jueves, 29 de mayo de 2025

El particular garito de la avenida.

 


James se dirigía al club a verse como cada tarde con su reducido grupo de colegas. Todos ellos inseparables, a pesar de sus discusiones, opiniones y sus malditas diferencias. Conocidos, amigos y compañeros desde la primaria. Incluso con Noah y Liam, camaradas en la guerra. De los veintitantos que se criaron juntos, falta un gran porcentaje. Unos porque viven en otros lugares, otros porque están impedidos por enfermedades, y el resto porque se marcharon de este valle sin ganas. Todos ellos difuntos, y del todo pacientes. Quien sabe dónde. Nadie lo sabe, pero sin duda haciendo antesala sosegados, esperan con la seguridad que tarde o temprano, volverán a saludarse.

Significa que todos ellos pasan de setenta años. Ahora suelen reunirse en su pub de referencia. Oliver, Bruce y Gary, además del ínclito James. Que sin dudar es el que suele mover la cazuela para que nadie pierda el hervor y sigan desafiándose.

Noah y Liam, sin ser por costumbre tan asiduos, suelen frecuentar la tertulia con repetición. Noah por ser una víctima. Un ex alcohólico y pendenciero. Recién salido del “<Institute for the Deranged Mentally”>, que significa y se le conoce en latitudes hispanas como el manicomio militar. Instituto de Trastornados Mentales. También se esfuerza por no perder la última relación de afecto que le queda.

Liam Blaine ordenado sacerdote, desde la licenciatura en el ejército. Acabando la última cruzada en Vietnam colgó en un gancho su vida mundana. Es el clérigo de la comunidad. El que imparte la palabra divina en el contorno.

Oliver Rouson cuando está libre de sus ocupaciones de "sheriff", aparece para recordarles que la ley es la que mantiene el estado de derecho, que no sean ociosos y que deberían dejar de conducir, al no tener edad para circular con garantías.

De las chicas con las que solían tratarse en sus años verdes, quedan con ganas de presumir cuatro o cinco. Todas ellas abuelas. Dedicadas a repetir sus dolencias a conocidos y presumir de los nietos. No suelen asistir a la partida de dominó, ni a degustar el americano de las cuatro de la tarde. Siempre en el Nutella Café Chicago. Su particular garito que sigue estando en el 189 de la Avenida de Míchigan. 

Ava es la esposa de James. Aquellos jovencitos se hablaban desde los doce años. Fue uno de los que tuvo que marcharse obligado con las levas de las milicias a la guerra en el año 1966. Junto a Noah y Liam.

Tras un sorteo nacional, que afectaba a la juventud del país. Aquella que debía cubrir con soldados a las tropas.

Destinados los tres amigos al Valle del Drang, donde participaron en cruentas batallas.

A James lo repatriaron tras ser herido de gravedad, en combates espeluznantes, regresando a Chicago con todas las consecuencias que dejan semejantes vivencias. Gracias al amor de su vida, pudo ir recuperándose de las heridas y de las derivaciones. Se casaron tras un tiempo de paciencia y recuperación. Ava, pronto le quitó las nefastas memorias y pudo hacerle redimir el sentido normalizado. Después de recordar las peripecias amargas subsistiendo en la selva, aterrorizado por las guerrillas del Vietcong. Las escaramuzas mortales a las que se tuvieron que enfrentar y al designio de su destino. Una vez regresado a casa, James, fue sometido a sesiones de los sociólogos y gracias al cielo, a la suerte y a su esposa, comenzaron a edificar su familia.

Noah no corrió la misma suerte que su colega James. Fue apresado por las guerrillas y estuvo en un campo de concentración hasta que acabaron las hostilidades. Cuando regresó a Chicago, no era persona. Las drogas, el consumo de alcohol y la podredumbre de su carácter, le hicieron ser durante un tiempo una bestia. Herido de gravedad en campaña, sufrió amputaciones en las manos, además de las vejaciones de la conflagración, retornando desquiciado y perdido por los años de angustia y miedo.

No pudo casarse, con su novia de toda la vida. Margaret. La que también lo esperaba, y resignada tuvo que mirar hacia otra parte y olvidarlo. Al haberse convertido en un desequilibrado y alcohólico personaje.  La que en un tiempo fue su chica, aquella preciosa pelirroja inteligente profesora, no pudo apenarse de Noah demasiado. Al morir muy joven tras una enfermedad cruel. Que le evitó sufrir en demasía por su cáncer y por sus anhelos. Agravada quizás por las torturas y padecimientos, que posiblemente dimanaran de las consecuencias del estado físico y psíquico, con que se encontraba aquel joven rubio, que en un tiempo le robó el sueño a Margaret, y que a la postre enferma, se la llevó. Abandonando esta vida después de sufrimientos y malos augurios.

Liam, es el predicador de la comunidad. También tuvo que participar de toda aquella vorágine en los combates y escaramuzas. Llegó por méritos propios al grado de Mayor de Infantería. Responsable de una compañía de jóvenes soldados.

Condecorado por su valor en el campo de batalla. Liam jamás ha explicado detalle alguno de los sufrimientos acaecidos y soportados. Cuando regresó a su patria, no tuvo dificultades en adaptarse a la vida normalizada. Sin embargo rompió con Adelaida, joven y guapa prometida, que lo esperaba para crear una felicidad compartida. No fue posible. Las causas las deben saber Liam y Adelaida, pero jamás han sido declaradas.

No tardó en dedicar su vida terrena al prójimo, ordenándose sacerdote y dando servicio en su feligresía desde entonces. La que en un tiempo fue su prometida, emigró de Chicago sin hacer el menor ruido. Sin despedirse de nadie, y defraudada creyendo que jamás reanudaría su existencia.

En Lisboa la capital de Portugal, se afincó al enamorarse de Filipo, un comerciante de tejidos. Es ahora, una abuela de cinco nietos, con apariencias de haber sido feliz.

 

Emma está junta con Gary tras haber estado ligada y divorciada tres veces. De sus varios matrimonios contraídos sin tener la convicción de ser un ama de casa convencional, ni vocación por ser madre.

Es una de las que no finalizó los estudios medios y trabajó durante toda su juventud en la cafetería de la zona más chic de la ciudad. Su primer matrimonio fue con Hermenegildo, un guatemalteco que trabajaba en la estación de servicio. Un sin papeles guapo, complaciente y bien dotado, que tras de la celebración de una bacanal loca de anfetaminas y sexo, hubo fiesta. Creyendo al existir un retraso de semanas en su menstruación, que estaba en cinta preparó los documentos y se juntaron como pareja de hecho. Hasta conocer que había sido una falsa alarma, que la dejaba libre. Aquella aventura duró dos años y volvió a notarse desocupada, como el taxi de su segundo esposo, al que conoció, en uno de los trayectos que solía hacer los jueves. Que visitaba a su madre, en la Residencia Popular de Ancianos. Tampoco cuajó, aquella relación, con duración menor a un trienio. Quedando como amigos, y antes de consumarse su divorcio, llegó la tragedia.

Rony, el taxista tuvo un accidente mortal camino de su casa. Una madrugada a la vuelta de una fiesta de disfraces de alcohol drogas y rameras.

Emma, sin remordimientos por nada ni por nadie y como último extremo, cazó a Gary, el ahora Juez de Paz de la zona. Un apocado caballero que en silencio siempre bebió los aires por la esbelta y descarada Emma, que lo llevaba a traer, babeando. Hasta que un buen día de contrición que Gary cenaba solo en la cafetería donde ella cumplía con su oficio, le ofreció su amparo y compañía. Ella no era mujer de vivir sola, sin hombre obediente y esclavo al uso, accediendo a iniciar otra relación. Los casó Liam en el único matrimonio eclesiástico de Emma. Ahora hace ocho años, que comparten toses, dolores y vejez.

 

Mia es ahora, novia de Bruce, que habían conseguido estar solteros hasta que el reumatismo les avisó que les quedaba la cuerda justa para hacerse compañía mientras durara el vals. Ambos se gustaban desde niños, sin embargo jamás pudieron enredarse emocionalmente por culpa de sus familias que no se trataban por diferencias insalvables. Bruce emigró a Europa y jamás la olvidó. Mia, le consagró con resignación su juventud, la virginidad y la paciencia desde la distancia, hasta que desquiciado Bruce, después de cumplir una condena injusta en un presidio de Montpellier, regresó a Chicago.

Reanudando su relación con Mía que aún lo estaba esperando en el quicio de su puerta. Son felices sin grandezas, comparten sus días cuidando las plantas de su jardín y los dos caniches que mantienen.

 

Todos sin excepción y cuando pueden, se siguen viendo. Tratándose como siempre, con familiaridad, discutiendo, llorando a veces por sus cosas, hablando y desdiciendo de momentos nada normales de sus vidas. Son amigos, inseparables y según ellos, más que familia. Siempre desde el particular boliche que sigue clavado en aquella Avenida de Míchigan y se sigue nombrando Nutella Café. 

 








Emilio Moreno
Mayo, 20 de 2025

 


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