viéndole la cara al cliente.

Aquel señor también leía en la pantalla, el anuncio de NO PREMIADO, y seguía siendo lo acostumbrado. De pronto de buenas a primeras.

Aquella pantalla comenzó a parpadear indicando la información explícita de Combinación Premiada. Boleto agraciado de primera categoría. Sin indicar la cantidad recompensada. Que podía estar entre los dos mil euros hasta quien sabe cuánto.

—Caramba Tino, le dijo Matilde en voz baja. Sin que los que esperaban ser atendidos escucharan el mensaje.

—Puede haberte tocado un buen pellizco, Fíjate que pasa de los dos mil euros y así no te lo puedo abonar aquí. Has de ir al banco y que ellos lo tramiten, y lo puedas cobrar, o te lo ingresen en tu cuenta.

Acto seguido y con disimulo le hizo a Tino un mohín gestual de silencio absoluto para que ninguno de los que esperaban tras de él, conocieran el detalle.

—Pero que me estás diciendo. Respondió el agraciado, completamente nervioso mirando a su alrededor por si había alguien que lo pudiera escuchar. Y siguió preguntando a Mati, con el tono más bajo de lo habitual.

—¿Sabes cuanto me ha tocado nena…? Puedes decírmelo. ¿Es muy gordo?

—Eso no lo sé. Tino. Mejor calla, y no preguntes dijo Mati.

A nadie le importa ese dato. No lo divulgues por si las moscas. Con la de cosas que están pasando, mejor contén tu alegría y ve para casa, sin mostrar este boleto a nadie.

En un par de días lo llevas a la sucursal bancaria y allí te lo facilitarán todo.

Aunque igual tan solo son dos mil euros, pero eso ya lo sabrás en su momento.

Tino enganchó el sobre, donde la señorita Matilde había introducido el resguardo de su apuesta y se fue directo para su casa, más contento que un tonto con un lápiz. 

Al día siguiente en la programación de las loterías del primer canal de la televisión estatal, la presentadora decía que había habido un solo acertante al pleno de la lotería Primitiva, en Santa Isabel de Pertrechife, con un premio que ascendía a treinta y tres millones de euros, para un único acertante. No daba más referencias.

Nadie ha vuelto a ver a Constantino Sorbellano Expósito, ni a su hija María, que es con la que vivía desde la muerte de su esposa.

Ni Matilde la empleada de la Administración de Loterías de aquella localidad, haya comentado en modo alguno la suerte que tienen algunos y la alegría que sufren cuando no la esperan.

En el puesto de loterías han colgado un cartel que dice: El premio de la lotería Primitiva de la semana pasada, fue expedido aquí. ¡Dimos 33 millones de euros!













Autor: Emilio Moreno
25 de julio de 2025