jueves, 12 de enero de 2017

Abusos y desmanes




Le explicaba Silverio a Restituto, el altercado que tuvo antes de ayer Jenaro por ser tan como es. Persona que siempre se mofa de todo bicho viviente. Criticando siempre aquello que no le parece bien. Sin tener en cuenta absolutamente nada, ni tan siquiera sin verse los muchos defectos que lleva a cuestas.

Es un caballero mal educado   respondía Restituto , que no sabe callarse y ofende, cuando opina desentonando. Nadie le ha parado los pies. Hasta que se encontró con una respuesta a su imbecilidad. 
— Que es lo que imagino, vas a contar perfectamente.

No podía ser de otra manera.   prosiguió Silverio. 
 Mira que se lo hemos advertido todos, y no escarmienta el muy tozudo.

Sin embargo, es imposible. Lo lleva en su manera de ser, en su propio ADN. No hace caso. Además, es una persona que sabe de todo, entiende como el que más, pudiendo dar lecciones a médicos, abogados, ingenieros y corrige de forma mal considerada al que a él le venga en gana.

Si le cuentas, que has estado en el doctor y te ha mandado unos analgésicos. Salta como un tiro y te dice, que te ha atendido un matasano, que le deben haber dado el doctorado en una tómbola y se ha equivocado en la prescripción.
Los analgésicos, no son adecuados para la dolencia que tienes , siguió arguyendo Silverio. 
  No curan, ni te dan la mejoría que esperas, no corrigen la enfermedad y además, pone fechas y ejemplos de casos que no tienen nada que ver con lo que intentábamos explicarle. Desestimando los remedios y las advertencias médicas, con tal de interrumpirte, dejarte sin voz y tomar la palabra, para que todo el mundo vuelva a escuchar sus sandeces.
Si le explicas que vas a hacer un viaje a la Patagonia, te da lecciones de donde debes parar, donde dormir, para inmediatamente explicar su último viaje a la Alcarria, demostrando que es también un artífice en excursiones y desplazamientos. 
 Ya le conocemos, y no tengas miedo que no cambiará. Riendo efusivamente Restituto,  preguntó sin más, a Silverio. Cuál era la gentileza en la que había incurrido esta vez el amigo Jenaro.

Él no ha abierto la boca. Claro en principio porque no puede. Le han dado tortas hasta dejarlo morado. Está hospitalizado en el New Avenida. Ha sido su mujer, la que ha contado la odisea. Diciendo la verdad, ya sabemos que Alegrías, no miente como su esposo. Nos ha comentado que se lo buscó él mismo. Aunque podría haber sido más gorda. Por suerte está fuera de peligro. 
Creo le dieron golpes hasta dejarlo al pobre Jenaro como un San Dios, contusionado y muy herido. —Comentó el comunicante. 
— Ah… entonces es seria la cosa.  Dijo Restituto, ya preocupado por la salud de su colega.

Parece ser, que iban por la ciudad conduciendo, y se le acercó un “dos caballos”. Ese coche de la marca Citroën, que es tan raro. Ese auto, que se menea muchísimo, el que se balancea de manera que imaginas se vaya a salir del carril.  Con la cabeza Restituto hizo señal de saber del modelo de coche que se trata. 
 Al parecer aquel conductor, le hizo un amago de adelantamiento erróneo, que corrigió al momento sin la más mínima incidencia, a parte del susto propinado, que no es poco. Pidió perdón y quedó tras de el vehículo de Jenaro.

Fue entonces cuando Jenaro, al ver que estaba a tiro, el arrepentido conductor, comenzó a hacerle señales de insulto, que mostraba tanto por el espejo retrovisor, como por el interior de su vehículo. Observando en el Citroën, viajaba una persona, que él creía era chiquita, tan bajita que podría con él. iba con un acompañante que arrepentido por aquella mala maniobra, le pedía ostensiblemente disculpas y el perdón por la imprudencia que iban a cometer.

Detalle que enfureció a Jenaro y le sacó de sus casillas, creyendo poder amilanar a los del automóvil francés.

Haciendo los posibles para cambiar de carril y llegado a la altura de la ventana del conductor, proferirle agravios muy desagradables.

Cuando se dieron cuenta, y viendo que los improperios se encarnizaban por parte de nuestro amigo, el coche bailón se puso delante de ellos y al llegar al semáforo en rojo, se detuvo y comenzó a salir hombre. No parecía tan bajito, menudo tío largo, que iba escondido en el Citroën. Claro, ese vehículo engaña y creo que Jenaro se confundió. Menudo forzudo viajaba en aquel engañoso utilitario. —Dijo Alegrías.

Cuando estuvo frente a la ventanilla del Ford de Jenaro, parecía que había llegado German Monster. El que trataba de sacarlo agarrándole por camisa y corbata, todo junto y con malos modos. Explicaba la mujer de Jenaro, que trató de evitar la paliza que recibía su esposo...
Dándole a la vez, tortazos a diestro y siniestro por el hueco de la propia ventana. Dejándole la cara como un mapa. Sin pronunciar una palabra soez.

Cuando el semáforo, se puso en verde, metió nuevamente a Jenaro como un guiñapo. Estrujándolo sin miramiento. Dejándolo llenito de hematomas, sentado frente al volante, y este hombretón insultado, desapareció de la vía, confundiéndose con el resto de tráfico.

 Que te apuestas.  Expresó Restituto riendo.

Cuando lo cuente, y nos lo relate, cambia de versión de los hechos y nos dice que lleva la cara como un mapa, por salvar a alguien de un conflicto armado.





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