Habían ocupado el asiento que les indicaba el boleto de la compañía de
ferrocarriles y por supuesto, no podían hacer otra cosa, ni cambiarse por
antojo_, aunque lo pensaron_, en unos butacones
que permanecían desiertos junto al gran ventanal del vagón restaurante.
A Natalia, que es una chica madura y
que aún está por deshojar la Margarita definitiva de la pasión. Le preocupaban
ciertas cosas de su relación actual, que la tenía como medio inerme o semi
parada.
Natalia se había complicado la vida desde hacía un tiempo con Eladio, un
hombre diez años mayor que ella, que apenas veía y, que se dedicaba a algo que
muy bien no sabía.
Lo último que le había comentado era que ocupaba un puesto en un
acuartelamiento militar. Habían vivido ciertas complicidades en viajes que solían
hacer a la campiña, durante largos fines de semana. Solos, sin más luz que la
del sol y sin otra comida que los menús diarios que solían degustar en casa de
la Lola, en la parte alta del pueblo de los antepasados de Natalia, pero todo volvía
a su costumbre toda vez que se acababan aquellos periodos poco asiduos.
Glenn el amigo que le acompañaba en aquel viaje, era su inspiración. Desde
siempre lo había sido, un camarada que en su tiempo tuvieron algo de connivencia
sentimental, mientras cursaban juntos los estudios medios y que este por el
destino tornadizo se fue del país recalando en el Aragón profundo de una
España, en aquel tiempo que comenzaba a despertar después de la tan larga dictadura.
Una vez aquel tren comenzó su marcha y ya acomodados en sus lugares, Natalia
dirigiéndose a Glenn que volvía a hacer de iluminador le entró con su
dicharachera parla y en contestación a la primera interrogación a la que se
veía sometida por parte de su amigo, contestó acalorada.
_ Oye… es que quieres saberlo todo.
_ Tengo el tiempo justo, atiendo a
varios frentes me has llamado y por eso estoy aquí en este viaje, si quieres
cuanto antes lo aclaras y si puedo te ayudo.
_ Déjame clara y serena. ¡Tú puedes! qué opinas de mi problema.
_ Pienso que pierdes el tiempo con
este tipo
_ Muy bueno eso... ¡Hace que me
reconforte! Qué pasa cuando una mujer le pide a un hombre más y ese hombre dice_: que no está para eso. Tal vez porque no
quiere comprometerse o viene de un fracaso sentimental. ¿Luchas
por él? O le dejas ir_. Respondió
Natalia inspirando una respuesta agraciada o cuando menos comprensiva.
_ ¿Me estas usando?, para despejar alguna incógnita ¿¡que no acabas de
aclarar!? _. Comentó Glenn, con cierta suspicacia.
_ No he llegado a
tanto, pero todo se andará
_ ¿Tú eres?, de las mujeres que miran a los ojos y dicen: ¿¡ven!?
_ ¡Así es! Claridad ante todo. Y más
cuando se tienen deseos de consumir esas delicias carnales. ¿Engañarme a mi
misma y olvidar esos placeres lascivos? ¿Puedo preguntarte algo más, para no perder el
hilo?
_ Si claro, mil cosas puedes hacer
conmigo mientras imagines y dure el trayecto.
_Necesito una visión de inspiración masculina ante este asunto, entre mis amigas
hay diversidad de veredictos, unas que me tire al pozo con él, otras que le
saque lo que pueda y lo mande a freír monos cuando acabe, y el resto que ni me
acerque a sus huesos, como si estuviera apestado, por los problemas que acarrea
_ ¡Tú qué crees! ¿No necesitarás un milagro? Que te devuelva la coherencia, pareces
primeriza, cuando ya has roto algún que otro corazón ¿No recuerdas?_ Refrescó
con una sonrisa Glenn, haciendo un jeribeque con sus labios.
_ Cuando alguien te
dice que no quiere comprometerse contigo; ya sea porque tiene sus planes de
viajar, o recuperarse de la ruptura sentimental que tuvo después de veinte años de estar casado pero, tampoco
quiere terminar contigo y tu le replicas con tus deseos. ¡Qué quieres! ¡No solo
momentos sino amor! Algo más que encuentros furtivos, porque estando juntos nos
sentimos bien. ¿Qué haces… luchas por él? O lo dejas ir para siempre.
_ ¡Adiós para siempre! Con seguridad no eres la
única que le haces un hueco en sus sábanas, y sin embargo no lo confiesa por la
comodidad de tener un polvo en cada puerto.
_ Justamente es lo
que no quiero_. Apuntó Natalia, apretando los puños entre sí_. La fuerza es lo
que no necesito emplear; se trata de un militar de carrera. Un Coronel de 46
años, divorciado desde hace veinte. Duro como son los castrenses y con su
encanto. No es romántico para decir_: ¡Te quiero! ni de prometerte la luna.
¡Cuando está contigo está contigo! Da
la impresión de que está a la deriva a veces, aun, sin ganas de estar realmente
con nadie nunca dijo ¡no quiero verte más! Él te llama cuando quiere. Él ha de
viajar en cualquier momento y lo ha de
dejar todo parado. Al pedirle compromiso,
responde_: no quiere sufrir ni hacer sufrir ni lastimar a nadie.
_ ¿Sabes a ciencia cierta, si es
divorciado, que no lleve una doble vida, se vaya haciendo el niño bueno y
después sea un inquisidor de esos que viven a expensas de las mujeres ¿Está buscando
solo un romance contigo, o en el futuro de hará su mujer?
_Divorciado, la mujer lo despachó. Eso es lo que me dijo con mucha pena.
_No me extraña, suele ser habitual, el querer dar pena es su excusa_.
Exclamó Glenn, viendo las cosas poco claras, y a ella Natalia muy abstraída por
perder lo que creía poseer.
_ Por mi parte lo único que hice es decirle_: me voy si en algún momento te
das cuenta que me quieres para algo más, ¡Búscame tú! Y lo
dejé así. ¡Es todo!
No lo llamé ni lo busqué ni le hablé al verle por ahí cerca. El es
de irse y luego volver. Sobre todo si yo alguna señal le doy. Aunque ahora dudo en volver a repetir lo que
te cuento. Es todo.
_ Tú ¿Lo deseas? y ¡lo esperas! ¿Aunque él no lo sepa?
_ Yo lo recuerdo y lo quiero, porque fue muy bello ese momento de estar con
el repetido muchas veces, pero su idea es firme, y la mantendrá si vuelve. Aunque eso implique
que él se vuelva a ir.
_ Entonces según dices, lo quieres porque fue muy bello el momento de estar
con el repetido ¿No será que lo que tú necesitas es alguien que te caliente las
noches?
_ Es posible, no creas que no lo he pensado, por lo menos sería más barato
y nada comprometido_ Añadió casi convencida Natalia, mirando a los ojos de
Glenn.
_ ¿Sabes, si él, tiene aun tratos
con su ex? ¿Os comparte en la cama a las
dos?
_ No tiene contacto con ella. La ex ya se volvió a casar hace un tiempo
_ Y tú eres la otra, en qué lugar
te sitúa, Estaría contigo si tuvieras hijos, o no lo has hablado todavía, te
prefiere sin ataduras ¿verdad? soltera y
sin compromiso.
_ ¡Sí! Vuelvo a estar soltera, después de
mi matrimonio; soltera, y hablaré en
tercera persona para que sea más llevadero y no acusarme_ comenzó a dirigirse
como si la protagonista, ella misma, fuera una conocida_. Ella lo quiere aun,
pero no quiere ser una amante de ocasión.
_ Lo que se descubre es que ella
está pirada_. dijo Glenn
_ Por eso tratará de mantenerse en su posición y no perder el orgullo. A sus 46 años, no prometió nada. No se
comprometió _ contestó Natalia.
_ Es liberal. Eso suele decirse, es un recurso
amañado, para quedar bien
_ ¡Sí! ¡Así es! Militar
muy en el son
_ ¡Ya sabes lo que has de hacer!_
Asintió Glenn convencido del reparo. _ ¡Tú misma te dices!
Y lo valoras como un padecer_ ¿Has dejado perder
oportunidades por estar a su lado?_ Concluyo la ristra de
interrogaciones el amigo Glenn hacia Natalia.
_ Lo ignoro. Sé que le enseñé a ser más tolerante, porque no lo era. Sé poco
ahora que me doy cuenta sobre él.
_ ¿Te engaña?
_Dentro de su egoísmo nunca mintió
_ Sin embargo vosotras tenéis un sexto sentido en esas cosas, y cuando un tío
os traiciona, lo sabéis muy pronto ¿Tiene
otros líos?
_ Siempre me dijo_: difícil que yo vuelva a formar pareja tras el engaño con
su ex.
_ Esa no es la respuesta que te gustaría, de hecho te molesta, dudarlo tan
a las claras. ¿Lo
retienes a la fuerza?
_ Si alguien quiere estar conmigo, mi regla es vivir ese momento y nada más
_ Mira que no puedo creerte ya no
recuerdas lo nuestro ¿Esa regla la
decidiste tras padecer mucho? Porque no te creo que la afirmes de buenas a
primeras.
_ Es la regla del hombre. Ha de ser así
y bueno. No sé si estaré ciega, sucede. Eso es todo.
_ Podrás asentarlo en algún lugar,
¿llegarás a ser feliz con él?
_ Ulm… dicen que es difícil, ellos no tienen un lugar fijo, hasta que se
retiran
_ No das pena, lo sabes Natalia, y te has buscado lo que tienes. Más bien te
veo alocada, muy ardiente y sin sentido, ¿tan angustiada estás, tanto necesitas
a un tío a tu lado? A qué precio vas a pagar esa factura.
_ Va con el mensaje de que no quiere compromiso, lo que quiere es viajar y
ganar dinero para reponerse de su situación.
_ Y tu muy modosita, lo aceptas sin más ¿Sabrá reconocer que le quieres?
_ Si vuelve pues allí esta ella_, continuó tratándose como si hablara de otra
mujer_, con sus ideas, su postura. Estoy
tranquila a esta hora lo tenemos claro
_ Sabe Dios lo que estarás sufriendo
y fingiendo, porque no creo que tú, no hayas pensado en las consecuencias que
te pueden albergar.
_ Me quede pensando en todo y
como te dije: lo llevo claro y lo tengo chungo.
_ No puedo ayudarte más. ¿Eres
ciega, o lo finges?
El viaje tocaba a su fin, la estación de Morella
estaba cerca, Glenn descendía allí para tomar transbordo en un bus que le
acercaría a su destino, Natalia, continuaba y se despidieron como amigos, que
lo eran.
_ La semana próxima te escribo y acabas de
contarme como acaba este folletín que parece sacado de los cuentos de Calleja,
¡Siempre que te apetezca claro! Le dijo Glenn cuando le arrancaba otro beso de
sus labios.
_ ¿Dónde vas Glenn? ¿Puedo ir contigo? ¡Por
favor!