sábado, 30 de julio de 2016

Le subió las faldas

Viene del capítulo anterior:
Cante y zarandeo para la venerable



Desde que te conocí en el avión, que nos trajo desde España, supe que eras un tipo fanfarrón y chulillo de esos, que va picando de flor en flor, sin demasiadas responsabilidades, rompiendo corazones y parejas. Ayudado por tu porte, tu estampa y porque sabes camelarlas con tus dotes de mujeriego, y asimismo no eres hombre de fieles principios.

Además piensa lo que te digo, con mucho cariño pero con toda mi alma_ dijo la monja, sin remilgos_, tendrás, alguna sorpresa desagradable más, que aun te ha de llegar si no sientas la cabeza con la farmacéutica. Que imagino te ha puesto el ultimátum con la definitiva.

Dos posibles opciones a las que debes elegir. Frente a ti, dispuestas sin más, ambas muy espinosas de resolución. Ha puesto a tu hija como valedora de lo que dice, no es ¿verdad?

_ ¡Sí! Es cierto, por eso quería comentártelo, en plan reservado, sin ganas de jugar más ni hacer daño a nadie.
No me gustaría fallar de nuevo. Imagina el meneo que se me presenta. Jimena, mi ex; preñada de no sé cuánto tiempo por algún amiguito de su peña, de esos que se chutan, fornican, se enredan y comparten absolutamente todo. Viviendo como las bestias de forma inmunda, en comunas o vaya usted a saber.

Sin beneficio y sin trabajo. Renunciando y desatendiendo precipitadamente a mi hija Estela con los abuelos. ¡Sí son mis padres! pero sin dar tiempo a nada, complicándoles y jodiéndoles  la vida a ellos y a mí, precisamente ahora que estoy metido en este lio de abrir mercado en América_, tomó impulso después de una descripción tan larga y siguió argumentando buscando una complacencia por parte de la venerable monja que le escuchaba, acabó diciendo, el amigo Javier.

_ Con una familia a medio montar en Costa Rica compuesta de tres hijas más de añadido.

_ ¡Bandido, sinvergüenza!  _  Le cortó Manuela_, ¡Eres un cuatrero sexual.
Encima vas a tener suerte. Como todos los redomados, todos los "Pijo salido" del género.
Olvidas a Elvira_ le cuestionó sin ambages_, que sedujiste en el avión, hasta que le subiste las faldas, y a mí no me has podido llevar a la pitra porque yo no he querido, porque chinitas no dejas de lanzarme, con tu desfachatez y tu indelicado lenguaje no verbal.

_ ¿Suerte?_  espetó Javier, dejando vislumbrar una sonrisa sensual y no reaccionando al dardo disparado por Manuela_ A eso le llamas suerte ¿tú? Siguió manteniendo la palabra el abochornado y desquiciado vendedor, esperando la respuesta inmediata de la reverenda.

_ ¡Déjate de una puta vez! De Elviras, Juanitas y demás líos de tus follamigas_. Inquirió la monja_ Perder el tiempo en asuntos que no te comporten felicidad,  y deja que ella, la modelo vuelva con Ariel, que con él lo tiene duro; ¡Ya sabes! Arregla tu lío con Cecilia, y aclárate dignamente con las niñas. Cuando digo las niñas me refiero con los dos pares que tienes, incluyendo la de España
Deja los líos en tu tierra y vente a Costa Rica, busca un trabajo.
Se feliz y hazlas a ellas, si quieres puedes. Yo me niego a darte subterfugios para que vuelvas a abandonar a Cecilia, que jamás deberías haber desatendido y dejar que se volviera desde Barcelona.

_ Sabía que tendrías unas palabras equilibradas para que entendiera este lío y te lo agradezco. Prometo que no te defraudaré, y haré lo que debo.
Un movimiento brusco desde el sofá como un respingo hizo María Manuela, saltando como resorte y quedando en pie, como un pasmarote.

_ Javier, he de volver a la esquina, recuerdas que le he dicho al conductor del Ford, que en dos horas volviera, he de retornar al convento de las Trinitarias. Seguro que nos volveremos a ver, pero me gustaría que fuera con Cecilia, y tus cuatro hijas. Aquella sería la vez que usaron para despedirse, como buenos colegas, como amigos.

_ Recuerda, lo que dije. Si me necesitas estaré en Zihuatanejo

_ Lo tendré presente, Manuela, que te vaya todo muy bien, y que ante todo seas feliz con tus evangelizaciones y con tus trucos, que también los tienes.
Rieron mientras salían a la puerta, dónde esperaba el chófer del Ford, que ayudó a acomodar a la Lady Woman de la Iglesia en aquel utilitario.



Al día siguiente era festivo en Costa Rica, día feriado y normalmente en fechas como esa, los ciudadanos dormían algo más de tiempo, y las calles esperaban a llenarse, un poco más tarde.
Javier Martos Díaz, se había levantado muy temprano y salió de su apartamento, en busca de Cecilia y de las niñas.

El taxi le dejó a dos cuadras del edificio de su apartamento.
Antes de llegar a la casa, entró en un comercio y compró unas pastas, algunos bollos, golosinas, y el clásico ramo de flores.
Eran las nueve y trece cuando pulso el timbre. La puerta no tardó demasiado en abrirse. Apareció una señora con un delantal de rayas, que preguntó imaginando quien era el que llamaba tan temprano_: Buenos días, dígame_, mirándoselo fijamente y con una sonrisa no demasiado alarmante.

_ Hola soy Javier y pretendía saludar a Cecilia.

_ Usted debe ser el español, Don Javier ¿no es cierto? _ No le dio casi tiempo a responder, mientras balbuceaba nervioso con los pasteles y el ramo en sus manos, aquella mujer le abría la puerta de par en par y le ofreció que accediera a la vivienda, franqueara el zaguán de la puerta y esperara en un pequeño recibidor con muebles muy singulares.
Color un poco raros, anaranjados, los mismos que observó, la primera vez que estuvo almorzando en aquel apartamento. A la vez que la señora sin preguntar, le requisaba todo lo que el joven llevaba en sus manos, para depositarlo donde correspondía.

_ Tenga la bondad de esperar un segundo _ le dijo aquella desconocida, cerrando la puerta tras de sí, con dos vueltas de cerradura a cal y canto. Evitando quizás el arrepentimiento del amigo de la niña Cecilia, y saliera huyendo como los gatos.

_ No nos han presentado, sin embargo, le conozco de oídas, usted me perdonará, me llamo Fredesbinda, pero todos me llaman “Binda” por ser la abuelita de mis niñitas, las más preciosas de todo San José.
Tras esas palabras se dibujó una sonrisa en la cara de Javier y de Binda,  que lo recibía con agasajos y sin que nadie les hubiera presentado, fue aquel hecho repentino el que bastó para darle la bienvenida y despejar de la mente de Javier, el error en creer que la alegre señora, era parte del personal de mucama del apartamento.

_ Ah pues mucho gusto señora, no imaginaba que _: fue interrumpido por Fredesbinda repentinamente con gracia diciendo_: usted pensó que yo era la asistenta de la farmacéutica, ¿Verdad? Se lo he leído en sus expresivos ojos mijito.
No puede usted esconder con facilidad su lenguaje no verbal y por ello, me he permitido el lujo de granjearle la respuesta, para que no anduviera con dudas antes de ser recibido por mi propia hija, que enseguida le doy aviso y ya le participo que tardará un poquito, a causa de que ella no recibe a nadie sin lavarse la cara y ahora duerme como una bendita sin esperarle. ¡Así que se me sienta en esta butaca y se entretiene con las revistas o con su móvil.

Javier volvió a tomar tímidamente la palabra, para decir con un cortejo visible_ Faltaría más. Le decía o mejor dicho quería decirle, que mucho gusto en conocerle, y que espero tranquilo.
Tomo asiento y me entretengo como usted me dijo;  con tantas cosas como hay a mi alrededor ¡Gracias y espero no estorbar!

Fredesbinda, desapareció no sin antes regalarle una amplia sonrisa de agrado y de satisfacción_ mientras pensaba y deseaba para sus adentros _ (...todo lo que comenzaba a suceder y que ella misma veía con ilusión,  trascurriría en las próximas horas).




To be continued
Continuará


miércoles, 27 de julio de 2016

Talante y Pintura del Pintor y Poeta, que hoy nos deja

Ayer dia 26 de julio, Festividad de Santa Ana y de San Joaquín, nos dejó el amigo: Joan Rodó i Vidal, tantas veces nombrado y reconocido por mi persona. 
Dejando un vacío extraordinario de ausencia entre sus muchos amigos




Enlazar con los links que voy dejando a lo largo de esta entrada para que observéis parte de su trayectoria, que es importante

http://emiliomorenod.blogspot.com.es/2011/04/vidas-mundanas.html

para leer toda la historia pinche el Link ( Marcar toda la linea y pulsar la opción del sistema)

lunes, 18 de abril de 2011



Vidas Mundanas.

A un  gran pintor


Rodó el virtuoso , un pincel por excelencia                      
la calma, el arrebato, la esencia
no dado a excesos ni a prebendas
comedido en el trazo, en su experiencia.

Nacen sus rasgos allá en la tierra
donde se erige como dilema
entre dibujos, tapices y bohemia
le llueven sus méritos, recoge prebendas.

Nacen sus trazos y emergen al cielo
desde el pincel al tapiz con suave velo
donde toman camino los colores neutros
y los matices chillones reclaman su celo.

Pintor de Santos, alcobas y paisajes
retrata el misterio a solas y píntalo
artista de vidas mundanas, cercanas
plasma para mi, amigo en mi alma, tu recuerdo



A : Joan Rodó i Vidal 



Rodó el virtuoso ,
un pincel por excelencia                         
la calma, el arrebato, la esencia
no dado a excesos ni a prebendas
comedido en el trazo, en su experiencia.

Nacen sus rasgos allá en la tierra
donde se erige como dilema
entre dibujos, tapices y bohemia
le llueven sus méritos, recoge prebendas.

Nacen sus trazos y emergen al cielo
desde el pincel al tapiz con suave velo
donde toman camino los colores neutros
y los matices chillones reclaman celo.

Pintor de Santos, alcobas y paisajes
retrata el misterio a solas y píntalo
artista de vidas mundanas, cercanas
plasma para mi, amigo en mi alma,
tu recuerdo


http://emiliomorenod.blogspot.com.es/2010/10/un-pintor-poeta-e-intelectual.html

para leer toda la historia pinche el Link ( Marcar toda la linea y pulsar la opción del sistema)

jueves, 7 de octubre de 2010


un pintor poeta e intelectual



Joan Rodó al nacer Joan Odor al crecer


No pocos virtuosos y estrellas han cargado su pluma y atrevido a su arrojo para dejar constancia de lo que llega a ser tu legado creativo, artística senda de hombre sereno, diáfano a la vez rebelde y sencillo. Por ello con la más y cuidada verdad, siendo un humilde admirador intentaré airear y declarar un poco más, la calidad de tu alma, la sensibilidad en tu poesía y como no, el realismo como emprendes cualquier razonamiento.


Enlazas ilusiones con la textura fiel que imprimes a todas tus quimeras, regalándole esa pasión que muchos quisieran. Sobre tu pintura se han vertido ríos de prosa, de opinión, de originalidad que ni siquiera me atrevo a matizar por no arrebatarle a nadie conceptos y pensares y para ser sinceros por no repetirme.

Sin embargo, en este último tiempo que te trato con frecuencia y he compartido contigo, tantas horas de letras y de armonía, con el poeta, con el rapsoda que balancea prudente en el áurea de su enjundia, he notado en ti esa comprensión para los que te rodean y ese auxilio para los que envuelves con ese halo cariñoso, tan tuyo y tan grato que si no precisas pasa por alto de las estaturas originales, teniendo en cuenta la altura de Juan Rodó es llamar al verso y al lienzo por su nombre. 



Pretendo con todo esto, ser fiel a mis principios, llamar y declarar a tus pinceladas como valores naturales, ya que a fin de cuentas a las bellas personas, a los grandes creadores basta con mirarles a los ojos y ver ese resplandor refulgente que regalan para aquel afortunado individuo que sabe acunarlo.

No existen dudas sobre el pintor, el poeta, ni el hombre, por ello con mi más sincera amistad y el más espontáneo de los afectos decirte: que ha sido un privilegio estar dentro de tu huella.




martes, 26 de julio de 2016

Catre y zarandeo para la venerable


Viene de la entrega anterior: El escote de la reverenda
nueva entrega: Catre y zarandeo de la venerable



_ Tú tampoco te quedas atrás con tus opiniones, por eso me has venido esta tarde como anillo al dedo, ¡Como te digo, no te extrañes! _, le conminó Javier a Marianela; haciendo un gesto de convicción para seguir con la perorata_, porque si hay alguien en estas latitudes que me puede ayudar eres tú_. Volvió a argumentar, con su opinión en voz muy alta, para que no cupieran dudas.

_Te lo digo porque te conozco muy bien y eres el tipo de mujer que pocos comprenden, porque no demuestras lo que eres. Monja que enseña las piernas, que habla como si fuera la vecina de la esquina, sientes sin remilgos y lo expresas y si se tercia pues echas tu cana al aire sin dar explicaciones a nadie

_ ¡Eres un bobo! o has perdido el juicio, porque idiota sé que no eres, ¡Que estás diciendo capullo! _ le frenó Marianela molesta por la cobardía de Javier_ parece que estés borracho o que hables sin pensar en lo que pronuncias, debes estar muy jodido Javier. Anda cuenta sin perder el tiempo lo que tienes, que dentro de un rato me vienen a recoger y me marcho_.  Recuerda, que con mis votos, estoy tan casada como cualquiera, ¡Más sacrificio aún! y no lo demostramos con la falsedad que se hacía antes.
_ ¡Sí!... muy casada ! _ interrumpió Javier, para decir de manera graciosa_: ¡Casada con Jesús! El  de Arimatea, ¡nada menos! y rieron los dos de forma espectacular acabando así su puesta en escena de la situación.

_ Perdona Marianela, ahora muy en serio; eres una gran ayuda para mí, además por el socorro que me ofreciste para la venta de tantos equipos del cósmico, en tantos Conventos y lugares de culto y por tus atenciones tan exquisitas.
Fue en esta ocasión la monja la que interrumpió a Javier, para decirle_: Por cierto, ya me han liquidado todas las comisiones y no os habéis portado nada mal. Con ello quiero seguir adelante en el trazado de mis planes eclesiásticos.
Javier sonrió con agrado por el detalle del comentario, pero sin que aquella algazara se hiciera perceptible en el tiempo ni en su sonido, para proseguir sonsacando directamente a Marianela, sin que ella,  esperase la pregunta.

_ Qué me dices de Prudencio, ¿qué te solicitó? de forma íntima, que no me quisiste decir por teléfono la última vez que contactamos, y  si se lo concedías_ me indicaste_, era porque te venía en gana, mimarlo o machacarlo.
_ ¡Ah! Pero quieres saberlo. Te importa más que el problema que ¿llevas tú? antes de recibir tu consejo. ¡No te entiendo!

_ ¡Sí! Marianela, igual tu decisión o tu conveniencia me enseñan de una vez por todas y me hacen más concienzudo para discernir en mis asuntos
Además _ siguió comentando _  quiero estar seguro, que nadie se aprovecha de ti, después de los favores que nos dispensaste.
¡Claro!  Explica hasta donde puedas, siempre que no sea un tema privado que por sensibilidad no quieras comentar.
La monjita maquillada y preciosa, ya con medio coctel consumido, se dispuso sin cobardía a referirle el trato que había hecho en su momento con Prudencio. Aquel presbítero tan mujeriego y sinvergüenza de su convento.
Dadas las presiones que Javier, le requería, y sin retroceso habló para decir:
_ Prudencio, como sabes se folla a la novicia Remedios, y a ésta parece que le va la marcha. Por lo menos calla y lo disfruta. Además está convencida que le darán los votos en un par de años y seguirá mamándosela cada noche al descastado párroco.

_ Hasta ahí, lo sabemos_ dijo Javier Martos, esperando que la reverenda se abriera, y no de piernas, que ya bastante ancha estaba. Necesitaba conocer toda la historia sin melindres.
_ Pues nada, sencillamente_ expresó Marianela_ acomodándose en la butaca y quitándose los zapatos_ Propuso, que fuera yo quien le sirviera de amante. Así de sencillo.

_ Tuvo la cara dura de proponértelo así sin más  y ¿Eso le pidió al Obispo? _ preguntó Javier, desconcertado.
_ ¡No a él no se le pueden pedir esas concesiones! Tuvo la valentía de pedírmelo a mí, con toda su cara. Pensaba que como soy monja me iba a callar y a limitarme a santiguarme y rezar unas cuantas Aves María, bajarles los calzones y hacerle las succiones.

_ Y como lo resolviste, porque ese tipejo, no es de los que no manda_ volvió a interrogar Javier.

_ El muy gilipollas recibió un ostión de campeonato. Le metí un puñetazo que casi lo doblo, primero porque no es lo que hacen las reverendas madres, y después porque creo que hasta le gustó a muy putero. ¡Como imaginaras, se quedó con la ostia, y además no me pudo denunciar por desacato ni por abuso, ¿Quién se iba a creer que una monja tan frágil como Sor Marianela agrede a su confesor?  Con ello, tuvimos una conversación de órdago y decisoria, ya sabes que todo tiene un precio.

_ ¿Un precio Marianela?

_ ¡Sí Javier! No sé porque haces esa pregunta, cuando tú lo sabes de sobras, que te has arrimado y follado a todas las que vinieron en el viaje. Excepto a mi; y es porque no me lo pediste en su momento. No querrás que te cite las ocasiones ni las damas atropelladas ¿verdad?

_ Bueno pero vosotros sois religiosos, y eso tiene unos compromisos, ¿no?
_ ¡Ah! Es que vosotros, estáis exentos de tales compromisos y no vale la fidelidad, la decencia y el decoro.

_ Tienes razón. ¿Entonces qué precio te puso el muy bribón? Porque el trance ya nos lo imaginamos, catre y zarandeo.

_ ¡Pues eso mismo! Aquella noche lo desvirgué oficialmente hasta romperlo, pero le saqué lo que pretendía, sin que imaginara que además, de la empresa del wáter cósmico, me iban a dar una suculenta comisión. ¡Lo que yo proyectaba!
Asimismo de la excedencia de cinco años, en Zihuatanejo, con el fin de abrir allí un Convento de las Trinitarias, y yo como Madre Superiora, que a mis treinta y seis años, es lo mejor que me podía pasar dentro de mi Congregación y mi vocación.
Prudencio, no aguantó dos rounds, me quiso derrochar demasiado a prisa, cuando yo soy un todo terreno. Simulé como lo hacía en el tugurio donde trabajaba en mi inicio. El cabaret del Labio Vertical, en mi Málaga natal, ya sabes. ¿Te lo conté recuerdas?_ matizó muy integra en su papel_  quise hacerle ver, que era un "Tío abultado de pelotas" un brillante don Juan barato,  y otro "mil hombres" ya sabes un "rompe bragas de Kentucky". Cuando realmente es un auténtico "mierda seca", otro despiadado abusador y un ardiente impotente y fanático del vicio y de la palpadura. Un onanista barato y putrefacto.

Lo dejé cao en la mitad del primer round, se durmió como un ternero joven, sin haber disfrutado de mí. Casi ni me tocó la piel, cuando comenzó a babear le di de lo que necesitaba, y un poco de perfume y aire y cayó a mis pies como un asqueroso detrito sensible, hecho una piltrafa.
Soy demasiada monja para un ungido sin potencia como él_ finalizó riéndose a mandíbula batiente, para acabar dándole un trago al ron de la copa.
Después de una profunda reflexión de Javier, al escuchar aquel relato crudo y despectivo sobre los intríngulis de los religiosos que no sienten su vocación, quiso reaccionar y volver a la realidad más próxima, dejando de lado y no haciendo más preguntas ni comentarios sobre lo que había escuchado de labios de la mujer metida a monja: Manuela Pinote, conocida como Sor Marianela.

_ Así quedamos en nuestra última charla, Manuela; ¿te suena?_ expresó Javier haciendo una pausa e intentando cambiar de nexo_: Espero consigas tus propósitos, que para ello has trabajado y rezado y verte en otro momento como ahora mismo, tan guapa, con esta ropa tan guay, y esa figura esbelta, que bien podrías pasar por modelo, en lugar de adherirte a los votos de las Trinitarias y dejarlos para personas sin tantas ganas de vivir como las tuyas.

_ Lo recuerdo, eso me lo dijiste, en la última charla telefónica, que mantuvimos y es verdad, ahora viene la verdadera cuestión de tu preocupación. Mejor será comiences, por si necesitas demasiada contrición.
Javier sin más preámbulos, abordó destacando lo primordial de su pena y directo y sin reservas comenzó a compartir con su reverenda amiga, sus tribulaciones.

_ He visto a Cecilia, y a sus hijas, Caterina, Natalia y Soraya_ quedó callado, como si estuviera petrificado.

Marianela tomó la palabra, y sin demasiado énfasis le dijo a Javier, después de suspirar y de chasquear los labios_ Caterina es hija tuya; ¿verdad?

_ Como lo has sabido_  Preguntó Javier, sin demasiada sorpresa.

_ Soy monja, pero también soy mujer, y ya sabes que antes fui vedette de alterne en mi tierra. Imaginaba que tenías algún hijo desperdigado y no reconocido.




To be continued
Continuará


domingo, 24 de julio de 2016

El escote de la reverenda


Este capítulo viene de una entrega anterior.


El escote de la reverenda _nueva entrega_


Inaudito que una mujer como Jimena, no quisiera sacar tajada de la situación y ni amenazara a los abuelos, intentando conseguir algunos billetes, llenarse las manos con prebendas. 

Urdiendo de sus habituales chantajes para conseguir mejoras personales y montar numeritos con imposiciones que normalmente aplicaba en su conveniencia, era muy increíble tratándose de la ex de Javier y mamá de Estela.

Le parecía extraño, increíble y cómo no;  tan insólita la decisión que debía tomar en nada de tiempo, que recordó en un santiamén parte de su vida, no gustándole demasiado .
La solución que le proponían Cecilia y sus niñas, era la mejor comparada con la que Jimena estaba proponiendo.
Caminó durante un buen trecho y ya había salido del perímetro del Barrio María Auxiliadora, cuando apreció el agrado del viento enredando entre sus cabellos. Notaba que su corazón palpitaba sin saber a qué atenerse por querer acertar de una vez por todas con el destino de su propia vida.

La calle ocho;  esquina con la diez, quedaban muy distantes y seguía ensimismado en sus problemas. Cuando cruzaba aquella amplia avenida,  por el lugar permitido, se detuvo un Ford Sierra color azul, del que le despacharon un saludo bastante ruidoso, sin que Javier en ese ínterin diese respuesta inmediata.

Javier, no detectó aquel ceremonial destemplado por el ruido que llegaba desde el vehículo, hasta que un chillido estridente, un timbrazo de voz conocido, fuera el causante de que prestara atención de forma súbita, haciéndole volver a su realidad.

_ ¡Javier Martos! ¡Coño! ¡¿No me oyes?! ¡Menudo pajarito!
Volvió la cara y ¡claro! Conocía, sobre todo aquel tono con tanto diapasón, que le hacía gestos para que ascendiera al vehículo. Apareciendo en su rostro una sonrisa súbita que salía del fondo de sus alegrías.

_ ¡Anda sube, que entorpecemos el tráfico! _ Instó la monja.

_ ¡Hola María Manuela!  ¡Menuda casualidad, madre mía!, ¡quién iba a pensarlo!
Iba en lo mío y apareces de la nada, en este lugar tan perdido. ¡Esto es encargo del cielo! _ pronunció desde el corazón aquel Javier descorazonado.
_ No seas memo, pareces bajo de moral, y eso no es normal en un hombre tan presumido y crecido _ le lanzó Marianela, con una sonrisa de las suyas

No te conocía tan pintada y vestida de calle, con esa mini falda roja y una blusa tan amplia de miras y trasparente, exigua y  clara,  abierta hasta el tercer botón_ Le piropeó Javier, adrede para hacerla saltar como ella sabía_ que haces por aquí, sin tus hábitos, ¿de dónde sales y vienes a estas horas?, ¡pero bueno!_ siguió aduciendo con guasa_ para acercarse a la reverenda y darle un beso en la mejilla y saludarla con mucho cariño.

_ No quiero ser grosero, ni hacer preguntas belicosas y que sepas, puedo entender cualquier excusa, y más ahora, que estoy pasando por un calvario con temas personales, ¡pero lo celebro! el verte y, no sabes de qué manera ¡me alegra!

Accedió a relajarse y se acomodó ya en el coche para que María Manuela, hiciera un gesto al conductor dándole un nuevo destino, el domicilio del recién invitado, y modificara la ruta.
El cochero un hombre sumiso y religioso, como acostumbraba a buscarlos la madre irreflexiva, no rechistó y casi sin apreciar lo que se cernía, reanudó la marcha y continuó por aquella avenida amplia que goza la zona de Coronado, hasta tomar un desvío.

_ ¿Dónde me llevas? _ preguntó Javier, con mucho interés sin haberse percatado que la monja había dado instrucciones al cochero, y olvidando un poco toda la carga y pesadumbre que llevaba hacía tan solo diez minutos

_ Pues a tu apartamento, si aún te alojas en el Dulce Nombre de Jesús, ¡te acerco, y a continuación me marcho!; me pilla de camino hacia donde yo me dirijo. ¡Qué pensabas!

_ En que pasarías la noche conmigo_, dijo convencido Javier con soltura y mucho descaro_,  abrazados los dos y sueltos de problemas, solo tú y yo. ¡Eso he pensado de forma súbita!

_ Que promiscuo eres y no lo escondes. Si aceptara te pondría en un aprieto y lo volverías a romper todo nuevamente. Nada menos que ahora, que estás intentando arreglar tu situación familiar, te ibas a acostar con una monja moderna_. Retaba en voz alta Marianela, sin importarle que el conductor, se estuviera enterando de toda la conversación_. No creo sea el momento de repetir ciertas prácticas, ni siquiera en broma ¿No crees, que a veces te mata tu machismo?_ apuntó la monjita con mucha gracia.

_ ¡Nada, ni pensarlo! _ apuntó de inmediato Javier, arrepintiéndose de sus manifestaciones. No pensaba nada en particular y menos tratándose de ti que eres una monja muy legal, pero que ha sido una casualidad estupenda y me alegro de verte, porque con lo que llevo encima, necesitaba hablar con alguien más o menos próximo, y me ayudara aunque fuese de forma imaginaria.

_ No me asustes_ dijo Marianela_, que tienes. ¿No ha sido un éxito? y un bombazo la presentación del jodido el wáter? ¿Te sigue la mafia China?, o te han crecido los hijos enanos y putativos de tus amoríos.

_ ¿Tienes prisa monja? O te permiten en el convento, que tomes un ron acompañado de un tipo español muy gracioso,  con la necesidad de recibir un par de buenos consejos_ apuntó Javier, con una risa nerviosa en su rostro, esperando que Sor Marianela, accediera a su ruego.

_ ¿Tan apurado estás?, o son otros motivos inconfesables_ insistió Marianela_  Lo refiero por cómo me miras las tetas y sigues observando mis piernas, talle, mi falda y mi blusa del afamado Pierre Cardín. ¡Chico, me vas a desnutrir con esas miradas tan provocativas! _ rieron a la par.

_ Comprenderás que es imposible; una noche de sexo conmigo, ¡absurdo, ni lo sueñes!, ni siquiera tendrás motivos para retenerme en tu habitación. Ni habrán escenitas sensuales por mi parte.
Apurando ese trago de licor que voy a compartir contigo tan solo para que me cuentes que te pasa que es tan grave; me abro y me voy a mis cosas.  Aunque_ siguió argumentando de forma picaresca y mirándole de forma lasciva la hermana auxiliadora_, te veo diferente, más débil y no sé si podrás en tu estado engatusarme, como intentabas hace un par de semanas.

El Ford llegó al barrio, y Javier, le indicó al chofer, donde debía detenerse, bajaron del vehículo y la abadesa le dijo al taxista que volviera a por ella en el mismo lugar a partir de dos horas.
Accedieron al interior y se acomodaron. La reverenda se sentó cómodamente en el sofá y puso en marcha el televisor en la cadena que normalmente daban las noticias venidas de España.

Tan cómoda como si fuera su propia casa, y con tanta familiaridad y confianza, que enseñaba sin remilgos el encaje de sus bragas y la totalidad de sus piernas que cubiertas por unas medias de licra, dejaban ver todo el dinamismo de unas extremidades preciosas.

Javier le sirvió el coctel y se acomodó frente a ella, indicando desde la distancia el gesto de un brindis por la salud y por la ventura, sin que tropezaran las copas entre ellas.
Degustaron un sorbo corto y agradable, para pasar a las interrogaciones y las dudas, que en un principio se le antojaron a Javier. Dándole preferencia a ella y se pudiera explicar. Curiosidad despertada en Javier, y la causa, por la que la reverenda; Sor Marianela, vistiendo de calle, muy extremada fuera deambulando por la zona apartada del gran Coronado, acompañada de un piloto de su parroquia

_ Recuerdas, Marianela lo que me dijiste, la última vez que charlamos por teléfono_, le apuntó Javier textualmente a aquella guapa mujer desposada con Jesús, el de Arimatea_ te lo recordaré letra por letra; lo que llaman literalmente: por si no lo tienes fresco_( cuando necesites a una buena reverenda confesora, ven a verme que sabré lavarte los pecados sin centrífugas explicaciones y con el placer celestial, con que proveemos las desposadas con Cristo.
Que no todas, pero algunas hemos aceptado los cambios propios que generan la sociedad y la realidad de la vida. ¡Ah! y si no me encuentras búscame en Zihuatanejo)_ Matizó con sus palabras ayudado por la memoria estupenda de Javier, el que esperó la rápida respuesta de Marianela.

_ ¡Sí! Lo recuerdo, perfectamente. Veo además que tienes una memoria extraordinaria y que eres fiel a lo que escuchas_ anunció la monja_ ¿pero porque me lo cuentas?.
Te conozco y sabes que la decisión debe ser solo tuya, ahora en este instante ¿debes… tener problemas de índole personal? _ Lo adivinó aquella monja, por cómo había derivado la conversación mantenida desde que se acomodó en el Ford.

Lo mismo no has dirimido con cual te quedas de las dos mujeres, si la modelo la señorita Elvira, ¡Buenas tetas y mejores ritmos de cadera!; posiblemente se esté trajinando a Ariel y poniéndolo ciego, o como alternativa si te fallara esta opción quedarte con la olvidada farmacéutica. La licenciada Cecilia, que posiblemente sea la mujer que más te ha amado en este mundo, aun y no dándote cuenta.

Confesándote  además un detalle que no esperabas, que tenéis una hija en común y eso es lo que te retuerce el estómago, porque eres un desdichado y no aprecias lo que el destino te pone a huevo.

Siendo más fácil y ahí entro yo_ ¿verdad? dijo la monja_, así nos quitamos la responsabilidad de encima. Escuchando el consejo de esta monja cachonda con unas piernas estupendas a las que te estás comiendo con esos ojitos de pescado.



continuará
to be continued





martes, 19 de julio de 2016

La asesinó tras violarla



La había asesinado después de abusar de ella en su propia cama. Tras hacerle creer que encontraría el cielo con sus caricias y sus besos, después de subirla al cielo para que disfrutara de un orgasmo sublime, la mató.

Nadie se explica cómo pudo llegar a ese punto Lali, dejándose convencer por un desconocido, que es lo que en realidad era Raúl, aunque hubiesen mantenido relaciones conyugales aquella noche, más a gusto que si fueran amantes declarados.

Aquello se le escapó de las manos, sin más, creyendo a pies juntillas que era el hombre de su vida, tan solo conociéndole desde hacía media hora y que su confianza le decía que su querencia con Raúl cuajaría.

Se conocieron esa misma noche en la estación del Metro de la línea 1, Iba acomodada en el transporte procedente de Bellvitge.
Al llegar el tren a la estación de Santa Eulalia, tropezaron sus vidas, y ella no se que le notó a él, que sin pensarlo lo metió en sus bragas.

Paradojas de la vida, se comieron con los ojos en la estación que lleva el mismo nombre que ella: Eulalia. Aunque todo el que la conocía la llamaba Lali.
Salía de trabajar del hospital aquella noche y se dirigía para casa, cansada después de un largo turno de enfermería en Urgencias.

Lali iba sentada justo al lado de una de las puertas del segundo vagón, y al abrirse los portones entró un hombre bien parecido, con una vestimenta cuidada y unas manos grandes y limpias, alto y más bien parecido, muy "requeté peinado" y con sus gafitas de intelectual medio caídas, que fue a tropezar con las piernas de Eulalia, que las llevaba más bien estiradas para dejar circular la sangre de sus extremidades, tras una jornada dura de meneo.

_  ¿Perdona tía, te hice daño?

_ ¡No para nada!, la culpa es mía, por llevar las piernas tan abiertas

_ ¿Quieres decir?, a mi no me lo parece, he sido yo que soy torpe por naturaleza.

_ En cualquier modo, no importa, no le demos más cancha al asunto, que no procede ¿No crees? Lo dejamos aquí, sin más_ dijo Lali, queriendo no dar señal de placer, mientras él la palpaba y tocaba de los brazos y de forma sensual la trasteaba para ser perdonado.

_ Me llamo Raúl y soy representante de maquinaria doméstica, vendo cocinas, lavadoras y todo lo referente al hogar, electrodomésticos.

_ Oye mira he de dejarte_, dijo Lali_ bajo ahora; aquí, en la próxima, en plaza de España; ha sido un placer, pero no me puedo entretener

_ ¡Justo como yo!, parece que sea una casualidad, o mejor el milagro de mi día; pero así me resarciré y me excusaré como dios nos da a entender y si me lo permites te invito a tomar un cafecito, al salir justo al lado;  en la calle Llansá cerca de la sala Vivaldi, que es donde he de quedarme a ver a un amigo esta misma noche que debuta en su actividad artística y flamenca.

_ ¡No sufras hombre! ¡Qué, que te digo que no es necesario!, que no pasa nada, que estás perdonado. Ve a tu rollo, que no me has hecho daño.

_ ¡No así no!, no sufro ni mucho menos; pero no puedo dejar que te vayas sin una reparación a mi torpeza. Te dije que me llaman Raúl, pero a ti no te escuché pronunciar como te citan, y no creo que sea un nombre desmedido ni feo, tratándose de una mujer tan explosiva y tan guapa, con esas piernas largas y seductoras que no se puede aguantar.

Le gustó aquel requiebro a Lali, y Raúl lo notó, sabiendo que a poco que insistiera, aquella guapa hembra declinaría sus obligaciones posponiéndolas, para tomarse aquel café que le proponían degustar.
Se apearon juntos del transporte y subieron por las escaleras que van a dar a la salida de Cruz Cubierta con España, justo al lado del Plaza Hotel, donde anteriormente estaba el gran Cuartel de la Policía.

A ella se le había disipado todo el cansancio que llevaba y se miraba al corpulento Raúl, mientras éste; le arrancaba la risa frase tras palabra y chiste tras broma.

Lali se encontraba a gusto con el tipo galano que le hacía la boca agua, y que tan solo conocía desde su trayecto en el metro, que con seguridad le haría pasar aquella noche un buen rato incluyendo si fuera necesario el deseado contacto personal que ambos buscaban.  
Fue un flechazo del Arquero Cupidito, el consabido y el rápido, un tiro desde su cimbra de seducción que tocó con la necesidad de Lali en ser amada con urgencia.

Ella era así de abierta y de genuina, creía que la gente toda es limpia de cuerpo y alma, que a ella no le iba a suceder lo que le ocurre a la gran mayoría de personas que siempre andan con sus quejas por delante.

Necesitaba un hombre aquella noche y lo tenía al abasto, con lo que no iba a dejarlo marchar.
Cuando degustaron el exprés con sacarina, ni Raúl se quedó en la Sala Vivaldi, ni ella regresó sola a su apartamento de la Avenida del Paralelo, esquina con Sepúlveda, juntos subieron al tercer piso de su coqueta vivienda y allí se acomodaron como si fuera una costumbre practicada asiduamente.

La desnudó, sin prisa ni tropel, despojándole poco a poco de sus trapos difusos, su bonito vestido, medias y sujetadores, dejándola descalza y completamente en cueros; a excepción de su tanga color fucsia.
Apagaron las luces, innecesarias para el amor profundo que ella iba a disfrutar.
Con aquel hombre tan apuesto, desconocido y cruel, que le depararía una súbita experiencia para hacerla entrar en muerte.

Desde esa altura de la residencia de Lali, se iluminaba parte de Barcelona, divisando todo el precioso paseo del famoso Paralelo, antiguamente denominado del Marqués del Duero, que baja hacia "Poble Sec"_ Pueblo Seco_, con sus gentes vivarachas paseando y su nervioso tráfico rodado en sentido mar, con aquellos neones que parpadeaban y se divisaban desde el balconcito de la habitación de Eulalia.

Imaginando esa ciudad preciosa, como la más apropiada para sentir el amor regalado del hombre desconocido.
Raúl sin pudor le usurpó sus bragas y la tendió cruelmente sobre la cama, y con poca delicadeza la penetró satisfaciéndose el mismo de sus necesidades feroces de bárbaro encarnizado. Para finalizar sin miramiento y sin respeto en veinte segundos de duración, dejando a Eulalia, la frágil Lali, la enfermera de Urgencias, prácticamente despedazada, haciéndole un profundo corte en el cuello con el cúter que guardaba en su bolsillo, nada más acabar su orgasmo.

¡Socorro! quítenme de encima a este sinvergüenza! _ dijo Lali_ ¡Volviendo en sí la preciosa enfermera.

_ Tía, que te ha pasado oye que solo he tropezado con tus patas y sin querer, he caído frente a ti; que lo sepas, que no eres mi tipo.

_ ¡Ah... ¿Quién eres tú Raíl?!  ¡No te conozco perdona!, no sé que me ha pasado, ¿he perdido el sentido? ¡ Que ocurre aquí! ¡Dónde estoy!  ¡Lo siento mucho!

_ Pues eso es lo que he visto, al caer por tropezar con tus zancas; que te quedabas frita en el asiento. Agarrándome las manos y gritando que no te matara ¡Coño que susto me has dado! Todo el mundo del vagón se ha quedado flipando conmigo. Mirándome como si yo fuera el "Rompe bragas de Kentucky" Tía háztelo mirar ¡Vale! Estás buenísima, pero yo contigo y ese sueño tan feo, no me marcho a tu cama ni en broma. ¡Estás loca!

_ ¿He perdido el conocimiento? Raúl, porque tú te llamas así ¿verdad?

_ Oye tía tu fumas algo raro, o te chutas con carburo_, respondía nervioso el muchacho_, te has quedado como cataléptica durante tres jodidos minutos y a mí me han parecido mil años.
Menos mal del payo este_, siguió arguyendo el muchacho y señalando a un joven que estaba a su lado_ que dice que es galeno, que él solito te ha vuelto en sí. ¡Estoy cagado de miedo contigo!

Ni me llamo Raúl, ni vendo electrodomésticos. ¡Creo que estás medio loca! Anda suéltame, que me bajo en España, para hacer transbordo en la línea 8, y llegar a mi curro en el Psiquiátrico de Sant Boi