El viaje fue en principio
normal, el madrugón fue casi extraordinario. La noche anterior, no hubo quien
durmiera. La temperatura en la alcoba era superior a la acostumbrada. Ahora la
llaman alegremente como NOCHE TROPICAL. No se podía descansar, era imposible,
desesperante y abrasadora. A las cuatro de la madrugada, completamente mojado
en su propio sudor, decidió levantarse. De cabeza entró sin pensarlo, bajo el chorro
y una abundante ducha de agua helada hizo que recibiera su cuerpo, que ya sin
nutrientes declaraba una guerra sofocante. No recordaba otra situación parecida
a la de la noche del 26 de junio. Siempre hay una primera vez, 《pensaba obsesionado el desvelado viajante.
Claro que podría ser peor, de estar enfermo. Conectó la emisora de radio
preferida y comenzó de nuevo con el ritual del aseo. Otro baño, y todo lo que
conlleva esa condición diaria empleada.
El taxi en la puerta lo recogería las siete en punto, y no era cuestión de
hacerlo esperar. Aún le sobró tiempo para repasar todos los componentes de la casa,
que estuvieran en modo pausa hasta el retorno a la misma.
Se concentró en lo que le interesaba y su mente lo llevó treinta años
atrás. Que tiempos aquellos, los mismos que se le escaparon sin poder
retenerlos en sus haberes por las prisas, la falta de costumbre, y la escasa
experiencia retenida, aun y creyendo en aquel tiempo que lo dominaba todo y con
todo podía.
El taxi llamó a su puerta y ya estaba hacía cinco minutos esperando en el
umbral. colocó sus maletas en la cajuela del Mercedes y se ató con el cinto de seguridad,
como el que se adhiere concienzudo a la vida. El comentario habido con el
conductor fue la dirección del destino. Comenzó la travesía, el placer, la
dicha de poder volver a reencontrarse con su destino que, a fin de cuentas. Es el
que lo viene persiguiendo toda la vida.
Felices Vacaciones a todos, procurad ser felices, no discutir por nada y
aceptar todas las posibilidades que nos presente el momento. yo soy _decía el
viajero_ De los poco resistentes a la idiotez, pero viendo, escuchando y
soportando lo que nos rodea, también seremos cómplices del sopor que produce el
calor.
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