viernes, 31 de julio de 2015

Improvisado



En una de esas situaciones delicadas y no reales que solía adentrarse más a  menudo de lo que deseaba_, decía aquel hombre pensando en voz alta_, todo lo que se le ocurría tras haber leído uno de los capítulos del libro que tenía en sus manos y de lo disconforme que estaba con su autor, lo poco de acuerdo que estaba con ese alto señor, protagonista de la novela y jefe de la tribu y, viendo que no le podían hacer cambiar de opinión, en cuanto al sacrificio de los inocentes, que les sacaban el corazón de cuajo y lo ofrendaban a su tótem, aún caliente desde el pecho del inmolado_ siguió a tenor de ese guion, pensando en diversas cuestiones que navegaban por su cabeza, ya un tanto enferma.

Me llevaron de malas maneras a una de las celdas para que en el momento que ellos dispusieran también fuera  sacrificado, como sacrílego, como detestado y creyendo que era un poco menos que un demonio.

En las celdas hacinados y como seres inmundos estaban un grupo de apestados, y entre ellos una muchacha, lozana, con sus ojos desorbitados y desencajados de las cuencas de tanto lloro como había vertido. El mero hecho de haber sido elegida como mujer prominente y bella, la hacía merecedora del castigo y debía morir en el cadalso, cara arriba, y destripada de pecho y estómago, que era la praxis que tenían aquellos indígenas para ofrecer como fruto la sangre a la tierra de sus idolatrados. 

El lugar olía de forma inmunda, cuasi como el desatendido matadero de cualquiera de las ciudades atrasadas de países ignotos. El suelo impregnado de casta humana, y de enfermedad, de los bacilos asesinos, y del fallecimiento inminente que pululaban ciertamente por sus fueros.
La muchacha intentaba zafarse, su falta de ropajes, ya que al esperar el fin de sus días inmediato, la habían despojado de su ropa y permanecía completamente desnuda. Su cabellera sucia y desmelenada le caía por los hombros, disimulando dos grandes tetas que le pendían sin alma y sin deseo.

Hombros estrechos, y cintura frágil y redonda, daban paso al desvelo por dos extremidades inferiores, largas que hacían de esas piernas, en cualquier mercado, un producto valiosísimo; por lo blanco de su piel y por el erotismo encarcelado en las medidas que poseía aquella mujer.
En sus manos extendidas se veían las callosidades en los dedos al intentar zafarse de todos aquellos grilletes que le habían provocado aquellas heridas. Al Principio trató de tapar sin conseguirlo, sus vergüenzas que torpemente y sin control derramaban detritos propios de su cuerpo y sobresalían sus heces del borde de su esfínter, debido al gran temblor que tenía en todo su cuerpo, producido por el martirio. Mostrándose ajada y rota.

Cuando me arrojaron desde la puerta de la celda, quedé a sus pies, boca abajo, y fue ella la que me reconoció; permanecí de una pieza sin sentido y al reencontrarme en lugar infecto como aquel, y con la última persona imaginable, no tuvo más remedio que preguntar no sin rabia. _ ¡Qué haces aquí! _ inquirió mirándome sin dar crédito a lo que veía.

_ ¿¡Cómo has llegado hasta mí!?
_ No lo sé, no es por mi gusto y ¿tú, como estás desnuda y tan afligida en esta caverna infecta?
_Voy a morir, me van a ejecutar, me ofrecen como sacrificio, al Dios de esta chusma de irracionales.
_ De algún modo habrás llegado a esta situación tan poco normal; a pesar de que normalidad en ti, no suele encontrarse.
_ Como has llegado hasta aquí_, volvió a increpar la mujer desnuda_ no entiendo como hemos coincido ni como ha sido que el destino nos volviera a mezclar.
_ No lo sé, he llegado con el pensamiento; con la fuerza de la concesión, pero sin querer recordar nada de tu persona, hacía años que no me interesabas y para nada te he tenido presente en los episodios de mi vida; ya no pienso en aquellos tiempos ni recordaba tus promesas incumplidas ni siquiera en los excesos  que cometiste, y según parece todo se paga en quebranto, el destino a veces lo decide así.
_ Yo estaba en la placita, y no te esperaba aquella tarde. Así quedamos en vernos un día como hoy de hace ¿Cuántos… años?; La hora era la habitual;  las cinco, y el deseo de verte hacía aquel remoto día; te esperara a que llegaras.

_ Hace tanto como treinta años, que no aparecí por el banco de la plaza, donde esperabas dispuesto con aquel traje azul que tan bien te quedaba, aquella tarde que debíamos escapar con destino desconocido, sin dar aviso a nadie. ¡Escapar para vivir!
_ Me cansé de esperar y no llegaste, jamás supe una palabra sobre tus pasos, donde estabas, donde fuiste, con quien te marchaste. En tu casa poco a poco fueron muriendo por un padecimiento raro, que nadie sabía a qué se debía y el médico no supo pronosticar ni detenerla. Todos cayeron_ ¿Qué has hecho, que te veo tan desmejorada?, y tan a punto de perder la vida, que cosa escondes.

_ No escondo nada, yo no puedo perder algo que jamás he tenido, la muerte no tiene vida, yo soy la enviada, la de la guadaña, la que viste ahora, con firmas famosas de tanto modisto servil. Sin ruidos de negro parduzco o de rojo esmeralda y solo he deseado triunfar, desde siempre, aunque ni yo misma lo pretendo de hecho, cuanto hace que no me veías; sin reconocerme.
Ya ni te acordabas de mí, es posible que jamás pensaras en que en algún momento vendría a buscarte. Entonces no fui a aquella plaza, porque te validaron la vida, algo ocurrió que trastocó los planes y se te dio más tiempo para, en definitiva; sufrir. La peor parte la llevó ella, que me la llevé por delante. Era una chica guapa, pero de seguir con vida hubiera sido muy desgraciada por disgustos que ahora no vienen al caso. El plan era que los dos en aquel banco debíais morir, o mejor expresado, debíais partir para Jojondo.

 ¿Fuiste el galán de la última obra en el teatro Capítol?, ¡Triunfaste como un canalla! fastidiando a tus compañeros de reparto, por la jodida pretensión de ser la única figura del teatro.
_ Lo sé, era por mí que la gente iba a ese Capítol, a ver mi arte, mi innata posesión de la comedia, mi arte escénico.

_ ¿Tantos años como dices? Son los que no nos veíamos, cuando fui a recoger a tu amiga antes de que llegara ¿al banco de la plaza? Ni te enteraste de su fallecimiento accidental, todo quedó difuso, como pretendía su familia. Fui muy limpia al llevármela, nadie se inmutó. Otra vez mi segadera funcionando a placer.

_Nos estamos retando toda la vida, sin saberlo, nos encontramos, cuando menos lo esperamos, cuando la esperanza comenzaba a morir en mis manos, cuando los médicos ya no me dan más tiempo de vida. Lo noto, antes de que tu llegaras, que poco a poco, mis funciones declinan como la llama que se apaga. Lo que disponga el cielo

_ Entonces, sin una caricia, quieres desistir de esos compromisos que me haría prolongar la batalla de llevarte de inmediato, o quizás quieras acabar aquella historia con la dama desconocida de la obra teatral_ siguió argumentando la muerte_ y que como aquel que dice, me hacían tener las manos atadas, a aquel guion que estaba interpretando y que sus personajes, vivían en mí, y me ofrecían aquel espectáculo irreconocible y apesadumbrado.

_Se me escapó el tranvía de la vida y tuve que venirme andando desde mi último deseo, dejando a mi vida, que fue efímera, ¿tú sabes, que me ha pasado? ¿A todos nos pasa lo mismo? Porqué nos aferramos a la vida, si dicen que después está el descanso. Nadie lo sabe ¿verdad? No quiero sufrir, ni que los demás soporten. Me doy pena y a la vez tengo mucha rabia.

 _ Debemos ir acabando, el tiempo apremia, y dentro de cinco minutos he de estar en otro lugar_ dijo doña Defunción_ luego te llamaran desde algún recodo de la creación y te preguntaran para valorarme, del uno al nueve, si te he tratado bien o crees que debemos mejorar. Si quieres, si te apetece, si decides no hacerlo, lo entenderé.

El libro se le cayó de las manos, como la propia vida comenzaba a viajar hasta quien sabe dónde, entonces emprendió su elucubración sin sentido ni conexión. Dejó que se explayara y dijera todo lo que llevaba dentro y quedó escuchando sin saber qué es lo que le pasaba, porque no dejaba de encontrarse desubicado, raro y fuera de su propio cuerpo.

_Sí; porque, se había asustado.





lunes, 27 de julio de 2015

Concierto de la Banda San Antón


Hablar de la Banda de Música Municipal de Valderrobres y la Portellada es nombrar a la Banda Asociación Musical de San Antón y este año 2015 desde la semana Cultural de la Villa, nos deleita con sus interpretaciones.

El acto fue celebrado en la parroquia de Nuestra Señora Santa María la Mayor, el sábado día 25 de julio y compartido con la Banda Municipal de Caspe

Con buena asistencia de público, de ese que normalmente nos sentimos orgulloso de nuestra banda y a poco que podamos la seguimos doquiera esté.

El acto estaba presidido por la Consejera de Cultura, Doña Asunción Giner la que al final de la demostración colocó en la bandera un nuevo corbatín 




En el film de arriba, se puede disfrutar de una partitura, la que se dedicó al músico Don Ramón Segura, antiguo corneta de la propia banda, como homenaje y en agradecimiento a su amor por la música, que la plasmó siempre en la banda de la población.





Nueva interpretación de la banda, dirigida por José Miguel Roig, los músicos que componen la banda son jóvenes de la villa, y otros que a pesar de no serlo tanto, también se mantienen lozanos porque la música los traslada al país de la felicidad







La banda en pleno tocando una de las partituras preparadas por su director. Es una gozada poder escuchar a estos maestros, en su salsa, ya que hacen sin que ellos lo pretendan vivir otras vidas a los que les escuchamos y disfrutamos de su sonata









viernes, 24 de julio de 2015

Solo brezo



Todos los días del mundo te rezo
con el céfiro gris compongo el verso
naciente para ti, un canto terso
con amor tú lo palpas y yo empiezo

lo fabulo creyendo ser cerezo
que brotó para ti, frutal diverso
viviendo de tus dádivas disperso
sin notarme ser guinda, sino brezo

Que daría yo!, por tu amor sereno¡
beberme de tu alma lo más denso
regalándote a ti, mi mundo pleno

Qué cambiaría yo!, a veces pienso¡
para envolverte en mí desde tu seno
y morir en tu cuerpo tan suspenso




jueves, 23 de julio de 2015

Venimos a contar mentiras


Érase una vez en un país imaginario, donde las alegrías se veían muy destacadas, y los enredos muy feos, donde las gentes educadas sobresalían sobre las que adolecían de esta virtud, y lo bonito de las personas se dibujaba al trasluz, como si se tratara de una película exquisita. 

A pesar que la verdad es tan complicada, pues se iba sobrellevando, no sin ciertas dificultades en aquel grupo de conocidos, amigos otros, vecinos algunos y paisanos los menos.
Se juntaron que no revolvieron en un gran avión en viaje de placer para pasarlo en grande, iniciando una salida vacacional no inferior a tres días. Con destino al pueblo de los elegidos.
Tras diez horas de vuelo surcaron Europa del norte llegando a rozar el continente asiático.
Para disfrutar cada uno de ellos de su verano particular, de la vida y de las alegrías personales y ajenas.


Aquella mañana despertó con muchos grados en el termómetro, lo que significaba que el sueño de la noche anterior habría sido sin duda, dificultoso. Todo indicaba que su dormir no había sido normal, porque no quería llegar tarde a la hora del embarque.
Los turistas todos se presentaban para llegar al punto de recogida más cercano, a su hora y dando tiempo a que los organizadores pudieran completar el inicio del deseado viaje.
Para transportarlos a todos al aeropuerto de Castellón que iniciaba su periplo, tras haber estado cerrado tras su inauguración, sin viajes de salidas ni llegadas. ¡Por fin! Se abría aquella majestuosa instalación aeroportuaria.
Tras el mayúsculo gasto que habían realizado aquellos que imaginaban que la burbuja seguiría llenándole los bolsillos y recuperarían con creces la inversión de aquellas obras faraónicas.

Allí en la esquina de la plaza, donde confluye la calle Avenida de San Antón, con la plaza Catalejos, la gente se saludaba dándose unos abrazos ensayados, carentes del verdadero cariño, faltos de toda realidad y falsos a todas luces.
Regalando  achuches de bienvenida, besando en los mofletes, para darse los buenos días y para que se viera claramente cuanta alegría genera aquel acto de madrugar y esperar a un transporte que les llevará donde tenían pactado. 

Otros más comedidos y menos artistas, muchísimo menos actores, más prudentes y sinceros; pues eso, se saludaban sin estridencias ni disgusto. Manteniendo la educación y no dispensando embustes, ni reproches al que no estaba presente.
¡Vamos lo que suelen hacer algunos, que se creen que no les conocemos!

Alrededor de aquella famosa plaza quedaron, como siempre alborotando y exagerando entre ellos de las cosas más vulgares que uno puede llegar a imaginar.
Hasta que llegó el transporte y ascendieron cada cual a sus asientos.
Las plazas vacías que esperaban se irían ocupando a medida que el vehículo fuera coleteando por las calles de la villa, recogiendo a la gente.

Todos los viajeros con ganas de partir cuanto antes, como si la prisa sandunguera les fuera a impedir aquel sueño atrasado que soportaban. Eso ¡Sí!, con ganas de pasarlo bien todo el mundo.

Como está escrito en los anales de los libros de educación, simplemente cumpliendo las normas básicas del comportamiento fraternal, que permítanme decirles con todos mis respetos, algunos no las conocen, y lo peor es que no están interesados en aprenderlas.
La excusa para ellos, puede ser que ya en sus casas sus educadores, no se las inculcaron y por la falta de conocimiento, algunas personas se portan como verdaderas fieras.

El gran transporte especial, fue recibiendo paulatinamente al grupo de viajeros de otros enclaves, todos fueron acomodándose en sus espacios y sujetándose los estómagos con aquel cinturón de seguridad que instalados ahora poseen las cada vez más estrechas plazas de los autocares.

El motor se notaba que ya comenzaba a trabajar y que a la par que ascendían turistas, más fuerza sacaba de aquellos caballos sobrantes  de potencia que la física quántica escondía.

Un gran y precioso bus turístico, con sus cortinas azules de blonda en las ventanas para evitar las durezas del sol, cerraban las grandes cristaleras del convoy. Que en su mejor disposición se componía inclusive de lavabos para facilitar a las personas incontinentes, por aquellas prisas que a veces se generan tras la toma de los fármacos, de las famosas pastillas de la tensión, que obligan a ir a miccionar sin falta, aunque sean dos gotas las que eches al excusado. Todo estaba previsto. 

El recorrido y la recepción de los clientes iban de maravilla, hasta llegar al último punto de servicio, cuando el organizador, notó que faltaban dos usuarios.

Y ¿cómo es eso? Faltan dos de la lista de origen.
¡Vamos a repasar quien falta!

No tardaron demasiado en averiguar quiénes eran los ausentes.
Pensaron todos, pues claro, ¿Quiénes podrían ser? Los que hacían retrasar la partida y obligar al gran bus turístico a dar marcha atrás, para recibirlos como si fueran reyes o marqueses.

¡Pues quien serían! _ pensaban los distraídos. ¡Quienes podían ser!

Eran los más graciosos_ según ellos_, y admirados por todos los amigachos de su grupo. Por las palabrotas que decían, porque de todo sacaban guasa y se mofaban de quien se les ponía por delante. Siempre para mofarse, jamás para tener una comprensión.
_ criticaban al señor del bastón_, el que padecía de una poliomielitis, O a la señora Manuela_, que la encontraban gruesa. Y no digamos a la señora Micaela, la que canta tarantelas y flamenco pop, a ella la ponían a caer de un burro y eso que ella a poco que pudiera les hacia el “paripé” más amplio.

De todos los viajeros de aquel del bus, eran los que se pasan las normas de urbanidad por el forro de los caprichos y aquellos que únicamente piensan en estar bien ellos, comer ellos, bailar ellos y molestar ¡Ellos!

A los demás que los zurzan. Aunque el resto de la comitiva habían madrugado para hacer el viaje sin prisas y sin hacer esperar a los amigos y compañeros.
Ellos los rezagados; pues tenían que tomarse un café tranquilamente y así demoraron la partida.
Claro que los comentarios que utilizaron los infractores de la puntualidad; para excusarse y demostrar que había sido un lapsus, fue: teníamos que tomarnos un café, tampoco viene de un minuto.
Todo el mundo cerró el pico por prudencia y decoro, y al ocupar sus plazas en la parte trasera del convoy, se desató una especie de grosería flotante que no se acabó en todo el viaje.

Recordaba aquella gran película titulada_: con ellos llegó el escándalo. El griterío, los malos modos, los gestos soeces les divertían a todo aquel grupeto.

El autocar era tan sumamente cómodo que incluso, no hubo que hacer cambio de vehículo. Subieron el autocar  con pasajeros incluidos al Airbus, para que después, cada cual bajara de su plaza y fuera a sentarse en la parte turista del avión, ayudados ya por las azafatas de la compañía aérea.

Cuando se llegó al destino, a la hora de aterrizar. Antes de que el Airbus tomara tierra, los dos pasajeros nerviosos_ aquellos que habían retrasado la partida_ Los que se tomaban el café y formaron la de Dios, a la hora de la recogida, pues saltaron al pasillo de la nave, con un apremio manifiesto y tan urgente como para mandarles a ellos a donde pican los pollos.
Cojonazos los suyos.
¡Tenían pipí! y corrían por el pasillo, aguantándose sus partes bajas, como amenazando a todo el mundo_ ¡Mira que me meo aquí mismo!

Las azafatas locas por el viaje que les habían regalado los dos impresentables, aquellos ejemplos de la educación exquisita, fueron en su ayuda de mala gana, indicándoles peyorativamente que el avión aterrizaba y debían tomar asiento, aunque se mearan encima, hasta que el aparato estuviese parado, ya en la terminal.

En aquel preciso instante y antes de que se mearan; desperté de un mal sueño, de una pesadilla, que me habían explicado cuando tenía seis años y todo podía ser mentira o ser verdad.
Creerlo, porque las cosas eran maravillosas, o no aceptarlo por ser una exageración desmesurada.

A esa edad, cuando a mí me contaron el sueño, a lo mejor no había gente tan mal educada como ahora. ¿No creen?  Igual, yo nací en el seno de una familia de adinerados y la exageración con los maleducados no viene a cuento.

Por eso tal como reza su título, pueden o no creerlo.
Hemos dicho que veníamos a contar disparates excedidos  y mentiras que podrían ser medias verdades y así lo hemos trasladado a esta narración, con el respeto y la imaginación de un contador de historias imaginadas que no dejan dormir cuando se cumplen en la realidad.







martes, 21 de julio de 2015

El wáter cósmico_ Búscame en Zihuatanejo




Búscame en Zihuatanejo

_ Creo que no representará ningún problema, es más, ni siquiera es dilema discutir sobre el porcentaje. Tan solo como curiosidad_ preguntó directamente Javier_, ¿Cuál ha sido tu pago por este chocho al clero? Me refiero a todos los que han intervenido de una u otra forma, personas, curas y autoridades mezcladas con la reforma de los aseos en las diferentes Sedes Eclesiásticas.

_ De ese dos por ciento de porcentaje, he de repartir un montante del dinero con Caritas Diocesanas, y Hermanas Unidas, que se llevaran cada una el 0,25 por ciento del total de mis honorarios y comisiones.

Con el Administrador de la Orden Don Prudencio, el que  lleva todos los asuntos burocráticos de este distrito, le he otorgado una cesión especial In excelsas Deo de ayudantía por un periodo de dos años de la novicia Remedios, para ejercer en las tareas y funciones que él distinga como precisas. Incluidas la atención personal general, lavado y planchado de la ropa, asistencias individuales y demás tareas propias de las esclavas de Cristo.
Hasta que esté a punto de ordenarse monja y esté para ingresar en el Convento, lo que significa que como mínimo su estancia no será inferior a los dos años, que significaba antes.

Ella ha accedido de buen grado, pues pasa directamente de vivir en el Convento, a la casa del administrador de la orden, en la cual se instalará el wáter cósmico y gozará de todas las ventajas de ejercer de jefa y de ama de llaves. Consecución que a sus veinte y ocho años, aquí es como tocar la luna con las yemas de los dedos.

Este mismo señor Don Prudencio me ha pedido de forma personal e íntima, que le haga; bueno eso lo dejo oculto sin dar explicaciones, porque si lo hago. Si se lo concedo es porque a mí me viene en gana mimarlo y machacarlo.

A las restantes novicias que bien conoces puesto que fueron a recibirte el mismo día de la inauguración del equipo. Se les ha distribuido los siguientes destinos_: Montserrat Catafalco, natural de Las Borjas Blancas, será enviada a impartir misión al norte de Honduras, a unos cientos de kilómetros de Tegucigalpa, a petición suya y porque ahora debe distanciarse del Coadjutor agregado del señor Obispo por motivos personales. Purificación Valladares Gonzaga, va como monja administradora a la ermita de Riohacha en la Guajira Colombiana, para disponer lo necesario para la nueva construcción de una nueva casa del Señor.
Domitila Preciados, será acompañante de Purificación y hará las labores de Misiones y enfermería en la propia Guajira Colombiana

En definitivas cuentas y si todo sale como he calculado detenidamente ingresaré en mi cuenta personal del Banco de la Ibercaja , unos trescientos setenta y tres mil euros limpios de impuestos. Dinero que usaré exclusivamente para mis asuntos propios, que no tienen nada que ver con mis hábitos ni fe cristiana.

He solicitado además, mi traslado una vez todo esté a punto de inauguración a la Ciudad de Zihuatanejo para estar allí en el Estado de Guerrero en México, una buena temporada, retirada con todo lo que tiene algo que ver con misiones y misioneros. O sea dejar de hacer por un tiempo labores apostólicas efectivas para acceder a otros ámbitos religiosos.

_ Así quedamos Manuela_ dijo Javier haciendo una pausa e intentando dejar la conversación_ espero verte en algún momento sin velo y tomarnos un vinito para celebrarlo.
La monja queriendo ahondar más en otro tema, más fisiológico, le lanzó una pregunta que a Javier no le cogió en fuera de juego, porque el amigo Martos Díaz, tenía mucha mundología y pocas propuestas podían sacarle de su tranquilidad socarrona, aquella que tanta efectividad le había dispensado en los momentos delicados.

_ Ya has dejado a Elvira servida; por lo que me contó Ariel. Ella no tardará en volver a San José, a ver si aún puede pescarte. Aunque creo lo tiene muy difícil ¿verdad Javi? Tu boticaria tira más atracción que una princesa sicaria y creo por referencias; que estás mucho por ella.

Javier, no se esperaba que fueran por ese derrotero los tiros de la reverenda madre y respondió con la verdad.
No podía contestar aquella pregunta desde ningún otro punto de vista, ni usando la amoldada mentira para quedar indemne de su responsabilidad y se dejó llevar por sus sentimientos y contestó calcando con la misma actitud y claridad con que la monja le había aclarado sus preguntas.

_ Tendré que actuar como debo, las consecuencias siempre son un legado duro y has de corregir y subsanar si es posible. De todas formas a Cecilia, esta joven farmacéutica,_ le dijo, matizando los detalles Javier a la monja Manuela, desde la distancia, imaginando su mirada de consuelo ya que hablaban por teléfono y casi en señal de contrición_, siempre la he querido, creo que fue un error dejar que se viniera desde España y no se quedara conmigo cuando acabo su máster de farmacia. No estuve ágil y fui como suelo serlo a menudo, egoísta
Así me han ido las cosas, de mal en peor, de aquí hacia ni se sabe, dando palos de ciego y siempre perjudicándome a mí mismo, sin contar con los disgustos que les he dado a mis padres, y a todo el que me ha rodeado. En definitiva que he sido más bien un botarate que un tipo sensato.

_ Recuerda siempre_ le dijo Marianela para a continuación colgar el teléfono_, cuando necesites a una buena reverenda confesora, ven a verme que sabré lavarte los pecados sin centrífugas explicaciones y con placer celestial, el que proveemos las desposadas con Cristo. Que no todas, pero algunas hemos aceptado los cambios propios que generan la sociedad y la realidad de la vida. ¡Ah! y si no me encuentras búscame en Zihuatanejo
 

Cinta Vergaray ya había llegado a Managua y como no; se fue a hospedar al hotel Los Robles de aquella capital, en el mismo que se ubican la gente implicada en el wáter cósmico; muy cerca del Parque de Altamira, en el que están alojados Manuel García de la Serrana, y el dueto los Caniche, integrado por los humoristas Cheo y Cándido. Sin contar al trío de ejecutivos: Anguela, Jürgen Otto y Natalio.
La inauguración y puesta en productivo del Schissen Lecker estaba a punto de su muestra al gran público de Managua con mucho ruido y color. Anuncios en radio y en televisión, que ofertaban el magnifico wáter clóset, último invento de los alemanes. El aseo que mejor higieniza el culo.
Prensa escrita, especialistas en decoración e higiene, industriales, técnicos, montadores reconocidos y distribuidores de la zona estaban preparados para ver aquel asalto escenificado que se preveía para ¡Ya!

Cinta es una mujer adelantada a todo lo que represente sátira sin excusas. Bella y atractiva, llamativa por sus redondeces perfectas, muy cuidada, actriz de teatro, con alguna irrupción en películas de corte erótico, más bien tirando a porno, rodadas en Miami con la mejor selección de actores y actrices de ese ámbito.

Sin contar con las orgías a las que había protagonizado ella y las chicas de su propia empresa. Gatunas Delicadas, en la mismísima capital de los lagos y volcanes, de la preciosa Nicaragua, con gente de alto copete y nivel adinerado hasta aburrir, que ahora se han vuelto snobs.
Aquellos que antes iban al culto de doce acompañados de sus esposas e hijos, luciendo sus vestiduras y comprando después de la santa misa, aquel pastel de hojaldre para tomar después de la gran comida del domingo.
Son los que contratan a estas firmas de estupendas coristas y artistas como Cinta para que les hagan pasar momentos extraordinarios al margen de su sagrado matrimonio.  
En cuanto a vergüenza, nada. No la ha conocido jamás, y el desparpajo que a veces demuestra llega a violentar al modo de pensar de los no acostumbrados, de los que también ahora llaman "Vintage"  A los estrechos sexuales, gentes que les agradaría probarlo todo, y cuando lo consiguen lo ocultan al gran público por aquello del mal llamado pudor escénico.