lunes, 31 de marzo de 2014

Y tú eres... la otra


Habían ocupado el asiento que les indicaba el boleto de la compañía de ferrocarriles y por supuesto, no podían hacer otra cosa, ni cambiarse por antojo_, aunque lo pensaron_,  en unos butacones que permanecían desiertos junto al gran ventanal del vagón restaurante.

 A Natalia, que es una chica madura y que aún está por deshojar la Margarita definitiva de la pasión. Le preocupaban ciertas cosas de su relación actual, que la tenía como medio inerme o semi parada.
Natalia se había complicado la vida desde hacía un tiempo con Eladio, un hombre diez años mayor que ella, que apenas veía y, que se dedicaba a algo que muy bien no sabía.

Lo último que le había comentado era que ocupaba un puesto en un acuartelamiento militar. Habían vivido ciertas complicidades en viajes que solían hacer a la campiña, durante largos fines de semana. Solos, sin más luz que la del sol y sin otra comida que los menús diarios que solían degustar en casa de la Lola, en la parte alta del pueblo de los antepasados de Natalia, pero todo volvía a su costumbre toda vez que se acababan aquellos periodos poco asiduos.

Glenn el amigo que le acompañaba en aquel viaje, era su inspiración. Desde siempre lo había sido, un camarada que en su tiempo tuvieron algo de connivencia sentimental, mientras cursaban juntos los estudios medios y que este por el destino tornadizo se fue del país recalando en el Aragón profundo de una España, en aquel tiempo que comenzaba a despertar después de la tan larga dictadura.

Una vez aquel tren comenzó su marcha y ya acomodados en sus lugares, Natalia dirigiéndose a Glenn que volvía a hacer de iluminador le entró con su dicharachera parla y en contestación a la primera interrogación a la que se veía sometida por parte de su amigo, contestó acalorada.

_ Oye…  es  que quieres saberlo todo.
_ Tengo el tiempo justo, atiendo a varios frentes me has llamado y por eso estoy aquí en este viaje, si quieres cuanto antes lo aclaras y si puedo te ayudo.

_ Déjame clara y serena. ¡Tú puedes! qué opinas de mi problema.
_ Pienso que pierdes el tiempo con este tipo
_ Muy bueno eso...  ¡Hace que me reconforte!  Qué pasa cuando una mujer  le pide a un hombre más y ese hombre  dice_: que no está para eso. Tal vez porque no quiere comprometerse o viene de un fracaso sentimental.   ¿Luchas por él?  O le dejas ir_. Respondió Natalia inspirando una respuesta agraciada o cuando menos comprensiva.

_  ¿Me estas usando?, para despejar alguna incógnita ¿¡que no acabas de aclarar!? _. Comentó Glenn, con cierta suspicacia.

_  No he llegado a tanto, pero todo se andará
_  ¿Tú eres?, de las mujeres que miran a los ojos y dicen: ¿¡ven!?
_ ¡Así es! Claridad  ante todo. Y más cuando se tienen deseos de consumir esas delicias carnales. ¿Engañarme a mi misma y olvidar esos placeres lascivos?  ¿Puedo preguntarte algo más, para no perder el hilo?

_ Si claro, mil cosas puedes hacer conmigo mientras imagines y dure el trayecto.
_Necesito una visión de inspiración masculina ante este asunto, entre mis amigas hay diversidad de veredictos, unas que me tire al pozo con él, otras que le saque lo que pueda y lo mande a freír monos cuando acabe, y el resto que ni me acerque a sus huesos, como si estuviera apestado, por los problemas que acarrea

_ ¡Tú qué crees!  ¿No necesitarás un milagro?  Que te devuelva la coherencia, pareces primeriza, cuando ya has roto algún que otro corazón ¿No recuerdas?_ Refrescó con una sonrisa Glenn, haciendo un jeribeque con sus labios.

_  Cuando alguien te dice que no quiere comprometerse contigo; ya sea porque tiene sus planes de viajar, o recuperarse de la ruptura sentimental que tuvo después  de veinte años de estar casado pero, tampoco quiere terminar contigo y tu le replicas con tus deseos. ¡Qué quieres! ¡No solo momentos sino amor! Algo más que encuentros furtivos, porque estando juntos nos sentimos bien. ¿Qué haces…   luchas por él?  O lo dejas ir para siempre.

_  ¡Adiós para siempre! Con seguridad no eres la única que le haces un hueco en sus sábanas, y sin embargo no lo confiesa por la comodidad de tener un polvo en cada puerto.
_  Justamente es lo que no quiero_. Apuntó Natalia, apretando los puños entre sí_. La fuerza es lo que no necesito emplear; se trata de un militar de carrera. Un Coronel de 46 años, divorciado desde hace veinte. Duro como son los castrenses y con su encanto. No es romántico para decir_: ¡Te quiero!  ni de prometerte la luna.
¡Cuando está contigo está contigo!  Da la impresión de que está a la deriva a veces, aun, sin ganas de estar realmente con nadie nunca dijo ¡no quiero verte más! Él te llama cuando quiere. Él ha de viajar  en cualquier momento y lo ha de dejar todo parado.  Al pedirle compromiso, responde_: no quiere sufrir ni hacer sufrir ni lastimar a nadie.

_  ¿Sabes a ciencia cierta, si es divorciado, que no lleve una doble vida, se vaya haciendo el niño bueno y después sea un inquisidor de esos que viven a expensas de las mujeres ¿Está buscando solo un romance contigo, o en el futuro de hará su mujer?

_Divorciado, la mujer lo despachó. Eso es lo que me dijo con mucha pena.
_No me extraña, suele ser habitual, el querer dar pena es su excusa_. Exclamó Glenn, viendo las cosas poco claras, y a ella Natalia muy abstraída por perder lo que creía poseer.

_ Por mi parte lo único que hice es decirle_: me voy si en algún momento te das cuenta que me quieres para algo más, ¡Búscame tú!      Y lo dejé así.     ¡Es todo!
No lo llamé ni lo busqué ni le hablé al verle por ahí cerca.   El es de irse y luego volver. Sobre todo si yo alguna señal le doy.  Aunque ahora dudo en volver a repetir lo que te cuento. Es todo.

_ Tú ¿Lo deseas? y ¡lo esperas!  ¿Aunque él no lo sepa?
_ Yo lo recuerdo y lo quiero, porque fue muy bello ese momento de estar con el repetido muchas veces, pero su idea es firme,  y la mantendrá si vuelve. Aunque eso implique que él se vuelva a ir.

_ Entonces según dices, lo quieres porque fue muy bello el momento de estar con el repetido ¿No será que lo que tú necesitas es alguien que te caliente las noches?

_ Es posible, no creas que no lo he pensado, por lo menos sería más barato y nada comprometido_ Añadió casi convencida Natalia, mirando a los ojos de Glenn.

_  ¿Sabes, si él, tiene  aun tratos con su ex?  ¿Os comparte en la cama a las dos?
_ No tiene contacto con ella. La ex ya se volvió a casar hace un tiempo
_ Y tú eres la otra, en qué lugar te sitúa, Estaría contigo si tuvieras hijos, o no lo has hablado todavía, te prefiere sin ataduras  ¿verdad? soltera y sin compromiso.

_ ¡Sí!  Vuelvo a estar soltera, después de mi matrimonio; soltera,  y hablaré en tercera persona para que sea más llevadero y no acusarme_ comenzó a dirigirse como si la protagonista, ella misma, fuera una conocida_. Ella lo quiere aun, pero no quiere ser una amante de ocasión.

_ Lo que se descubre es que ella está pirada_. dijo Glenn
_ Por eso tratará de mantenerse en su posición y no perder el orgullo.  A sus 46 años, no prometió nada. No se comprometió _ contestó Natalia.

_ Es  liberal. Eso suele decirse, es un recurso amañado, para quedar bien

_ ¡Sí!  ¡Así es!  Militar  muy en el son

_ ¡Ya sabes lo que has de hacer!_ Asintió Glenn convencido del reparo. _ ¡Tú misma te dices!  Y lo valoras como un padecer_ ¿Has dejado perder  oportunidades por estar a su lado?_ Concluyo la ristra de interrogaciones el amigo Glenn hacia Natalia.

_ Lo ignoro. Sé que le enseñé a ser más tolerante, porque no lo era. Sé poco ahora que me doy cuenta sobre él.

_ ¿Te engaña?

_Dentro  de su egoísmo nunca mintió

_ Sin embargo vosotras tenéis un sexto sentido en esas cosas, y cuando un tío os traiciona, lo sabéis muy pronto ¿Tiene  otros líos?

_ Siempre me dijo_: difícil que yo vuelva a formar pareja tras el engaño con su ex.
_ Esa no es la respuesta que te gustaría, de hecho te molesta, dudarlo tan a las claras.   ¿Lo retienes a la fuerza?

_ Si alguien quiere estar conmigo, mi regla es vivir ese momento y nada más

_  Mira que no puedo creerte ya no recuerdas lo nuestro ¿Esa regla la decidiste tras padecer mucho? Porque no te creo que la afirmes de buenas a primeras.

_ Es la regla del  hombre. Ha de ser así y bueno. No sé si estaré ciega, sucede. Eso es todo.

_ Podrás asentarlo en algún lugar, ¿llegarás a ser feliz con él?

_ Ulm… dicen que es difícil, ellos no tienen un lugar fijo, hasta que se retiran

_ No das pena, lo sabes Natalia, y te has buscado lo que tienes. Más bien te veo alocada, muy ardiente y sin sentido, ¿tan angustiada estás, tanto necesitas a un tío a tu lado? A qué precio vas a pagar esa factura.

_ Va con el mensaje de que no quiere compromiso, lo que quiere es viajar y ganar dinero para reponerse de su situación.

_ Y tu muy modosita, lo aceptas sin más ¿Sabrá reconocer que le quieres?

_ Si vuelve pues allí esta ella_, continuó tratándose como si hablara de otra mujer_,  con sus ideas, su postura. Estoy tranquila a esta hora lo tenemos claro

_ Sabe Dios lo que estarás sufriendo y fingiendo, porque no creo que tú, no hayas pensado en las consecuencias que te pueden albergar.

_ Me quede pensando en todo  y como  te dije: lo llevo claro y lo tengo chungo.

_ No puedo ayudarte más. ¿Eres ciega, o lo finges?

El viaje tocaba a su fin, la estación de Morella estaba cerca, Glenn descendía allí para tomar transbordo en un bus que le acercaría a su destino, Natalia, continuaba y se despidieron como amigos, que lo eran.

_ La semana próxima te escribo y acabas de contarme como acaba este folletín que parece sacado de los cuentos de Calleja, ¡Siempre que te apetezca claro! Le dijo Glenn cuando le arrancaba otro beso de sus labios.

_ ¿Dónde vas Glenn? ¿Puedo ir contigo? ¡Por favor!

_ ¡No! Aquello es pasado y no volverá. Te llamo Natalia y te escribo_ Levantándose y tomando su maletín bajó del vagón y por la ventana observó cómo se mortificaba Natalia, mientras el tren comenzó cansinamente su marcha hacia ninguna parte




sábado, 29 de marzo de 2014

El Ictus de Lupe


Era una señora madura, pero con un físico de los que incluso quitan el resuello. Rubia de ojos claros, cuidada, alta y bien parecida, acostumbrada al gimnasio diario para fortalecer sus flojas cumbres y con ese acento puesto en la cresta de querer disfrutar de aquello que el destino no le había proporcionado a pesar de su cincuentena larguita de años.

Guadalupe una bella mujer de las de autentica ilustración, que a pesar de los sinsabores del diario y común de los acontecimientos y la falta de afán por parte de los que la rodeaban. Sin prestarle el más mínimo argumento, supo abrirse en su interior y no pecar de ignorancia y ver la belleza de aquello en que aún creía.

Comercial de Marketing y especialista en la venta a clientes selectos de apartamentos nuevos y usados en el Distrito Federal y el área metropolitana de la capital Mexicana. Casada desde hacía más de veinte años con Adolfo, con un hijo fruto de la pasión de una noche conyugal.

Matrimonio desavenido como tantos, y que sus antagonismos derivaban de la falta de amor. Ese caprichoso que a base de disparates se escapa para no volver jamás y dejar una especie de misterio que levita entre los antepechos de la pareja
Lupe había llegado al fin de un trayecto y estaba dispuesta a afrontar su viaje final de una forma agradable y satisfecha. Tras haber degustado la parte amarga de la misma, y admitiendo todos los requisitos que la propia existencia le había puesto en su camino, pretendía a partir de ya, viajar, ver mundo, sobre todo recorrer Europa y disfrutar de los buenos manjares de reconocidos restaurantes, acompañada de sus amigas, que eran en definitiva quien en el último tiempo le hacían reír.

A pesar de que ella se sentía y admitía sus anormalidades, cumplía con sus obligaciones. Algo había en ella que le faltaba desde hacía muchos años, tras la crianza de René, su hijo, se había quedado tan vacía como inerte. Solo tenía para aferrarse y no volverse loca,  su propio empleo, sus galanteos con los compañeros y clientes guapos.

Era el único afecto que tenia para sentirse querida, considerarse guapa y atractiva.  Con lo que hacía de su profesión un sustento de lo material y de lo subliminal, que todo ser humano necesita. Ella en todo momento comedida y elegante, no osaba en protagonizar escenas lujuriosas que le pudieran llevar a la llamada al orden por parte de sus jefes que la tenían muy bien considerada, por su físico, por su persona y además por lo que para ellos les era más importante por sus ventas, fuera de toda duda una emprendedora y una cerradora de negocios finales hacía que sus corretajes, sus beneficios y comisiones fueran modelo y remate de buen hacer.

Adolfo su marido frecuentaba la bebida, el juego y las putas. La excusa que aducía el conforme esposo era la de padecer celos por ella, por perderla, porque lo dejara de amar, cuando aquellas borracheras y aquellos malos tratos, se salían de tono cada vez con más frecuencia. Sin atender la exclusividad de su alcoba, dejándola excitada a pesar de ver que su temperatura corporal aumentaba. Con los correspondientes cosquilleos en sus zonas erógenas. Con ganas de amar en repetidas ocasiones y con el deseo escapándose sin remedio por el quicio de la dependencia alcohólica.

Le reprochaba a menudo que le echara en cara todos los defectos que acumulaba, que esa ansiedad a él, le abocaba a celos enfermizos, que su adicción a las variadas corruptelas no eran vicio, ni adhesión ni dependencia y lo hacía porque creía la iba a perder, que no le daba horas de ilusión ni complacencia en la cama, que todo en ella era fingido y atónito y que le había robado el deseo de poseerla, lo tiene contaminado con la anorexia sexual y por ese motivo no la toca.

Desde hacía años había sido suficiente amigo de las botellas de tequila José Cuervo, como para que el alcohol de su interior, se le adosara a sus venas y eso le hizo perder sensualidad, deseo, apego y contacto con ella.  La relación de pareja para Adolfo con Guadalupe, convertida en rutina, añadida a sus muchas salidas con prostitutas y la ayuda de las anfetaminas y drogas fue una de las peores cosas que le pasó al componente sexual.

Su hijo René, ya mayor, miraba a su madre desde un prisma cambiado. Sin entender que les pasaba a sus padres, creyendo por ser lo más fácil, que entre ellos había infortunio, pero que todo seguiría la marcha de los sucesos sin alteraciones ni cambios. Conocía las aventuras de su papá, pero entendía que para un alcohólico no hay  medicinas posibles ni apaños viables que eviten esa adicción y que su madre toda la vida lo soportaría, como hasta ese momento había hecho. Seguiría dejándose insultar y vejar. Era su penitencia de años y cuando Adolfo, volviera de la calle cargado, ella acostumbrada continuaría disimulando.

Uno de aquellos viernes en los que las gestiones estaban más apuradas por falta de tiempo en hacer nuevos contratos, visitas con clientes a los diversos escenarios del parque de departamentos de la ciudad, conoció a Críspulo que se lo había presentado a su vez Indalecio, un compañero de la oficina, el cual en ese momento no podía atenderle y para no perder la gestión se lo derivó a Lupe, en una práctica habitual entre colegas para evitar que las ventas se perdieran y fueran a parar a la competencia. Este señor estaba interesado en la compra de un departamento de dimensiones no muy amplias en el distrito de la ciudad.

Críspulo se dedicaba a hacer viajes de negocios entre Madrid y México, por motivos de negocios, derivados del mundo de la publicidad,  era un tipo bastante atrevido y sin miedos estereotipados, con el que enseguida entró en detalles profesionales dada la empatía, por las coincidencias que existía entre ellos.

Esa misma noche y para celebrar la venta del departamento en la zona de Narvarte muy cerca del centro comercial  y disfrutar de los pingues beneficios de la comisión, Guadalupe invitaba a sus colegas de la oficina, y por supuesto a Críspulo, ya que estaba en el Distrito Federal, sin compañía y sin amigos.
Un coctel fue lo degustado, saliendo al final cada uno para sus destinos excepto Lupe y su cliente que a petición de este fueron a cenar, tranquilos para acabar de concretar la forma y conveniencias de compra, ingresos bancarios y demás cuestiones pecuniarias.

Reservaron mesa en el restaurante “Mi Gusto es”, en la zona del mismo Narvarte, Diagonal San Antonio, en la que cenaron de forma excepcional con un vino español extraordinario Marqués de Riscal. Pescados y mariscos al mejor estilo de la cocina de Sonora y Sinaloa, destacando los buenísimos tacos de pescado y marisco, las tostas y el  molcajete, además de los cocteles y caldos sugeridos. Una velada extraordinaria y beneficiosa para Lupe si no hubiese sido por la indisposición súbita que acaeció.

Un desvanecimiento y un imaginado corte de digestión llevaron al hospital Central de aquella zona a Guadalupe Coronas, con la clásica prisa de urgencia, y los momentos de nefasta calamidad para Críspulo Rendueles, que de buenas a primeras tuvo que hacer de buen samaritano, y buscar entre sus documentos su teléfono para dar el aviso de la contingencia a su familia.

Los médicos diagnosticaron que el accidente fue ocasionado por un hematoma o tumor interno en la cabeza que le presionaba cierta parte del cerebro, que hacía meses se le habría ido desarrollando sin el menor de los avisos, manteniéndola al frente de la vida normal, hasta que esa noche le produjo el “break” en su cena. Cuando igual comenzaba o podía ser el principio de algo extraordinario en su vida.

Tras las operaciones quirúrgicas de gravedad a las que fue sometida la buena de Lupe, con el riesgo de la pérdida de su vida, se le diagnosticó un Ictus cerebral, Hemorrágico, producido por la rotura de un vaso sanguíneo.

El Ictus cerebral le interrumpió a Guadalupe el normal  flujo sanguíneo al cerebro y su consecuente aporte de oxígeno, el mínimo indispensable que necesita para funcionar, y su efecto y gravedad registró la intensidad en la zona cerebral afectada, siendo un episodio agudo afectando sus funciones del sistema nervioso central quedándose todas ellas afectadas.

Le salvaron la vida en el centro hospitalario, en último extremo, sin embargo quedó tan afectada de salud, que jamás llegó a reconocer a Críspulo, el que sigue viviendo en la zona de Narvarte muy cerca del centro comercial  y disfrutando de su departamento cuando vuelve a México procedente de España




miércoles, 26 de marzo de 2014

No se retire, en breve...



El teléfono de su domicilio sonó repetidamente hasta que Romina lo descolgó tras salir precipitadamente de la ducha
_ ¡Dígame!
_ ¡Buenos días! Es el domicilio de Romina Sukowa
_ ¡Sí! ¡Así es! que desea
_ Buenos días señora, somos los revisores de TEPESA, y era para concretar la hora para pasarle a realizar el mantenimiento de su instalación de gas y calentador domestico.
_ ¿Cómo? y eso quien lo ha solicitado a ustedes
_  Imagino que eso les entra en póliza y como le decía somos los mantenedores de la empresa TEPESA y era para concretar la fecha y la hora del mantenimiento. 
_ Oiga, me está usted hablando de un tema que no tenía ni idea, pero ni remota idea, yo he pasado la revisión de mi instalación hace menos de un año y no entiendo como queréis volver a repetir la revisión
_ Señora, usted tiene contratado por póliza este sustento y nos han pasado los comerciales aviso para que les efectuemos la revisión del mismo.
_ ¡¿Yo?!  ¡Oiga!  Yo no he contratado nada a sabiendas. A no ser que uno de esos vendedores camicaces que tienen en su compañía, me lo haya colocado sin casi informarme y de forma torticera.
_  ¡Señora no se altere!  De momento retengo esta intervención hasta que ustedes aclaren con la Cía. lo que tienen en contrato, como imaginará nosotros no podemos conocer si lo tiene concertado o no, solo cumplimos unas hojas de ruta que nos pasan y nada más.
_ ¡Un momento!, pero como se atreve a decirme que no lo sabe, si son de la misma firma.
_ ¡No lo sé señora!, lo único que puedo decirle es,  si usted quiere que le pasemos a hacer el mantenimiento, nos diga la fecha y lo hacemos.
_ Lo que yo quiero es que ustedes me anulen ese servicio que no me interesa absolutamente
_ Señora Sukowa yo no puedo anular nada. Ha de ponerse en contacto con mis compañeros de TEPESA, los comerciales, para que ellos le anulen el servicio o le acaben de aclarar las partidas del contrato.
_ Me está proponiendo que yo me moleste en anular un servicio que nunca me interesó_, muy nerviosa Sukowa_, que jamás solicite y que por arte de magia lo estoy pagando en mi factura del consumo del gas ¿sin saberlo?
¡Haga el favor de darme el teléfono! y a quien debo dirigirme para aclarar este embrollo_. Replicó con mala leche la señora Sukowa.
_ Llamando al número de Atención al Cliente de TEPESA, o bien entrando en la página web de la compañía. ¡Muchas gracias y buenos días!_ El comunicante del mantenimiento, finalizó la conversación.

La declaración se cortó al instante, y Romina exaltada al teléfono, desnuda al habérsele caído a los pies la toalla de baño, encima de un charco de agua residual que se había escurrido de su propio cuerpo, quedando en el suelo del salón. El cabello mojado impregnado de jabón ya apelmazado y con el humor de una loba hambrienta.
Volvió al baño y acabó su ducha con el suministro del gas que proporciona la compañía TEPESA  la que pretende con sus criterios sacar un poco de aquí y de allá sin _en muchas ocasiones_ el perfecto conocimiento de los clientes, que bien es verdad solo se encargan de ver en las facturas la cifra del pago.
Romina, sin llegar a creerlo, y ya secándose el cabello, conteniéndose el cabreo por la forma en que la compañía suministradora se estaba haciendo con la totalidad del servicio de electrificación y de gas en aquella zona. Usurpando el suministro a la empresa domiciliaria de toda la vida CASILANA DE GAS, que jamás había dado el mínimo problema.
Tuvo que serenarse y acabar de vestirse y de iniciar un complejo peregrinaje para abortar aquel pago que sin contratarlo había descubierto gracias a los propios mantenedores de las deficiencias en las cañerías.

Entró tranquila en la página web de la multinacional, se podía contratar cualquier ampliación de póliza, hacer cambios inesperados con coste adicional, dejarte adulterar con alegría, información sectaria de la empresa ¡Todo!

Todo menos dar de baja ninguno de los productos que ya tenias contratado.
Para ese menester tenías que pasar por sus conductos de solicitud de baja, y las clásicas esperas a las que te pudieran someter, sus normas, sus caprichos y su desvergüenza. Un par de números telefónicos indicados en contacto con la asistencia al cliente y poco más.  En letras minúsculas, y escondido dentro de la pagina publicitaria un “intro” _ un destino_  con las direcciones físicas más próximas al  domicilio de la delegación de la empresa, por si necesitase personarse en las oficinas oficiales de la empresa.

Romina creyó;  siendo las diez y cuarto del día, era buena hora para intentar hablar con las señoritas del auxilio. Las becarias de atención al cliente y tras haber tomado su desayuno;  se dispuso a contactar. Marcó el famoso ochocientos, ese rango de teléfonos que nunca sabes si te facturan la mitad del tiempo o es gratuito, aunque con las esperas, siempre pagas de más, por aquello de la música, te paso, te cojo, te mando, te atiendo y se corta la llamada…   y vuelve a empezar.

Un par de tonos de espera y el saludo informático y grabado de la empresa: ¡Gracias por llamar! al servicio de Atención al Cliente de TEPESA… en breves instantes atendemos su llamada. Por razones de seguridad, su conversación puede ser grabada.
Una vez finalizada la retahíla de la exposición, nos regala la misma composición cambiando de idioma_ mientras Romina, ya comenzaba a cargarse de forma negativa e inconscientemente, le sobrecogen palabrotas, recordando al jefe de la tal TEPESA y a la madre que lo matriculó_. Tras esa formidable bienvenida nos dice el disco grabado con música ambiental.
_ Si quiere ser atendido en castellano pulse uno, si quiere ser atendido en catalán pulse dos.
Romina simplemente quería ser atendida, sin tanta mierda escuchada, sin tanta melosidad falsa facturada, sin tanto boato. Al borde de perder los nervios, ver que el tiempo pasa y que lo facturan y que han sucedido diez minutos y nadie humano, nadie personal, atienda, te come por dentro y te dan ganas de colgar.

…¡Craso error!   Si lo haces vuelves a purgar todo aquel cuento y aquella estafa educada. Teniendo que comenzar desde el comienzo.

Subrepticiamente y sin dar crédito a lo que le estaba pasando a la señora Sukowa, entra la publicidad, con una voz agradable le anuncia si conocen la tarifa “Cucha” como puede resolver cualquier gestión de forma rápida, las ventajas de tenerlo contratado y del bienestar de las novedades de_, TWO y ONE_, que da a los hogares la tarifa “Cucha ONE” ahorrando la mayor parte del importe y siendo ideal para personas con poco tiempo, por las muchas ocupaciones diarias que se tienen.

Sin dar respiro vuelven los tonos de llamada. Tres tonos;  tres uno tras otro, tono de comunicación_ Romina piensa, ahora me toca_ y salta el disco de nuevo diciendo
_: En breves momentos, le atenderemos, no se retire por favor_, vuelve el silencio y tres tonos más.
_ En breves momentos, le atenderemos, no se retire por favor_. Once minutos llevaba Romina esperando, sentada, mirándose las uñas, esas que si pudiera clavaría a alguien de TEPESA, con el modo ¡Alegría!

De buenas a primeras, o por azar, aparece una vocecita femenina que dice muy a lo lejos
_: ¡Buenos días! Soy Teresita que puedo ofrecerle, ¿Con quién hablo? Dígame su nombre para poder dirigirme a usted.
_ ¡Romina!, me llamo Romina Sukowa_, dijo con alegría, tomando de nuevo la iniciativa la voz de Teresita.

_ Buenos días Romina, dígame en que puedo ayudarle para resolver sus dudas y trataré de solventar sus preguntas atendiéndole como merece.

_ Quiero dar de baja una prestación, que me habéis colocado sin solicitarlo.

_ ¿Dígame su documento de Identidad?  Y la dirección desde donde se asiste esa asistencia.

_ El número de mi DNI es el cuatro, cero, cero y…_ siguió relatando la tabla cardinal y le adelantó la calle desde donde hacía la llamada_ cantó Romina, sin pausa, con seguridad y muy atenta.

_ ¿Qué tipo de prestación quiere dar usted de baja o anular?

_ Deseo dar de baja la contrata de mantenimiento y reparación del gas_. Dictó seriamente la señora Sukowa, sin contemplaciones.

_ Según indican las condiciones de su póliza_ apuntó Teresita, con su voz de pitilla colada_, ustedes tienen contratado este capítulo desde hace diez meses y está aceptado por el titular del contrato. Le adelanto que en caso de darse de baja de esta partida, ustedes deberán seguir pagando la cuota establecida al mes por haber aceptado esta condición por el periodo de un año.
Todos los datos aportados por usted son correctos por lo que ahora les paso con mis compañeros de la sección comercial, para que ellos procedan con la baja solicitada por usted.

Aquella cuña grabada de bienvenida, salta de nuevo al auricular de Romina y queda a la espera de comunicar con los comerciales.
_ En breves momentos, le atenderemos, no se retire por favor_ la música de fondo suena dulcificando la tristeza que le aborda a Romina.

_ En breves momentos, le atenderemos, no se retire por favor_ La voz grabada, se escuchaba por el auricular de la señora Sukowa. No había nada que hacer, aquello es un disco registrado y nadie te atiende. A pesar de eso Romina, comenzó a insultar a todo bicho viviente en voz alterada_ Cabrones, que sois unos sinvergüenzas, no me extraña que tengáis tanto beneficio en vuestros negocios, nos estáis engañando a todos los usuarios y nadie pone fin a esto.
Si la llamada se grababa desde el principio, el que hubiera escuchado aquellas alegrías, se le habrían puesto los bellos de punta, porque les bautizaba de forma genérica y en grado despectivo, con saña y con desprecio.

_ En breves momentos, le atenderemos, no se retire por favor_ seguía desquiciantemente el disco. Poniendo cada vez más de los nervios a la mujer que tan solo quería dar de baja una partida de una póliza del contrato.

_ En breves momentos, le atenderemos, no se retire por favor_ Sin cesar esta grabación cumple con su cometido.

Pasados los preceptivos dieciséis minutos, escuchando aquella música y el mensaje cansino que pedía calma, que nadie se retire ya que los dígitos del teléfono ochocientos…  sigue cobrando, la mitad de la llamada o en el peor de los casos la totalidad de la misma. Con la suerte de que en breve nos atenderán se corta la comunicación sin más.

¡Coño!     ¡Se ha cortado esta mierda!  No me lo puedo creer. ¡Tendré mala suerte! _dijo Romina_. Pensando en que las dos horas que lleva al teléfono, no han servido para absolutamente nada, si no para descentrar los nervios de la dama comunicante y pagadora de las facturas que la empresa puntera TEPESA, tenga la gana de cursarle.

Aquella canción se le quedó en la mente.

_”” En breves momentos, le atenderemos, no se retire por favor””-

Romina se queda con un palmo de narices con la palabra en la boca…. pensando: ¡Será una casualidad, o es una idea comercial, para joderte un poquillo más!

Colgó su auricular y se concienció que ella y toda la población en general_, siempre hay algún afortunado_, estamos en manos de bastantes sinvergüenzas que  nos torean y hacen y ponen las leyes a su antojo, sin que nadie ¡Nadie! nos defienda. Por muchos defensores que nombren y existan.





martes, 25 de marzo de 2014

Rotundo




Tengo ganas de llorar
en silencio y soledad.
Intento llegar a cambiar
tanta mentira por verdad

Parezco un hombre ejemplar
sin tacha sin menoscabo.
Por tanto querer enmendar
lo que comienzo no acabo

Creo que no puedo disfrutar
en este lado del mundo.
Aunque algo deba cambiar
Todo lo siento rotundo.

Mi referente exterior
pinta de atento y pomposo,
presumido y  superior
solo queda en bochornoso.

Tengo ganas de llorar
sin gemir ni espectadores,
para  mi adentro implorar.
Soy de aquellos pecadores.

Parezco hombre valiente
cuando demuestro mi encanto,
si me asustas de repente,
todo se transforma en llanto.

Quiero ganar confianza
sin levantar mi sospecha.
Me subiré en la balanza
conseguiré mi cosecha.

Es tan difícil ser justo
que pretendo conseguirlo,
aunque a menudo me asusto
por pensar en adquirirlo.

Tengo ganas de llorar
por invadirme la pena,
quizás no pueda expresar
por dentro va mi condena.

Parezco un hombre vulgar
por mostrarme tan sincero,
¡A mí! No me puedo engañar
porque escribo lo que siento.